Editorial-Paseo Caribe, camino del Fortín y el país que nos roban a pedazos 

Foto; Archivo CLARIDAD

 

La historia de Paseo Caribe y sus edificios ha estado marcada por la controversia, y  en el ojo de esa controversia se sitúa el Camino o Paseo hacia el Fortín de San Jerónimo, la más antigua de las fortificaciones militares que desde los tiempos de España, bordean  nuestra ciudad capital de San Juan. Desde la isleta que le sirve de antesala, hasta el viejo casco de la antigua ciudadela, la red de murallas y fortines de San Juan son de tan alto valor histórico, arquitectónico y arqueológico que, en conjunto, constituyen uno de los mayores  tesoros patrimoniales del pueblo puertorriqueño.

Por eso, nuestro pueblo se levanta en protesta cada vez que intereses particulares privados, con propósitos comerciales y de lucro, realizan  alguna maniobra para apropiarse y especular con algún bien de dominio público. Eso pasó originalmente con el proyecto de Paseo Caribe, cuando se conoció que dentro de la parcela «privada» donde se construiría dicho proyecto se incluía el Camino o Paseo hacia el Fortín de San Jerónimo, patrimonio antiquísimo del pueblo de Puerto Rico. Las protestas masivas de amplios sectores ciudadanos en los años 2007 y 2008 provocaron la paralización temporera del proyecto, y un pleito legal que el entonces Secretario de Justicia llevó hasta el Tribunal Supremo a nombre del pueblo de Puerto Rico. En su decisión,  el Tribunal, le dio paso a la reanudación del proyecto pero también a un acuerdo entre las partes que garantizara el acceso a perpetuidad e irrestricto del público al Paseo/Camino del Fortín.

Así se cumplió hasta el año 2020, cuando el espacio comercial de Paseo Caribe fue adquirido por un nuevo «dueño», un extranjero beneficiario de la Ley 22 (60) que ha cerrado el acceso público vehicular al Paseo/Camino para instalar en el predio un «estacionamiento con valet» para clientes de una discoteca que abrió en uno de  sus espacios comerciales. Esta acción unilateral e inconsulta, ha provocado un pleito legal de la Junta de Titulares del Condominio Laguna Plaza- uno de los edificios residenciales de Paseo Caribe- contra el nuevo «dueño» del espacio comercial, por entender que éste viola la legalidad de un acuerdo de dominio público sobre el Paseo/ Camino al Fortín que ellos se han encargado de sostener durante todo este tiempo.

En esta edición, CLARIDAD publica una extensa entrevista con la abogada de la Junta de Titulares del Condominio Laguna Plaza, con amplios detalles sobre esta nueva controversia en Paseo Caribe.

Lo que ocurrió y ocurre con Paseo Caribe es más o menos lo mismo que ocurre más arriba en la isleta,  con el Hotel Normandie y la proyectada privatización de dos propiedades de dominio público- el Parque Sixto Escobar y parte de la Playa del Escambrón- para construir un estacionamiento para dicha hospedería, recién adquirida por otro extranjero beneficiario de la Ley 22 (60). Es también lo que pasa con los edificios de vivienda pública o de alquiler a bajo costo en Puerta de Tierra, donde se cierne la amenaza del desahucio y desplazamiento sobre  comunidades enteras, o lo que está pasando en el Viejo San Juan con la compra y venta de propiedades, y los alquileres a corto plazo, o en los vecindarios cercanos a la Isleta de San Juan, en el Condado y Miramar. Es el empuje descarado de las políticas públicas y de las leyes aprobadas por los gobiernos coloniales PNP-PPD de las últimas décadas, artífices de la embestida de privatización de bienes públicos, del desplazamiento de comunidades, de la gentrificación y el despojo que están detrás de la llamada Ley 22 ( 60). Un subterfugio creado por esos mismos malos gobiernos, tras la falacia de promover «el desarrollo económico y la inversión,» que atrae a los peores elementos del gran capital extranjero que vienen a quedarse  con lo mejor de Puerto Rico, a cambio de prebendas y donaciones a las campañas de político corruptos. Gobiernos cómplices de prácticas que están convirtiendo a Puerto Rico en un paraíso fiscal para evasores de impuestos y gente de mala calaña que llegan buscando  colocarse más allá del alcance de leyes, reglamentos, y de normas de la más básica decencia humana.

El Fortín de San Jerónimo y su Paseo o Camino forman parte de los llamados terrenos «ganados al mar» con los que tanto han especulado y generado ganancias las grandes cadenas hoteleras y desarrolladores en nuestras costas y zona marítimo terrestre. También, aquellos «empresarios» privados para quienes nuestro patrimonio natural y edificado es solo un botín atractivo para ellos apropiárselo, y comprarlo o venderlo a su antojo. La acción del nuevo «dueño’ de Paseo Caribe de pretender «privatizar» el Paseo/Camino del Fortín para convertirlo en un estacionamiento para una discoteca, es un ejemplo más de la ignorancia y el desprecio por nuestro patrimonio, cultura y valores que se propicia entre los que llegan a «invertir» en Puerto Rico, y de la gran lucha que tenemos por delante como pueblo  para rescatar y transformar el país que nos están robando pedazo a pedazo.

 

 

 

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