De Barrio Obrero a Venecia un paso es: Paseo por El orfebre demente de Jaime Córdova*

0. Un poema, una crónica, una ciudad, no son más que lugares. Sitios. A veces podemos decir cosas. Esta cosa reluciente, amarga, brillante gris, que se encuentra al lado del mar o lejos de la costa, según sea el caso. Uno las encuentra o las hace a su manera de vagar. Se toman o se dejan, como todas las cosas que uno encuentra en el camino en el que uno se encuentra a veces a sí mismo. Por una deformación profesional solo voy a hablarles de dos o tres cosas: poesía, crónica y ciudad. Resumo diciendo que son las ciudades de Jaime Córdova. Ponce, Morovis, Brooklyn, Madrid, Islas Canarias, Río Piedras, Luquillo, calle Sol, calle Loíza esquina Calma, y las imaginarias montañas de Madagascar, Estambul, Trieste, Venecia, por mencionar algunas.

Hay una cierta arquitectura en ellas y en todas un solar baldío, a veces tienen una casa con biblioteca y en la biblioteca libros. Como aquellos que quemó Balduino Enrico en San Juan, cuando los holandeses no pudieron tomar la isla, pero hicieron llorar por años al obispo Balbuena. ¿Cuántos poemas se habrán quemado allí? Y con cuantos se ha reconstruido y reconstruido ese islote azul de sal. Jaime Córdova nació en ese Viejo San Juan mucho después y ha visitado ciudades y barrios, como se ha dicho, desde la calle Loíza hasta las Islas Canarias. Alguna vez habrá estado huyendo. Aunque dice Kavafis: “La ciudad te seguirá a donde quiera que vayas”.

1. En el poema “El cisne” de Baudelaire, que sirve de punto partida a sus Cuadros parisinos, nos lleva con ojos sorprendidos a los orígenes de la idea de ciudad. El poema comienza con una imprecación: ¡Andrómaca!…y ahí está Eneas que encuentra a Andrómaca, viuda de Héctor, viviendo el destierro junto a Heleno, que ha construido una pequeñaTroya. Hay hasta un río mentiroso que se parece al que pasaba junto a la ciudad perdida. París es esa ciudad de la memoria y del dinamismo, la ciudad medieval que cambia a ciudad moderna a los ojos del poeta. París es en ese sentido un espacio perdido y un espacio nuevo, un carrusel nuevo y un París viejo. Se resume en dos versos:

El viejo París ya no existe (la forma de una ciudad

cambia más rápido, ay, que el corazón de un mortal.

2. Bolero fundamental que se baila pegado, unión de contrarios, la “forma de la ciudad” y el “corazón de un mortal”, son los ejes de la poesía moderna. Barrio y cambio, esquina y corazón, son por otra parte los tragos inagotables que se toma una figura a lo largo de todo el siglo XX sin que se alance una canción definitiva, un poema definitivo.

La mirada que traza el paisaje de Barrio Obrero al ojo del poeta que es Jaime Córdova elabora en el paisaje unos adornos de preguntas, como en el poema mentado de Baudelaire:

Bannaba nerviosamente sus alas enel polvo,

Y decía, el corazón lleno de su bello lago natal:

“Agua, ¿cuando lloverás¿ ¿Cuándo tronarás, rayo?

Para mí, ese cisne es el objeto, la cosa, lo mismo que la vellonera, apareciendo de repente en un rincón en un cafetín, como en “La vellonera de Santos:, que aparece en el libro Partiré canturreando, donde están esas crónicas de dulce melomanía que Jaime tuvo a bien regalarnos antes.

Y ustedes me van a perdonar pero no importa que género escoja Jaime Córdova, él tiene algunos de los mejores textos que jamás se hayan escrito sobre Santurce, o sobre cualquier barrio no importa donde.

A mi parecer, y estoy dispuesto a probarlo, no esta noche, pero el mes que viene, Jaime es tan buen escritor que escribiendo una crónica ha escrito uno de los cuentos más perfectos de la literatura puertorriqueña.

La crónica literaria generalmente se define como un género narrativo que le debemos al llamado nuevo periodismo inaugurado por figuras escritores como Truman Capote montado a caballo con la literatura. Lo real y lo imaginario contado con herramientas de investigador y poeta. El cronista mexicano Juan Villoro la define como “el ornitorrinco de la prosa”, Y yo no tengo dudas de que en este país no hay criadores de ornitorrincos o cronistas mejores que Córdova.

Por dar un ejemplo, ese Partiré canturreando en el que se puede leer el cuento perfecto: La verdadera muerte de Daniel Santos. Un relato perfectamente literario y genialmente periodístico.

Pero este libro de poemas, El orfebre demente trasciende la crónica por un efecto: la poesía. La poesía como en el cine se dice “efectos especiales”, que eso es el verso y esa densidad tropológica, esa búsqueda sin contemplaciones de la belleza. A mí me gustaría decir que el poemario participa en cierto modo de ese trasfondo de todos los textos de Córdova, no importa el género, el trasfondo sonoro, la música que escuchamos detrás o junto con las palabras.

Qiero decir que leí en este libro muchos tonos, pero quiero detenerme en uno solo. En una sonoridad, que es el bolero. Yo creo que después de leer a Jaime Córdova uno está preparado para hablar de la fenomenología del bolero. Y en la poesía de Jaime hay una macroestructura musical vinculada a la experiencia, dibuja el amor tal como sucede, acudiendo a la memoria y al recuerdo, que no son lo mismo. Como en los boleros.

La poesía de Jaime quiere enunciar la experiencia amorosa pero esta siempre anda por lugares que escapan a la realidad, instaurándose en la fantasía, en la alucinada esperanza del enamorado hasta el despecho y en alguna ciudad o barrio que contiene toda esa enunciación. Casi como si el barrio o la ciudad fuesen o existiesen ahí, en la crónica, en el cuento, en el poema porque uno está enamorado de ese lugar..

El orfebre demente se escribe a partir de preguntas sin respuesta que nos hemos hecho desde que la humanidad es humanidad, como nos dice el siempre lúcido, Guillermo Restrepo H., ¿Qué hago aquí? ¿Por qué tanto misterio? ¿Preguntar está prohibido? ¿La ignorancia es premio o castigo?

Los primeros poemas del libro son eso, un acercamiento lírico, acariciando en un modo de misticismo con luces de alcohol con el aroma de las preguntas:

¿Por qué la caligrafía del rayo

no muestra sus manos?

¿Por qué no ha terminado

la reunión de los silencios?

¿Por qué permanece invisible

el veneno de la adelfa?

¿por qué no me dejé confundir

por el idioma de las nubes?

¿por qué el tránsito violeta no adelanta su visita?

(p.11)

¿Con la cremación se evade el juicio?

¿Cuándo se conocerán las palabras pronunciadas

en las riberas del Ganges?

¿Podemos leer el archivo de las predicciones?

¿El orfebre acepta visitas de peregrinos?

(p.15)

Y entonces el hablante lírico interviene y te contesta o no te contesta.

Hermanos, estos son ejemplos

de incertidumbres turbias,

distracciones innecesarias,

vanidad de querer ser sabio.

(p.15)

Se trata de un testimonio sobre lo que sucede en el amor a través de las palabras y las miradas atravesando lugares/paisajes, unas instancias bolerísticas que involucran al sujeto que ama, al ser amado/la ciudad amada y al mundo isla. Porque hay par de poemas de imaginar esa fulguración que es la patria. Una realidad particular que se universaliza. Narra su propia historia similar a la del otro. Opera de la misma forma que el bolero. La dialéctica de la confesión y la confusión, de la declaración y el ocultamiento, el enamorado necesita la materialización de un significante que remita a una valoración significativa. Y esa ciudad, ese barrio, ese rincón que se revive en el recuerdo:

Barrio Obrero

(…)

hoy he venido a verte,

a saludar los fantasmas de tus esquinas.

Pedirles de regalo dos o tres oraciones.

Casi no te conozco, Barrio Obrero.

Ahora vecindario de balcones apagados.

La pantalla que no calla

te robó las noches,

cerró tus cuatro cines,

desterró de tus calles

la casualidad de un encuentro.

(…)

Barrio Obrero, este es un saludo nublado;

tengo espejuelos de aumento

y guayabera de las guácaras.

Pero todavía yo te quiero

como a un bello bolero casi olvidado.

De aquellos que se bailaban

en tus salas de linóleo.

Y creo que si sigo hablando más lo daño.

*Un versión más larga de esta nota se leyó el 7 de febrero de 2019 en la presentación del libro El orfebre demente en Zayas, placita Roosevelt, ese Aleph. Bibliografía disponible.

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