Se crecen nuestros lanzadores

El área de mayor incertidumbre del equipo que nos representa en el Clásico Mundial de Béisbol, era el cuerpo monticular. Es lógico que así fuera por ser el aspecto del juego en que menos brillo han tenido los peloteros puertorriqueños en las últimas décadas, lo que se repite en este conjunto.

El historial de nuestros tiradores no podía compararse con el de nuestra defensa, nuestra velocidad, ni nuestra ofensiva. La situación se agravaba al repasar las alineaciones de nuestros rivales, particularmente Dominicana, Estados Unidos y Venezuela, que contaban con algunos de los mejores bateadores de las Grandes Ligas.

Sin embargo, al barrer los seis partidos de las primeras dos rondas y llegar invicto al juego semifinal, nuestro cuerpo monticular había realizado una extraordinaria labor, con efectividad combinada de 2.25 carreras limpias permitidas por cada nueve entradas lanzadas. En 52 entradas, nuestros rivales apenas habían anotado quince carreras, trece de ellas limpias.

Por el contrario, nuestros bates habían producido la friolera de 51 carreras, para promedio de 6.5 por juego.

El bautismo fue derrotar al Rey

Nuestro bautismo de fuego fue contra el poderoso trabuco de Venezuela, que además le dio la bola nada más y nada menos que a Félix Hernández. El chamo de treinta años, por algo apodado “El Rey”, ha sido ganador del premio Cy Young, dos veces líder de efectividad, así como de promedio de ganados y perdidos en la Liga Americana.

Nosotros respondimos con Seth Lugo, un joven procedente de la diáspora en Estados Unidos, que cuenta con 17 juegos de experiencia en las Mayores (5-2 y 2.67) con los Mets. El juego lo ganamos por nocaut, cuando teníamos ventaja de 11-0, tras siete entradas.

A Dominicana le ganamos con uno que va para China

Con una alineación intimidante, complementada por un grupo de probados lanzadores abridores y relevistas de primera, Dominicana fue a buscar revalidar su título de campeón.

A nosotros nos echaron a Carlos Martínez, un joven de 25, que en el 2016 tuvo marca de 16-9 y efectividad de 3.04, en San Luis, guiado por nuestro Yadier Molina como su receptor.

El responsable por Borinquen fue Orlando Román, un veterano de 38 años, que nunca ha estado en las Grandes Ligas y que desde el 2009 ha lanzado en México y Japón y pronto lo hará en China. Sí, en China hay una liga profesional de béisbol.

En la misma primera entrada los quisqueyanos abrieron colocando tres en bases sin outs … pero no anotaron. Puerto Rico ganó el encuentro tres carreras por una a pesar del desbalance de calidad de los abridores.

La culminación fue frente a Estados Unidos en un drama, que pudo haber sido producto de la fértil imaginación de uno de los escritores latinoamericanos del llamado “Realismo Mágico”.

Victoria surealista sobre EUA

Cinco estelares peloteros de Grandes Ligas nacieron en Estados Unidos, pero al menos uno de sus padres o de sus abuelos, lo hizo en Puerto Rico, lo que los convertía en elegibles para representar a los dos países. La decisión era única y exclusivamente de ellos.

El lanzador Jake Arrieta y el jardinero George Springer decidieron no participar en el Clásico, mientras el también tirador Marcus Stroman y el antesalista Nolan Arenado optaron por jugar por Estados Unidos. El también lanzador, Seth Lugo decidió por Puerto Rico.

Había un sexto, Mikal Givens, quien realizó una agresiva campaña para que le permitieran jugar por el equipo de la estrella solitaria, aunque no reunía ninguno de los requisitos, pues su vinculo con Borinquen fue con la persona que lo crió, que contrario a lo que siempre le dijo, no era puertorriqueño, por lo menos de nacimiento.

A Givens se le quitaron las ínfulas de boricua cuando Estados Unidos lo convocó.

De regreso al libreto casi surealista, Estados Unidos designó como su abridor a Stroman, mientras Edwin Rodríguez optó por Lugo.

Antes que Stroman pudiera sacar siquiera a uno, ya los boricuas le habían repartido seis líneas seguidas, buenas para cuatro carreras. El juego se apretó 4-3, pero un error o mejor dicho, horror de Arenado, nos permitió marcar dos anotaciones más, las que eventualmente resultaron decisivas.

Así que Stroman fue el perdedor, Arenado cometió el error que nos dio las carreras decisivas y por aquello de garantizar la culminación de la historia surealista, el lanzador en ese momento era Givens, los tres que nos menospreciaron por irse a jugar por Estados Unidos.

En esos triunfos, así como los otros tres de primera y segunda ronda, contamos con la eficiente gestión de nuestros relevistas y el manejo de los mismos por el responsable de esa área, Ricky Bones.

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