Laura Rojas es una poeta y periodista colombiana residente en la ciudad de Nueva York. Los poemas que compartimos son de Crujir insecto, su primer libro, publicado por la editorial de Gegman Lee Reios, Alayubia. Sobre el poemario se ha dicho:
Del interior de la nevera emana un olor a carne podrida que invade el espacio demarcado por este compacto e insólito libro. Mientras tanto, una certeza se aúpa como un asalto: la lengua, tanto la que se usa para expresar sus versos como la que habita en el interior de la boca, son de la misma especie que los insectos. La lengua es, de hecho, “la pata de un ortóptero”.
Una mano, que es una pata, escribe desde ese espacio justo más acá del asco, donde una mujer boca arriba, tendida sobre una cama asediada, observa y escucha. ¿Quién es, realmente, la ama de casa, la ama de casa? Es esa la pregunta que la escritura hilvana, salida de la sombra de Kafka y reescrita con la rueca de Lispector. ¿Quién es la dueña y señora, la que escribe, o la que espera desde sus posadas patas? Y, ¿quién es la ama de esta caza, quien acecha a quién?
Rubén Ríos Ávila
En este singular registro de aproximación kafkiana, la ciudad se extingue como un cuerpo. Concreta un estado espiritual que hace posible otro nacimiento: el tejido cicatricial de haber sobrevivido la autodestrucción. Son versos inquietantes. Acercarse a ellos, como a los tiempos que corren, confirma la urgencia de reinventar lo humano en medio de la piel y de las cucarachas.
Marta Jazmín García
PROPIEDAD PRIVADA
Vino el insecto mayor
a encender la caldera .
Se piensa que el reposo allí
no es humano.
Ahora se inhala gas,
ahora sí que hay que irse.
Vino a prohibir
la vida invertebrada.
En casa se percibe
el estado de emergencia.
Vino a decir
que los días cucaracha están contados.
La familia se descompone
rotación de los espacios.
Vino a interrumpir
la metamorfosis.
PREPARATIVOS
Alisto todo para abandonar la tierra
las piernas se estiran
en pos de dar el salto
un vientre escala
suplica por el aire
el agua hierve
el pitido anuncia la hora
la carne ya está lista para un nuevo rectángulo
no hay lugar para el desplome.
TRANSICIÓN
La tarea es mudar el hueso
que fue admitiéndose bicho opaco
¿de qué se trata el cambio
si no es aceptar
que la escalera es andamio
pero al fin y al cabo sube
y me muestra el borde
de una vida fuera del encierro?
Por un tiempo creí
que la luz fluorescente
irradiaba más que el sol.
El comedor es la primera parada
de una carrera que ya gané
porque salir de los cimientos de una casa
para ver escarcha
es resucitar después de ser coleóptero.
La pata-pierna avanza
y es más pierna que pata
todo brilla.
esto debe ser el vértigo.
La respiración va y vuelve
porque aquí se abren las ventanas.