Por Cándida Cotto/CLARIDAD
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Al igual que organizaciones, activistas, personas conocedoras del campo de la energía eléctrica en Puerto Rico que han puesto en duda los planes de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) de aumentar el uso de gas natural como transición a la energía renovable, el Instituto para el Análisis Financiero y Económico de la Energía (IEEFA, siglas en inglés) puso en duda que el primer proyecto del uso de gas natural, produzca los ahorros prometidos y que vaya a cumplir con el objetivo de mover al país hacia la energía renovable.
En su más reciente análisis sobre el particular (publicado el 29 de marzo) IEEFA indica que aun cuando ha reconocido que la idea del proyecto, de reforzar la generación en el norte con un contrato de gas natural a un corto plazo de 5 años, no es necesariamente mala, reiteró sus planteamientos sobre el contratista, los términos y la estructura del contrato, respecto a los cuales denunció “sugieren que la AEE no ha aprendido mucho de su historia reciente”.
Se refiere al contrato con la empresa New Fortress Energy (NFE), que suministrará gas y convertirá las unidades cinco y seis de la Central Palo Seco en plantas para quemar gas, además de desarrollar gas natural licuado.
Según trae a la luz IEEFA, las estimaciones oficiales de ahorro presentados por NFE, varían de manera amplia y son contradictorias con los datos propios de la AEE. El artículo de IEEFA una vez más suscrito por la analista Kathy Kundel, advierte de que en una presentación ante la Comisión de Bolsa y Valores, en Nueva York, en noviembre pasado, NFE, estimó que el proyecto generaría $ 285 millones en ahorros anuales. Mientras que la AEE ha estimado que el proyecto ahorrará $ 1.200 millones en cinco años ($ 240 millones por año) y $ 150 millones por año.
La analista anota que los supuestos de ahorro de la AEE requieren que las plantas se utilicen con frecuencia para generar electricidad. Pero denuncia que esto se contradice con el propio Plan de Recursos Integrados (PRI) de la AEE, presentado ante la Comisión de Energía de Puerto Rico (CEPR) el mes pasado, que proyecta que las unidades de San Juan no se utilizarán adecuadamente y no podrán generar esos ahorros.
Según IEEFA después de la conversión a gas, estas unidades aún no serán las más económicas en el sistema de la AEE, lo que debería reducir su uso y además el PUI requerirá de nuevas plantas de energía renovable y gas natural, que serán costosas de operar y, por lo tanto, reducirán la utilización de las unidades de San Juan. Si las unidades se usan con menos frecuencia, entonces el cambio de combustible generará menos ahorros.
IEEFA estima que la conversión de San Juan logrará menos de $ 100 millones en ahorros anuales en los primeros cinco años. Después de los cinco años iniciales del contrato, se proyecta que las unidades de San Juan se utilizarán aún menos, entre el 5% y el 41% entre 2025 y 2029.
“Este enfoque de ahorro mal pensado está en consonancia con la historia reciente de la AEE, que ha visto un desfile de iniciativas de ahorro mal documentadas presentadas por los consultores financieros de la AEE, con aparentemente poco seguimiento y sin informes de ahorros reales de estos proyectos”, denuncia la experta.
Otro aspecto que se analiza es que la estructura del contrato agrega más confusión al presupuesto no transparente de la AEE. IEEFA objeta que la AEE está tratando el contrato, como un contrato de combustible, pero incluye pagos a NFE por actualizaciones de costos de capital a las unidades de San Juan. En efecto esto significa que la AEE está tomando prestado el costo de capital y pagándolo a través del gasto de combustible. Este arreglo -dice IEEFA- es inapropiado por dos razones: Primero, porque es imposible saber cuál es la tasa de interés efectiva de la AEE para este “préstamo”.
Segundo, porque tratar los gastos no relacionados con el combustible como gasto de combustible es una violación a la ley de Puerto Rico que reglamenta a la AEE. La razón de esta ley se da porque la combinación de costos de capital en el presupuesto de combustible de la AEE confunde la verdadera condición financiera de la corporación y hace que sea más difícil verificar cualquier nivel de ahorro real de combustible del contrato al examinar el presupuesto.
No escapa al análisis denunciar que el panorama financiero general de la AEE se ha visto empañado por las malas prácticas de endeudamiento (incluidos los préstamos para pagar los costos del combustible y la falta de transparencia en el uso de los fondos prestados); auditorías financieras diferidas; no proporcionar los informes presupuestarios trimestrales requeridos a la Junta de Supervisión Financiera y Administración (FOMB siglas en inglés); incapacidad para justificar partidas presupuestarias (según lo señalado por la CEPR); e importantes “irregularidades” contables (incluyendo cientos de millones de dólares en castigos de cuentas por cobrar).
IEEFA repara de que, a medida en que la AEE se embarca en una serie de proyectos de contratación multimillonarios e iniciativas de ahorro exigidas por la JCF, al mismo tiempo que intenta regresar a los mercados de capital, es fundamental contar con una mayor transparencia y capacidad para realizar un seguimiento preciso de los ahorros presupuestarios.
Concluye que la AEE necesita alcanzar sus objetivos de ahorro de combustible para poder salir y mantenerse fuera de la bancarrota y que si no logra estos ahorros, será imposible realizar una nueva inversión en generación y transmisión, retención e inversión de la fuerza laboral y tarifas asequibles.