Otra vez Haití: Piedra sobre piedra

 

Especial para CLARIDAD

foto reproducida de www.cubadebate.cu

El pasado sábado abrimos nuestros ojos ante un opaco sol mañanero.  No precisamente por los eventos atmosféricos que rondan El Caribe Antillano, sino por el fuerte temblor que sacudió de forma inmisericorde el sur de la nación haitiana.  Probablemente muchas personas se preguntaron lo mismo que yo: ¿Por qué tiene ese pueblo que pasar por tanto infortunio?   A tan poco tiempo del asesinato del cuestionado presidente Jovenel Moise, quien gobernaba por decreto e intentaba enmendar la Constitución para mantenerse en el poder, la gente revivió el horror del 12 de enero de 2010, cuando otro devastador terremoto dejó más de cien mil cadáveres, incontables personas heridas y desaparecidas, destrucción por doquier y la incapacidad gubernamental para enfrentar la tragedia. Las imágenes que han circularon nos dejaron nuevamente sin aliento.

Dentro de la tristeza que sentimos en el Comité de Solidaridad con el Pueblo de Haití, recibimos un poco de alivio cuando la directora de la Escuela Solidarité que construimos en Leogane luego del anterior terremoto, nos informó que la estructura donde reciben enseñanza 300 niñas, niños y jóvenes, no había sufrido daños.  Nos preocupa mucho cómo se va a poder ofrecer ayuda en esta ocasión en medio de la pandemia.  El proceso de vacunación en Haití es prácticamente nulo.  Contrario al 2010, no hay viajes aéreos directos a la isla y transportar mercancía por barco es todo un reto.  Por otro lado, hay un desorden casi anárquico en el país, donde las bandas de maleantes armados secuestran personas para pedir rescate, asaltan viajantes que van desde Puerto Príncipe a sectores del interior para llevar mercancía, incluyendo equipos de organizaciones no gubernamentales que portan ayuda para proyectos en desarrollo.  No es un secreto que el gobierno de Moise y el de sus predecesores se hacían de la vista larga y que sectores de la Policía están en contubernio con los vándalos.

Principalmente por razones de seguridad, el Comité no ha podido enviar las acostumbradas brigadas voluntarias de mantenimiento a la escuela, aunque sí hemos asignado fondos para reparaciones indispensables que se harán mediante contratación con algunas personas que nos han recomendado.  Desde el sábado hemos mantenido comunicación con gente de nuestra confianza en Haití y estamos analizando  la forma en que canalizaremos la solidaridad para este evento reciente.  Siendo el Sur la región más afectada, la distancia de la Capital, hará más difícil el envío de ayuda.  Tenemos que asegurarnos de que los apoyos lleguen a las áreas más necesitadas y que sean manejados por personas probas.

Tan pronto el Comité tome una decisión la daremos a conocer e identificaremos en nuestra cuenta, las cantidades que se reciban para la solidaridad asociada al terremoto.  Siguiendo la norma que nos ha caracterizado, informaremos a través de nuestro boletín Solidarité por escrito y de forma gráfica, la ayuda recaudada, los proyectos a los cuales se asignará y cómo fue utilizada.

Agradecemos a todas las personas que se han comunicado desde la mañana del sábado su interés.  Aquellas que interesen a hacer aportaciones pueden dirigirlas por cheque a nombre del Comité de Solidaridad con el Pueblo de Haití a: PMB 344, P. O. Box 4956, Caguas, P. R. 00726-4956.  También pueden hacer la transferencia por ATH Móvil al: 787-349-6217.  Especifiquen que el donativos es  por el terremoto.

Para más información, pueden llamar al 787-374-8348 o escribir a paoquen30@gmail.com.

La pregunta de por qué el pueblo haitiano recibe tanto infortunio, por qué parecería que les lanzan una piedra detrás de la otra, como si fuera su destino permanecer en la más terrible pobreza, sin gobernabilidad y con la constante violación de sus derechos humanos; es un cuestionamiento que se lanza desde la impotencia y la interrogante sobre qué hacer.  Podemos dar a conocer la situación política, económica, social e histórica de una nación de gente inteligente, creativa, trabajadora que logró independizarse del imperio francés y abolir la esclavitud.  Podemos exigir la no intervención política de los estados desarrollados y los organismos internacionales, sino la solidaridad y el apoyo humanitario; la justicia económica, sin sustituir la voluntad de la gente haitiana.  Claro que tenemos que ayudar ante las tragedias inmediatas, pero no limitarnos a esa gestión asistencialista y coyuntural, sino trascenderla para que el tema de Haití esté en nuestra conversación cotidiana, la que nos corresponde como Antilla y como parte de El Caribe.  Son nuestras hermanas y hermanos y están a menos de 45 minutos por vía aérea de Borinquen.  Para que las piedras no duelan tanto, mantengamos la más amplia solidaridad.

La autora es forma parte del Comité de Solidaridad con el Pueblo de Haití. 

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