En Rojo
Director:Ken Loach; guionista: Paul Laverty; cinematógrafo Robbie Ryan; elenco: Dave Turner, Ebla Mari, Claire Rogerson, Trevor Fox, Chris McGlade, Col Tait, Jordan Louis, Chrissie Robinson, Chris Gotts, Jen Patterson.
Gracias al Festival Internacional de Cine de este año (29 de agosto-4 sep), el público pudo ver el + reciente filme del director inglés Ken Loach, quien comenzó hacer su cine independiente en 1967 con Poor Cow y desde entonces no ha cambiado su temática: los desafíos de la vida diaria de la clase trabajadora tanto en el Reino Unido como el resto de las sociedades occidentales capitalistas. Algunxs dirán, pero dale con el mismo tema, pero lo que no entienden es que cada filme es una historia tan humana y real que nos conectamos de inmediato. Algo que hasta los que habitan el reino del cine en Cannes valoran al invitar la participación de 15 de sus filmes y premiar dos de ellos con el Palm d’Or (2006, 2016) y el Premio del Jurado (1990, 1993, 2012), otro Mejor Actuación (2000), otro Mejor Guion (2002) y ganar los premios FIPRESCI Y ecuménicos y del público en casi cada festival. Ha participado, sido nominado o ganado, a través de su extensa carrera, el César de Francia, el Goya de España, el Coral de La Habana, San Sebastián, Berlín, BAFTA, Venecia y Premio Mejor Filme de Europa.
Como excelente director que quiere transmitir la realidad de la calle a la pantalla grande para que las supuestas pequeñas historias se conozcan por el resto de las poblaciones, The Old Oak/El viejo roble comienza con una escena reconocible en Europa: la llegada de refugiados en su mayoría provenientes del cercano Oriente y países africanos a ser acogidos temporeramente en pueblos pequeños y muchas veces despoblados de habitantes europeos. En el condado de Durham al noreste de Inglaterra, pueblo próspero de minas de carbón que una vez fue, los jóvenes, adultos y viejos que todavía permanecen porque es el lugar donde nacieron y crecieron, ven a los refugiados como sus enemigos. Este discurso puede sonar muy parecido al trumpiano y sus seguidores: el gobierno no puede controlar sus fronteras y utiliza el presupuesto para proveerle a ellxs lo que no se dignan hacer con sus propixs ciudadanxs. Lxs ven como inferiores, mendigxs, posibles criminales y aprovechándose de un gobierno liberal/socialista/comunista. Loach ofrece un cuadro muy diverso de los residentes de Durham y dedica una gran parte de su filme a explorar el pasado del pueblo y en el presente el resentimiento y frustración de los residentes. Interesantemente, los que expresan su negatividad para aceptar cambios y para ver a los recién migrados como seres humanos con + necesidad que ellos mismos, son los hombres.
Las mujeres no parecen tener tiempo para ir al ‘pub’ The Old Oak a recordar los viejos tiempos—que nada de bueno eran porque había que trabajar duro y pasar por muchas frustraciones para conseguir algo suyo—o quejarse en grupo de los migrantes y el gobierno y repetir las mentiras que fluyen por el internet. Mientras tanto, Laura y otras mujeres del pueblo se unen a una ONG para proveerle lo básico a los migrantes, otra trabaja par de horas en el ‘pub’ y están + abiertas a conocer + de la condición de estas familias desplazadas por la guerra, en este caso específicamente de Siria. La historia gira alrededor de TJ Ballantyne, dueño del ‘pub’, que heredó de su padre y que se ha propuesto que permanezca abierto—al menos la parte principal de la barra—a pesar de no tener dinero para arreglos esenciales. Respeta el código de los bares locales de servirle la cerveza y los tragos a los clientes, escuchar sus conversaciones, afirmar con la cabeza cuando le preguntan su opinión y nunca involucrarse en temas divisivos. Por eso su ‘pub’ sigue siendo el centro de reunión de los que todavía permanecen aquí y recuerdan cómo formaron su comunidad.
Loach nos presenta algunos de los problemas + severos del pueblo: viviendas devaluadas, desempleo, falta de incentivos para los jóvenes estudiar, dependencia gubernamental, estancamiento e inhabilidad de imaginar un futuro mejor. Pero sí existe una historia de hombres trabajando en las minas, formación de colectivos, experiencias serias y violentas de huelgas e intervención gubernamental y una comunidad que se apoyaba en cada crisis para mejorar sus vidas. Lxs espectadorxs descubrimos esto cuando la joven Yara, la refugiada siria que se enfrenta a cualquiera que le falte el respeto e intente hacerle daño a ella, su familia y sus nuevas amistades, reconoce la sinceridad de este hombre extraño y solitario que está dispuesto a ayudarla y defenderla. Nada de esto es heroísmo, sino descubrir que todxs son seres humanos que con ayuda mutua todxs avanzan y ganan.
Conocemos a la comunidad de Yara—su familia inmediata de madre, hermanxs y padre desaparecido y conocidxs sirios—con sus historias de vivir el terror de un bombardeo continuo, arrestos y desaparecidos, falta de vivienda y modo de sustentarse. Aunque el filme recoge la situación siria desde la guerra de 2011 y acrecentada desde entonces por intervenciones tribales y de otros países, es casi como si nos refiriéramos a Gaza ahora mismo. Yara será la voz informativa de la situación política y social de la que provienen y esa violencia que narra contrasta con el empecinamiento de esta comunidad de crear un sentido de normalidad que les permita prevalecer. Tanto Yara como TJ tienen la experiencia y buscan puntos en común de cómo crear un sentido comunitario en tiempos de crisis. Como es la costumbre de Loach, la mayoría de los intérpretes, tanto sirios como ingleses, no son actores sino participantes de un proyecto que cuenta sus experiencias.
En las conversaciones que sostienen TJ y Yara, se puntualiza la importancia del ‘pub’ como lugar central de reuniones, celebraciones y guardador de la historia del pueblo. Por eso puede deteriorarse todo a su alrededor, pero tanto TJ como la comunidad siguen asistiendo al lugar, riéndose y lamentándose, expresando su ira y frustración por los cambios que nunca esperaron, por su estancamiento económico, por no visualizar un futuro de esperanza. Esto precisamente es lo que aprenden todxs cuando se ven como seres humanos hermanadxs en el sufrimiento y en la esperanza siempre presente de otro mundo mejor. Loach escoge un perrito como Marra—que significa “mate”, amigo de por vida—para en una sola escena revelar la vida de un hombre “cualquiera”, con sus sueños y logros, pérdidas y avances que se levanta cada vez que cae y que no teme revelar sus debilidades. Por eso su historia de familia de mineros, la unidad que eso significó es un enlace con la historia de los refugiados con sus desplazamientos, supervivencia, unidad familiar y vecinal y la convergencia en los momentos de pérdida.