Los anadares de la USAID en Cuba y su agenda de «democracia»

 

Corresponsal de CLARIDAD 

 La Habana, Cuba-Cuba ha sido, durante décadas, un escenario de tensiones políticas y mediáticas entre el gobierno revolucionario y los intereses de Estados Unidos. Uno de los principales instrumentos utilizados por Washington para influir en la isla ha sido la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), que ha financiado y promovido medios de comunicación y programas destinados a desestabilizar al gobierno cubano. Estos esfuerzos, disfrazados en ocasiones bajo programas de ayuda humanitaria o desarrollo, han sido denunciados históricamente por Cuba como parte de una estrategia de guerra no convencional destinada a socavar su soberanía y promover un cambio de régimen.

Desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, Estados Unidos ha mantenido una política hostil hacia la isla, que incluye un bloqueo económico, político y mediático. La USAID, creada en 1961, ha sido una de las herramientas clave en esta estrategia. A lo largo de los años, la agencia ha financiado programas y proyectos que, bajo la apariencia de promover la democracia y los derechos humanos, buscan minar la estabilidad del gobierno cubano.

Cuba ha denunciado repetidamente estas acciones, señalando que los medios financiados por la USAID no son independientes, sino que operan como extensiones de la política exterior estadounidense. Desde La Habana se ha desvelado que estos medios han sido utilizados para difundir propaganda anticubana, promover narrativas desestabilizadoras y apoyar a grupos e individuos opositores dentro de la isla. Estas denuncias han sido respaldadas por documentos desclasificados y testimonios que revelan cómo la USAID ha utilizado programas de salud, educación y desarrollo como fachada para operaciones encubiertas.

Ahora, las operaciones de estos llamados “medios independientes” podrían quedar en un “limbo” tras la orden del presidente Donald Trump de suspender las labores de la USAID, a la que ha acusado de llevar a cabo una amplia agenda de corrupción.

Un reciente artículo de la agencia Reuters afirma que estos medios buscan hoy “fuentes alternativas de financiamiento” ante la amenaza de quedarse sin los millonarios fondos que por décadas sostuvieron sus esfuerzos.

Uno de los ejemplos más notorios ha sido el programa «ZunZuneo», una red social financiada por la USAID –que operó en Cuba entre 2010 y 2012– y cuyo plan era crear una plataforma de comunicación masiva para movilizar a la población cubana contra el gobierno. Aunque sí uno de los más sonados, este no es ni remotamente el único caso que demuestra los tentáculos de la USAID en el pueblo cubano.

Otros “medios” cubanos como El Toque, Periodismo de Barrio, ADN Cuba, o El Toque, han sido creados y financiados por la USAID, como supuestos espacios de información alternativa, pero con claras agendas anti-revolucionarias en sus publicaciones. Algunas de ellas han llegado al punto de respaldar una posible intervención extranjera en Cuba.

Pero si bien la decisión de Trump de cerrar la USAID podría tener un efecto temporal en los mencionados medios, el gobierno cubano ha advertido que Estados Unidos podría buscar nuevas formas de financiar y apoyar la agenda desestabilizadora en la isla, ya sea a través de organizaciones no gubernamentales o de otros programas encubiertos.

El propio secretario de Estado, Marco Rubio, ha insistido en que la presión contra los pueblos de Venezuela, Nicaragua y Cuba continuará, aunque no sea a través de la USAID, por lo que cabe esperar más y nuevos mecanismos de ataque contra el pueblo cubano, pero con diferentes siglas.

 

 

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