Lejanías y Cercanías según el filósofo Héctor Huyke

 

 

Una reseña de Elogio a las cercanías: crítica a la cultura tecnológica actual

 

Especial para En Rojo

Quizás nunca hemos querido hablar con la persona que tenemos a nuestro lado en la sala de espera. De hecho, quizás no nos preocupa. Sacamos nuestro dispositivo móvil, levantamos la mirada alrededor, y al igual que todos, nos sumergimos en su fácil lejanía. No hay resistencia.

En su más reciente libro Elogio a las cercanías: crítica a la cultura tecnológica actual (2024) publicado por Editorial Educación Emergente, Héctor Huyke busca confrontarnos con la actualidad, un entorno donde las Cercanías cada vez más se sustituyen por Lejanías.

Estamos en la sala de espera, y, quizás como un mecanismo de evasión del otro, nos mostramos ocupados en la pantalla. Nos alejamos, poco a poco. La lejanía en la que nos sumergimos se vuelve, entonces, un “espacio sustitutivo”; es decir, un espacio en el que se sustituye la presencia completa, el espacio de la vida. La diferencia de nuestro móvil (porque casi todo artefacto es una tecnología: esa silla y el aire de la sala, el teclado de la secretaria y la ventanilla son tecnologías) radica en que no muestra resistencia. En sí, se vuelve el dispositivo ideal, caracterizado por la facilidad y totalidad como ninguna otra cosa. La revista que antes había en la mesa insistiría en doblarse al pasar la página, el periódico te entintaría los dedos. Se aspira a estar inmerso en esta lejanía, porque gusta. Huyke, citando al filósofo Surcoreano Byung-Chul Han, apuntaría al control que esto ejerce sobre las “gentes”, un régimen psico-político en el que “en lugar de operar con amenazas, opera con estímulos positivos.” Sonreímos ante la pantalla, cada vez más lejos.

El extremo contrario a la Lejanía, a lo que nos llama al retorno el pensar del autor, es la Cercanía. Esta es la riqueza de intercambio cercano, el hablar directamente con el otro, el compartir del mismo espacio. Aunque la Cercanía no solo es esto, sino la capacidad de poder estar con uno mismo. Resulta difícil, a veces. No soportamos escucharnos, ni el silencio, ni nuestros pensamientos. “Tener encuentros con uno mismo protege nuestra genuina diferencia.” nos diría. Aún más, según Héctor Huyke, hay algo de virtud en ello: en la Cercanía se cultiva el esfuerzo y el compromiso. El compromiso, por ejemplo, de conocerse a uno mismo, o el esfuerzo de entender al otro. Elogia, de manera consecuente, estas Cercanías, pues entiende encierran una pieza clave de ir hacia “otros progresos”. Progresos en los que se esté en Cercanía, que se entienda y extienda al otro. “El éxito será,” reflexionando sobre la influencia de su pensar “que alguien que no sea como yo, me quiera leer.”

Las Lejanías, nos diría el autor, opacan mejores progresos, mejores futuros. Nos hace pensar que solo hay una vía, una forma de progresar que recorre el mundo inexorablemente. Nos introduce, ante este opacar, lo que acuña con el término Totalcolonialismo. Lo definiría como una “Colonialidad de nuevo cuño, que abarca hasta los espacios más pequeños.” Es decir, al las plataformas digitales arropar cada vez más la vida, nos enajenan del otro. Pero, aún más, controla nuestras pequeñas acciones, nuestro modo de ver el mundo, la reacción ante las cosas y los sucesos.

Mientras estamos allí, sentados en la sala de espera, vamos navegando la red. Cada cosa que es de nuestro interés, y pasa frente a nuestros ojos, genera una reacción. Alguna un comentario plasmado en su parte inferior, otras las compartimos, a algunas meramente las visitamos. Pero esa pista, que vamos dejando, va generando información. “Modifica tu comportamiento a favor del interés comercial” nos dice. Y a su vez, nos aleja. La Lejanía arropa la vida.

Lo propuesto por Héctor Huyke en Elogio a las cercanías se realiza a través de una meditación profunda, estratificada, cargada de anécdotas, intercambios, y el armar de un pensamiento de vital importancia para progresar diferente.

Quizás nos tome por sorpresa que, en la sala de espera, le hablemos a quien tenemos a nuestro lado.

 

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