Cuatro poemas de Moon Rodg

Cómo Ni porqué

Y qué tal

si tras largos años vividos

no quedara sino la intuición

de que todo fue mentira

y te tocara

justo ahora

comenzar.

Ese peso enorme

ya no existe

ni deudas

ni ataduras.

Tampoco aquella habilidad

para hacerte el cuento

y explicártelo todo

según soplara el viento.

Olvídate del género, del gremio,

del estado civil, del apellido,

del credo, del color, del domicilio.

Abres los ojos

frente a la página vacía

y tras varios segundos

completamente en blanco

consigues sintonía

y sigues estos versos

que línea a línea avanzan

uno tras el otro

sin que todavía

sepas bien adónde

ni cómo ni por qué.

P.R.O.M.E.S.A.

(fábula amoral)

sus mal reunidas siglas

su equivocado signo

–José María Lima

Incauto quien se incline

a darle el beneficio de la duda

al lobo que promete

salvar al cordero.

(Del agua mansa

líbreme dios

que de la brava

me libro yo.)

En lección magistral

de trabajo eficiente

siete lobos imperiales

cercarán su presa.

Después que las hienas

del patio se ceben

con las sobras que deje

el hermano lobo

buitres de la especie

del quebrantahuesos

lloverán llevándose

incluso la sombra.

P.R.O.M.E.S.A.

(fábula amoral)

sus mal reunidas siglas

su equivocado signo

–José María Lima

Incauto quien se incline

a darle el beneficio de la duda

al lobo que promete

salvar al cordero.

(Del agua mansa

líbreme dios

que de la brava

me libro yo.)

En lección magistral

de trabajo eficiente

siete lobos imperiales

cercarán su presa.

Después que las hienas

del patio se ceben

con las sobras que deje

el hermano lobo

buitres de la especie

del quebrantahuesos

lloverán llevándose

incluso la sombra.

LA PENA

Lo siento

señores,

no puedo conceder

lo que me piden.

Permítanme explicarme;

tampoco es que no encuentre

loable la intención.

(De buenas intenciones

está empedrado el camino

bla-bla-blá.)

Entiendo que la ayuda

que encarecidamente solicitan

exige meditarlo.

Habiendo examinado

todo lo que cabe

concluyo

diciéndoles

que las incalculables negaciones

que sufre el intelecto

en busca de respuesta

son nada o casi nada

al lado de la pena

de tener

que decirles

que no.

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