Mari Brás en mi memoria

 

Por Olga I. Sanabria Dávila/Especial para CLARIDAD

 

Para Marta Brás Vilella y a toda la familia de Juan que lo compartió con nuestro pueblo.

 

Para mí  no ha sido fácil rememorar sobre Juan Mari Brás en el décimo aniversario de su deceso. Juan fue para mi un mentor, ejemplo y amigo. Lo conocí en la dimensión de la persona que siempre nos toca en lo hondo, la dimensión de su sensibilidad humana, desgarrada por el asesinato de su hijo político y de Paquita, Santiago Mari Pesquera. Entonces rememorar por su ausencia entristece al igual que entristece la ausencia de toda amistad ya sea por su deceso, distanciamiento o meramente por el curso de la vida.

Pero la lucha por nuestra descolonización e independencia también tiene su curso y para nuestra gran alegría en estos pasados diez años de ausencia de Juan la nuestra ha seguido su curso de manera honrosa como siempre lo ha hecho.

Solo hay que recordar nuestro contundente rechazo en el 2012 al estatus territorial actual, el logro de la excarcelación de nuestro Oscar, las movilizaciones de los Primero de Mayo recientes, las movilizaciones contra la nefasta Junta de Control Fiscal, las movilizaciones de mujeres, las luchas de las comunidades, el Verano de 2019, la continua presentación de nuestro caso colonial a nivel internacional, la continua búsqueda del uso del foro electoral a favor de nuestros intereses, para convencernos que aunque nos falta mucho hemos podido navegar problemas irresueltos y coyunturas nuevas. En estas como antes, en las circunstancias más adversas nuestros jóvenes aguerridos y aguerridas compensan por los corruptos, ineptos y ñangota’osy ñangotás.

En el transcurso de mi amistad y colaboración con Juan, tuve el honor de coordinar la última visita de Juan a Nueva York al igual que coordiné otras en años anteriores, él siempre con Marta a su lado. Primero eran muchos sus compromisos en un solo día, luego varios, hasta que prácticamente, por su salud quebrantada, quizás tenía un compromiso por día, como fue el caso de su última comparecencia pública que fue en el Centro El Maestro en el corazón de lo que era antes nuestra comunidad en Nueva York, ahora transformada.

Juan Mari Brás Foto: Archivo CLARIDAD

Ahí puso a un lado sus palabras escritas, a pesar de su estado físico se puso de pie y habló magistralmente, como siempre hacía, durante más de una hora. Desde la audiencia todos nos pendimos de sus palabras por su lucidez, pero también por nuestra preocupación. Pero como siempre, Juan demostró su tenacidad, su fortaleza, su valentía y su desprendimiento, de siempre darnos todo de sí como hizo hasta su último suspiro.

La gran diversidad del momento actual de la lucha por nuestra descolonización, en el sentido amplio de la palabra, y por nuestra independencia, evidencia una enorme sub corriente en nuestro honroso curso de lucha donde es nuestra esperanza que día a día nuestro pueblo recuerde más y más a quienes lo han afirmado como Juan Mari Brás. Y es que Juan no solo está en mi memoria sino también en mi presente como debe estar en el presente de nuestra lucha y nuestro pueblo. En la colonia y las mentalidades coloniales, lamentablemente incluso de luchadores y luchadoras, y afortunadamente con buenas excepciones, no hay la visión de traerlo a nuestro presente como la figura nacional e internacional de lucha que es. Pero por lo general igual pasa con nuestros demás próceres – hombres y en particular mujeres.

Aunque suene trillado debemos recordar que anuestro pueblo durante ya más de 120 años nos ha tocado una lucha muy dura como colonia clásica frente al imperio más poderoso que ha conocido la humanidad. Una lucha en que independentistas y más allá hemos enfrentado la persecución, la represión, la inteligencia gringa, en entrampamiento y el asesinato político entre otros recursos de la caja de herramientas utilizada contra nuestra lucha. Pero como nos recordaba Juanen el universo Puerto Rico es lo que tenemos y por eso uno de los muchos libros de la autoría de Juan se titula Patria y universo. Por eso luchamos con corazón, y también con sabiduría y creatividad.

Ojalá que próximamente Estados Unidos vaya concluyendo, aunque no sea explícitamente, que como pueblo no ha podido vencernos y que no le queda otra que descargar su responsabilidad de reconocer nuestro carácter y tenacidad como pueblo y nación y encaminar un proceso legítimo de descolonización. En la nueva coyuntura que se avecina el camino puede que en algo se allane o puede que siga tan tortuoso como siempre. En ese camino tenemos que asirnos en nuestro valores y haberes. Para ello recordar a Juan nos hace palpable siempre que nuestro pueblo no ha sido un pueblo huérfano, ni apátrida, sino un pueblo tan guerrillero como cualquiera otro, tan luchador como cualquiera otro y tan solidario y soñador como cualquiera otro. Así me gusta recordar a Juan Mari Brás, a lo que obliga en particular este momento del 10mo Aniversario de su deceso.

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