Cuando el periodista sí es la noticia

 

 

Para CLARIDAD desde Damasco

 

Los profesores de periodismo enseñan que el periodista nunca debe ser la noticia. Es una norma que últimamente he violado con alevosía, pero que en este caso debe ser un bofetón para los dogmáticos y amantes de las reglas estrictas.

Este jueves por fin llegué al Ministerio de Información sirio para recoger mi permiso de prensa y poder ejercer de periodista en Siria los próximos días.

En el ministerio no hablaba nadie inglés y los que vamos sin traductor estamos vendidos, pero siempre hay fixer de otros compañeros o colegas que hablan árabe que siempre echan una mano.

En esta ocasión, mi ángel de la guardia fue un periodista francés que habla árabe, inglés y español además de su idioma materno. Él estaba sufriendo el mismo proceso kafkiano de saltar de oficina en oficina para volver al comienzo. Pudimos los dos ir pasando fases del proceso gracias a su dominio del árabe y su generosidad conmigo.

En un momento dado, cuando ya parecía estar todo listo y solo esperábamos a que finalmente nos dieran el papelito, pude conectarme a internet y consulté el grupo de logística de periodistas en Siria. Estaban hablando de que el día anterior, soldados del Ejército israelí habían detenido por horas a un abogado sirio que suele ayudar como fixer y al periodista francés Sylvain Mercadier en territorio ocupado de los Altos del Golán. Le enseñé el teléfono a mi salvador preguntándole si había visto la noticia.

Ese soy yo, me dijo y, sorprendido, le pedí que me contara.

Un grupo de periodistas estaban filmando el día anterior a una veintena de soldados israelies simplemente caminando por las calles de la población de Al Hamidiye.

El periodista francés ha sido testigo en otras ocasiones de cómo los soldados israelíes cortan los cables de electricidad y entran en las casas atemorizando a la gente y traumatizando a los niños.

Los militares les obligaron a parar de grabar y ordenaron borrar lo que habían registrado hasta el momento. Los periodistas obedecieron.

Los soldados empezaron a sacar todas las cosas del vehículo de los periodistas y encontraron una computadora portátil que quisieron confiscar. El abogado Mohammed Fayyad, trabajando como fixer para Silvain, protestó y lo detuvieron. Sylvain quiso defenderlo y lo detuvieron a él también

“Estábamos perfectamente identificados como prensa. Nos interrogaron brutalmente, nos golpearon y estuvimos unas cinco horas con las manos esposadas a la espalda y los ojos vendados tirados en el suelo”, recuerda Sylvain, que muestra los moretones de sus muñecas y en las piernas.

“A mi compañero le dieron un culatazo en la nuca, rompían cristales a nuestro alrededor”, añade.

Dice que no tenía miedo porque justo antes de que le quitaran el teléfono vio que ya los compañeros se habían movilizado y Reporteros Sin Fronteras había emitido un comunicado. Así que sería cuestión de horas que los liberaran.

“Solo querían intimidarnos, evitar que hagamos nuestro trabajo, y presumían de que en dos horas las tropas israelíes llegarían a Damasco”, explica el periodista multidisciplinar que trabaja para diferentes medios árabes y franceses.

Después los dejaron en un camino en medio de ninguna parte.

Asegura que los soldados les robaron doscientos dólares a Mohammed. También les quitaron todas las tarjetas de memoria y SIM, y le intervinieron el teléfono y no le funciona. Sylvain está todavía sin celular.

El Ejército israelí emitió un comunicado asegurando que no los habían tratado mal y que los periodistas no habían seguido sus instrucciones y que por eso fueron amablemente retenidos.

A Sylvain le molesta que en Francia se hayan dado las dos versiones como si las dos tuvieran el mismo peso, cuando ya todo el mundo sabe el valor que tiene la información propagandista del Ejército.

Varios grupos de periodistas que habían puesto la antena de oreja mientras Sylvain me contaba quisieron entrevistarlo en ese momento. Sylvain no había podido ducharse desde que lo arrestaron el día anterior y cuando nos volvimos a encontrar por la noche no lo reconocí. Parecía otra persona, relajado, con la cara lavada y el pelo suelto.

El periodista independiente francés tiene quince años de experiencia en el Medio Oriente, especialmente trabajando sobre los kurdos de Siria e Irak. Ejerciendo su trabajo, ha sido arrestado también en Turquía y en Yemen.

“A pesar de toda esta presión, estamos determinados a seguir el trabajo y pienso que esta historia es una fuente de inspiración para otros periodistas”, defiende.

 

 

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