PRIMERA PARTE
Las listas de los mejores libros del año es ya una tradición. Por mi parte, lo hago por diversión aunque me ha causado problemas con algunos autores. Puedo aclarar los criterios y como quiera, hiero sensibilidades.
La verdad es que, aunque populares, las listas de mejores libros presentan varios problemas lógicos y filosóficos que pueden cuestionar su validez. Mi primera objeción con mi propia lista es esta: no me he leído todos los libros que se han publicado en Puerto Rico. Ni siquiera todos los que se han publicado cerca del área de Río Piedras. De modo que todo se reduce a los mejores libros que cayeron en mis manos.
Dicho esto, la selección de «mejores» libros siempre se basa en criterios subjetivos, lo que puede variar enormemente entre diferentes individuos, culturas y épocas. Soy un puertorriqueño que hace una lista en Navidad.
¿Criterios claros y consistentes para determinar qué hace a un libro “mejor”? Leo tomando atención a la calidad literaria, impacto cultural, por encima de la popularidad. Sin embargo, he perdido amistades por decir cosas como esta. Me han preguntado ¿quién eres tú para determinar lo que es calidad literaria? Y, bueno, no voy a presentar credenciales pero tengo mi idea al respecto. Se me respetara el hecho de que tengo ideas y las expreso, al menos. O sea, la calidad literaria se refiere a la habilidad con la que un autor utiliza el lenguaje, incluyendo la elección de palabras, la construcción de oraciones y la fluidez del texto en prosa, ya sea cuento, novela o ensayo.
A mí me gustan los libros que invitan a la reflexión y al análisis. Sí, eso incluye poemarios. Aprecio la originalidad o la capacidad de una obra para ofrecer nuevas perspectivas, enfoques o estilos aún con asuntos que han sido tratados mil veces. Me importa la manera en que una obra refleja, cuestiona o aporta a su contexto cultural y social. Me gozo la literatura que aborda problemas contemporáneos o históricos de manera significativa puede tener un mayor valor. Disfruto la relación de una obra con otras obras literarias y su capacidad para dialogar con ellas. Las referencias y conexiones pueden enriquecer la experiencia de lectura. Amo cuando quien escribe usa recursos literarios, como metáforas, simbolismo, y otros dispositivos que añaden capas de significado y belleza al texto sin exageraciones. Además, creo que uno sabe cuándo una obra va a mantenerse relevante y ser apreciada a lo largo del tiempo, influenciando a generaciones de lectores y escritores.
Entonces, mi lista pretende fomentar un análisis crítico o discusión en profundidad de los libros. Está claro que al centrarse en un número limitado de libros, se corre el riesgo de excluir obras importantes que podrían ser igual de valiosas.
Muchas veces, la inclusión en una lista puede influir en las decisiones de lectura de algunas personas, lo que puede llevar a una lectura menos auténtica y más influenciada por la presión social. Sin embargo mi lista no es auspiciada por otra cosa que mi aprecio personal a la literatura. Eso sí, garantizo que leo con rigor y que si tengo pocos amigos es porque soy muy objetivo con las obras. Es que son muy sensibles los escritores. Yo no aparezco en ninguna y no me pongo bravo.
Entonces, Caja de poemas de Nora Dávila; El tiempo es todavía de Guillermo Rebollo Gil y Leer antes de usarse de Cezanne Cardona fueron publicados por la misma editorial: Folium. Son, al decir de su editor, el egregio Eugenio Ballou, las últimas publicaciones de este proyecto que ha dejado varios libros en el nuevo canon de nuestra literatura.
Dávila construye su poemario reformulando la metáfora de la caja, cuestionando la posibilidad de acceder a la plenitud de lo presencial y lo presente. Rebollo Gil propone en estos poemas una reflexión sobre la figura del padre, que renuncia a la omnipotencia y acepta la falta: a fin de cuentas eso es el lenguaje y la cultura. Por eso este libro también es una poética. Cardona nos presenta una recopilación de alguna de sus columnas y crónicas publicados durante una década en la prensa. Una lectura complementaria a sus relatos.
El instituto de Literatura y el Instituto Alejandro Tapia publicaron Redentores de Manuel Zeno Gandía. Se trata de una edición crítica de Vivian Auffant. El estudio realizado por la académica es Auffant Vázquez ha colocado esta novela en un fino estuche de la mejor madera. Ha logrado ubicar este clásico puertorriqueño en el contexto del pensamiento político y filosófico con un pormenorizado análisis documental. Así, por ejemplo, fundamenta con citas de la novela, como el escritor se refiere a la ley Foraker, la ley Jones, o el Tratado de París en diálogos y voz del narrador, pero además, Auffant nos refiere a esa discusión a partir de su análisis de legislaciones del Congreso, revistas autorizadas de la época, documentos, que arrojan luz sobre el texto.
Nada escapa al trabajo de erudición de la ensayista. El contexto religioso -a veces pasado por alto- se incluye aquí pues se trata de una fuerte seña de identidad y una enorme influencia sobre todos los aspectos de la sociedad, incluyendo, por supuesto, el período de cesión colonial en el 1898 y durante esas primeras décadas del siglo pasado.
La hija del huevero de Sixto Díaz Saldaña es una novela -edición de autor – bellamente diseñada, en la que se narra una historia familiar que hace énfasis en la lucha por la liberación y la heroicidad del pueblo puertorriqueño.
Ficción de Venado es la segunda edición del primer poemario publicado por Margarita Pintado. En la nueva edición Secta de los Perros, se añade el arte de Marta Jazmín García -otra excelente poeta- y el diseño cuidadoso de Javier Faris.
Teoremas Turbios/Lacónicas pesadillas de Pabsi Livmar, también de La Secta de los Perros, incluye dos libros en los que la galardonada escritora nos presenta cuentos de horror, lo siniestro y lo fantástico, géneros con los que ya se ha convertido en una escritora de referencia en el Caribe.
Del maestro Antonio Martorell apreciamos la belleza y la fina escritura de Prendas de vestir y desvestir. La editorial Luscinia acostumbra a publicar libros muy bien diseñados y con buen ejercicio Crítico. Visualmente atractivo, los textos complementan la belleza con la poesía que tienen las cosas colocadas en una poética del espacio que tiene “el armario” como referente.
Ojos de agua, de Melanie Pérez es un breve poemario publicado por La impresora, ese laboratorio creativo que Nicole Delgado y Amanda Hernández dirigen en Isabela. Pérez sostiene una lúcida red metafórica del vuelo, que luego convierte en performance en La Casa de los Contrafuertes, del Viejo San Juan, en un ejercicio creativo exigente. El cuerpo de la escritora exuda sus poemas. Buen ejercicio.
Encontrados en las carpetas que levanto el aparato de inteligencia policial, varios ensayos componen La libertad de los despojados: discursos de Juan Mari Brás 1960-1962, de Mariana Editores. El libro añade al estudio del pensamiento político de Mari Brás y de la terrible historia de persecución ideológica en la isla. Son transcripciones de discursos grabados o transmisiones radiales que van desde semblanzas a próceres como Betances a agudos análisis de la situación geopolítica en el Caribe.
Gracias a la gentil deferencia de Eunice Rodríguez Ferguson, tuve en mis manos una hermosa edición de Desolación de Sundial House de Nueva York. Se trata de una edición conmemorativa al cuidado de Sundial Hous), ilustrada con xilografías creadas por niños, jóvenes y artistas adultos. El grabador, Rafael Lara Monsalve los reunió en el Taller de Grabado Kalifú Kimün de la Academia de Artes Islas al Sur, Chile.
Desierto de Edder González, publicado por Riel es el primer poemario que publica este poeta que es ya un experimentado editor y ahora director de la principal editorial universitaria del país. De este poemario escribió Aurea María Sotomayor: “(…) la mayoría de los poemas que se incluyen en la colección portan de un lado reflexiones sobre la soledad, la nada y la muerte, aunque no dejen de inscribirse en los registros de la promesa y la invocación”.
Máscaras: confesiones de un tallador secreto, publicación de Tiempo Nuevo, de la autoría de Lowell Fiet, nos permite conocer el producto del proceso creativo del teatrero como creador de máscaras que reflejan la dualidad de la naturaleza humana, mostrando tanto lo visible como lo oculto. Es madera recogida luego de que la naturaleza del Caribe se mostrara su fuerza irrefrenable.
La próxima semana les prometo continuar la lista con otros libros que son imprescindibles. Empezaré por el libro textil de Gloribel Delgado Esquilín. No les voy a comentar para que regresen.