Equipo Nacional: Hay mucho que trabajar, pero hay esperanza

El pasado fin de semana se llevó a cabo el torneo AmeriCup de baloncesto; un torneo clasificatorio para los Juegos Panamericanos Lima 2019 que le brindó la oportunidad a Puerto Rico de presentar su renovada escuadra. La misma muestra un cambio generacional necesario, con baloncelistas cuya edad promedio es 25 años, la mitad de ellos haciendo su debut con el equipo grande.

De los objetivos importantes, se consiguió el más apremiante: la clasificación panamericana. Sin embargo, no se pudo llegar al “final four” del torneo que se realizó el pasado fin de semana en Argentina.

El grupo de Puerto Rico contó con Brasil, Colombia y México. Los boricuas, que lograron la segunda posición, perdieron el primer día 69-66 contra México, pero luego se recuperaron para vencer consecutivamente a Colombia y Brasil por 19 y 9 puntos respectivamente.

Nos faltó fogueo y malicia para ganarnos a los aztecas

La primera derrota sufrida frente a la escuadra mexicana fue sin duda alguna el juego más intenso del torneo. Puerto Rico tuvo oportunidades reales de ganarlo (estuvimos empate a 62 tarde en el juego), pero una serie de malas posesiones ofensivas y falta de experiencia a ese nivel nos pasaron factura. Se notaba también que el equipo se estaba conociendo y que sus integrantes no habían jugado lo suficiente en conjunto. Eso es natural con equipos jóvenes pero no se puede utilizar como excusa ya que, en el escenario internacional, dicho proceso hay que aprenderlo rápidamente.

Debilidades

Haciendo un estudio macro de lo que fue nuestra participación, creo que hay tres preocupaciones que saltan a la vista. En primer lugar, el equipo de Puerto Rico promedió 17 errores (“turnovers”) por partido. A nivel internacional, si se quiere ser competitivo, ese número no puede pasar de 12. En segundo lugar, es preocupante que Puerto Rico parece no tener un tirador natural de tres puntos, a excepción de Mike Rosario, jugador que dicho sea de paso, no tuvo un gran torneo lanzando el triple. Ese factor nos hace vulnerables a la defensa de zona de los otros equipos, por lo que se debe considerar otro tirador, como por ejemplo Isaac Sosa o el veterano Javier Mojica. Por último, aunque Chris Gastón tuvo sus buenos momentos en el torneo, la posición de delantero fuerte es una donde Puerto Rico todavía tiene que estabilizarse y necesita más ofensiva de Carlos Yao López, quien actualmente es el defensa fuerte regular. La buena noticia es que parece que esa posición será reforzada prontamente con la llegada de Melsahn Basabe, un joven de origen puertorriqueño con experiencia en ligas europeas.

Noticias positivas

Más que las dos victorias obtenidas y el pase panamericano, Puerto Rico puede ver con esperanza el desarrollo de la posición de centro tanto de Jorge Bryan Díaz, quien año tras año ha ido progresando en su juego hasta convertirse en un centro internacional respetable, como del debutante Tyler Davis. Este último, con apenas 20 años ya cuenta con grandes herramientas. Viniendo del banco, hizo un trabajo excepcional promediando 12.3 por juego y 6.7 rebotes. Además, se fajó de tú a tú en el torneo con los centros internacionales. Considero que de seguir su curva ascendente, Tyler Davis pronto será el centro nacional del equipo y, de mantenerse saludable, será el dueño y señor de dicha posición por mucho tiempo.

Se debió haber explorado la combinación de ambos centros en la cancha al mismo tiempo, pues eso le hubiera causado problemas mayores a los rivales al tener que “gardear” a dos hombres grandes que cuentan a su vez con mucha agilidad.

Hay que resaltar, además, la producción e intensidad que trajo la presencia de Ángel Rodríguez, armador que debutaba con el equipo olímpico. Rodríguez fue una estrella con la Universidad de Miami a nivel colegial y ahora añade una chispa por su velocidad y habilidad para encargarse del equipo ofensivamente. Así lo demostró en el juego contra Brasil, donde encestó 23 puntos. Además, el armador puede crear su propio tiro, algo que Puerto Rico había perdido ante la salida de Carlos Arroyo y la ausencia en este torneo de José Juan Barea.

Definitivamente, nuestro equipo de baloncesto nacional demostró carácter y ganas de seguir mejorando como grupo. Aunque habrá momentos fuertes como parte del cambio generacional y hay que seguir “puliendo” al grupo, creo que vamos por buen camino en ruta al ciclo 2020. Mientras tanto y como siempre, el país estará siempre apoyando la escuadra y pendiente de sus 12 magníficos.

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