La subversión de la dignidad del trabajador y trabajadora

 

Especial para En Rojo

 

Hoy en día, el 1 de mayo ya no debería llamarse «Día del Trabajo», sino «Día de la revalorización de la dignidad de los trabajadores». Hasta hace 50 años, esta fecha se celebraba en todo el mundo y el eje central era la dignidad del trabajo. De hecho, el capitalismo siempre ha vendido la idea de que dinero produce más dinero y el motor de la historia es el capital. Muchos trabajadores y trabajadoras arriesgaron su vida y sufrieron mucho para demostrar que no es así. De hecho, es el trabajo el que garantiza el sustento, la salud y la seguridad de la sociedad. En las Iglesias cristianas se decía: a través del trabajo, los seres humanos participan en la acción creadora del propio Dios.

En el mundo actual, las empresas subcontratan todo su trabajo y las condiciones de los trabajadores se hacen más precarias e inseguras. La robotización provoca que los seres humanos sean sustituidos por máquinas. La población de desempleados se multiplica casi permanentemente, lo que significa que son tratados por la sociedad como desechables, como denuncia el Papa Francisco.

Ya en el siglo XIX, Karl Marx denunció la inhumanidad de la llamada Revolución Industrial. En aquel tiempo, en las fábricas de Londres, el trabajo infantil era habitual. Los capitalistas reclutaban niños para jornadas laborales que llegaban hasta las 18 horas diarias. Los niños, preadolescentes, eran la mano de obra más barata y, por tanto, la élite se aprovechaba de ellos.

La legislación internacional prohíbe actualmente el trabajo infantil. Sin embargo, en toda América Latina y en el Caribe, niños y adolescentes siguen siendo víctimas de la explotación del trabajo. Lo peor de todo es que hoy eso se realiza a través de uso de la imagen y de la publicidad comercial. Esta puede ser más violenta y perniciosa que la industria del siglo XIX, pues no les obliga a trabajar doce horas al día pero se apodera de su imaginación. Actualmente, el gobierno brasileño ha promulgado un decreto que tipifica como delito el acoso y la publicidad que seduce a adolescentes y niños a practicar violencias contra si mismos o contra otros. En Brasil, una encuesta reciente reveló que casi 30% de los estudiantes más jóvenes afirman que sufren acoso con frecuencia y mismo en el ambiente de la escuela. Hay casos en los que se les persuade de hacerse daño para experimentar dolor e incluso llegan a sugerir intentos de suicidio.

La actual conmemoración del 1 de mayo debe retomar la idea de valorar no el trabajo, de forma idealizada, sino a las personas que trabajan. Incluso éstas no pueden ser vistas sólo como individuos, sino como clase trabajadora. Incluso con todos los cambios culturales que está viviendo el mundo, es importante darse cuenta de que la noción de clase sigue siendo relevante y en este momento reúne a todas las personas, jóvenes y mayores, que, en las más diversas actividades productivas, trabajan para ganarse la vida y para hacer de este mundo un lugar de paz, justicia y comunión humana.

 

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