Enramalada en sus Ramalazos

 

Lala González Rodriguez

ramalazo 1. m. Golpe que se da con el ramal. 2. m. Señal que deja el golpe dado con el ramal. 3. m. Pinta o señal que sale en el rostro u otra parte del cuerpo por un golpe o por enfermedad, como la erisipela. 4. m. Dolor que aguda y repentinamente acomete a lo largo de una parte del cuerpo. 5. m. Adversidad que sobrecoge y sorprende, dimanada, por lo común, de una culpa de la que no se sospechaba, o por causa de alguien. 6. m. Ramo de locura. tener ramalazo 1. loc. verb. coloq. Ser afeminado.

Nuevamente el escritor Egidio Colon Archilla logra atrapar mis sentidos y setimientos con su sencilla y la vez profunda narrativa. Con su nuevo hijo apalabrado, Ramalazos, Colón Archilla logró sumergirme magistralmente en cada uno de sus siete cuentos. Su lenguaje coloquial y sumamente irreverente hizo que me sintiera conversando con cualquiera de mis quereres del suelo boricua. Muy pertinente esta propuesta además de la pertenencia temática a la vez. En Ramalazos vamos a viajar por siete estampas tan diversas como unísonas, donde el autor magnifica las diversidades marginadas dentro de nuestro archipiélago. Desde la misma dedicatoria sentimos este ramalazo de amor a la diversidad: “Dedicado a todxs lxs valientes/a quienes la vida les a ha dado/ su porción de Ramalazos.”. Egidio, como parte de esta comunidad aun marginada (LGBTTQI+), en sus escritos confesionales se desborda hasta hacernos sentir su dolor y en ciertas ocasiones hasta parte de su hastío. Se cansa de luchar en contra de este sistema homófobo, tránsfobo, racista, elitista, etc. Y es que la lucha en ocasiones nos hace sentir la más abandonada soledad. La introducción de Ramalazos es un escrito muy bien logrado, donde Yiyo (como le decimos quienes le amamos), discurre acerca de “El Cuentero”, libro de cuentos que escribiera Gloria “Picci” Alonso, una mujer que marcó la prolífera vida de Egidio.

“Mi árbol y yo” el primer cuento de esta joya, es un viaje por el pasado, el presente y el futuro del personaje principal. Suceso que me hace pensar en el siguiente pensamiento de autor desconocido: “»no se puede vivir con el pasado, en el presente”. Pero Colón Archilla me derrumba este postulado luego de haberme presentado este cuento.

Otro de los cuentos que me movió el suelo fue “La tumba de mi tía”, donde el tema lésbico es tocado de una manera casi imperceptible y a la vez casi tierna. Me movió hasta las lágrimas.

“Cotur”, por mucho mi favorito del libro y, créanme, es difícil dictaminar cuál es el mejor cuento, presenta parte de la triste realidad de las nuestras hermanas transgénero y transexuales, no solo en Puerto Rico sino mundialmente.

Menciono también “Las iglesias de Santurce”, pues es un cuento en donde el escritor hábilmente nos lleva por todas y cada una de las iglesias de este hermoso barrio de San Juan. No solo es un micro tratado iconoclasta sino que nos lleva a las historias que no nos cuentan en los libros de historia, nos lleva nuevamente al pueblo a esa voz que nos quieren apagar.

Ramalazos toca temas oportunos de manera inoportuna, algunos académicos podrían decir, por su lenguaje coloquial y nada purista y, alaba’o sea (como diría el propio Egidio). La violencia de género, la insidia, la injusticia, la mentira, el abuso de poder y otros males sociales están presentes en este excelente libro de cuentos. Egidio Colón Archilla, el BRAVO DE ORO hoy, es para ti y tus Ramalazos.»

 

 

Artículo anteriorEditorial-Mujeres, equidad y un alto a la violencia de género 
Artículo siguienteFábulas de conejo y Cazador (fragmento)