Homenaje a Batichica, bibliotecaria de la Unam

 

 

Una bibliotecaria mejicana tiene un blog sobre libros que se llama Batichica, en el que ha publicado su idea sobre los libros en general y alguno que otro comentario sobre lo bonito que es regalarle un libro a un ser querido. Su blog me ha inspirado este breve relato en recuerdo del personaje que era Batman cuando pasaban la serie por televisión en la niñez. Es una mezcla de realidades del mundo literario en la localidad de mi isla con lo que recuerdo del personaje de la serie, pero el propósito no llega a ser una sátira sino el deseo de dar con el paradero de Batichica, la bibliotecóloga que instauró el blog hace como veinte años, que seguramente es alguien que conocí cuando era estudiante universitario.

Cuando Batman llegaba a la ancianidad, tenía dos problemas fundamentales a los que tenía que encararse. Su vida doméstica más que nada lo afectaba, ahora que el Guasón estaba hospitalizado y desahuciado por los médicos de Ciudad Gótica, y que la policía reconocía que sus aventuras estaban llegando a su fin. Dos problemas fundamentales eran el hecho de que su antigua compañera Batichica lo había dejado por Robin y se había dedicado a celebrar certámenes de literatura infantil, además de problemas con el Batimóvil. Aunque el Guasón estaba retirado de su vida criminal, seguía hostigando a Batman con su gente. No odiaba a Batman ya, pero le gustaba chavar el Batimovil. Todo el tiempo Batman se la pasaba arreglando el carro. El Guasón cortaba las líneas de la transmisión y Batman tenía que mandarlo al taller. Cuando no eran las líneas de la transmisión, era la batería y la cablería. El Guasón además mandaba su gente a rayar la pintura negra del famoso carro. Otras veces le ponía chicle a las cerraduras. Salir en el Batimóvil una tarde para conocer a las escritoras que trabajaban para Batichica era una conquista técnica sin paralelo.

Las bases del certamen que Batichica patrocinaba eran normales y razonables. Los participantes debían ser todos residentes o ciudadanos de Ciudad Gótica, no había que encuadernar los manuscritos que se le iban a enviar a ella y tampoco había que mandar una copia electrónica del texto. Eran bien sencillo participar, pero aún así Batman no estaba contento con la idea de que su ex compañera se dedicara a esos menesteres. Irónicamente, el ganador del certamen fue el Guasón con una obra de teatro donde según era su costumbre, daba a la luz pública sus fechorías.

El problema fundamental del que hablamos es que Batichica era prima hermana del héroe y parece que habían dejado un retoño por el que no podían dar cuenta. Batman se había dedicado a decorar obras de teatro con vestuarios parecidos a los que empleaba para salir a coger pillos. El hijo de Batman no tenía la misma fortuna de la familia Díaz. El caballero estaba ahora en apuros económicos que lo obligaban a ceder algunas cosas, como el hecho de que el ganador del certamen fuera justamente su adversario criminal.

Cincuenta y seis años atrás, las carreteras todavía eran rurales y cuando llovía los árboles obstruían la vía. El Batimóvil tenía una sierra empotrada en la parrilla, para sacar las ramas del camino, y eso más que otra cosa le importaba a las personas que conservaban el carro más que las consabidas aletas de murciélago o el color negro de la carrocería. Las sierras de cadena vinieron después y las eliminaron cuando se pasó una películas de horror sobre una masacre con sierras de cadena. La película en cuestión, que le gustaba al Guasón, se llamaba The Texas Chainsaw Massacre. A Batman sus padres Díaz no lo dejaron a ver la fea película cuando era menor de edad.

De entre las escritoras que laboraban con la compañera de Batman, le pareció advertir a una ghost writer que hacía lo mismo que el Guasón, anunciar sus fechorías después de haberlas llevado a cabo. En el caso de esta escritora, había redactado un artículo sobre la cocina de Ciudad Gótica en una prestigiosa publicación de la misma ciudad, con el seudónimo de una académica renombrada en el area de la Historia de Ciudad Gótica, y luego soplárselo a Batman, a quien por cierto no le querían publicar nada en publicaciones impresas y todo lo que tenía que dar por la red sin cobrar un centavo. Con arrogancia más que exagerada le había dicho al pobre Batman hasta la página donde había colado el escrito, cuando días antes le había solicitado información sobre la posibilidad de emplear a Batman para colarle escritos en un periódico comunista de Ciudad Gótica. Batman, porque era guardia voluntario, estaba más que bien parado con los conservadores. Aunque la ghost writer se burlaba de Batman como tantas otras colaboradoras de su ex compañera, los editores del semanario comunista se daban cuenta y no le pasaban nada a la ghost writer aunque le escribiera por correo electrónico haciéndose pasar por Robin, su ex mano derecha, que era justamente el que se le había quedado acompañando a la ex compañera Batichica.

Batichica tuvo tiempos mejores, por supuesto. Fue bibliotecaria de una universidad importante, aunque no de Ciudad Gótica. Estudió bibliotecnología en una época en que estaba en el proceso de separarse de su compañero, y finalmente tuvo un blog mucho antes que cualquiera y con su nombre Batichica, que por cierto apenas llamó la atención de los blogueros y en una época en que los blogs no tenían seguidores todavía. Batman piadosamente leía los asertos de su ex sobre los libros y no se sorprendió cuando probó suerte con los certámenes de literatura infantil. Quien la viera separada de Batman no se habría imaginado que su vida aventurada y peligrosa duró poco tiempo.

 

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