Sigue el despojo en San Juan y el Escambrón

Foto por: Esteban Gómez

 

CLARIDAD

Casi al unísono, el gobierno central y el Municipio de San Juan, ambos bajo control del PNP, anunciaron la entrega de valiosos bienes públicos a inversionistas estadounidenses para que los exploten durante largos años. Además del despojo que esa entrega representa, en ambos casos se trata de proyectos de enorme impacto ecológico, que afectarán comunidades y estructuras históricas. A pesar de esa evidente realidad, el anuncio tomó por sorpresa a las comunidades afectadas y, en el caso de uno de ellos, la información se adornó con mentiras sobre el apoyo de organizaciones defensoras del ambiente.

El primero de los anuncios incluye al histórico Parque Sixto Escobar y la playa del Escambrón, que le es contigua. Difícilmente exista un lugar más vinculado a la historia deportiva puertorriqueña que esa estructura. Allí creció el béisbol boricua y desde sus gradas se disfrutaron confrontaciones memorables. También sirvió de escenario para importantes eventos políticos porque partidos y movimientos celebraron allí sus asambleas y concentraciones. Luego de que el béisbol se mudó al nuevo estadio Hiram Bithorn en la década del ’60 el parque siguió usándose y en la década siguiente, en ocasión de los Juegos Panamericanos de 1979, fue mejorado y ampliado, convirtiéndolo en un centro para la práctica del atletismo y el fútbol. A su lado se mantuvo un parque beisbolero conocido como “la liga del Canódromo”, abierto a las comunidades del Santurce y Puerta de Tierra. De allí se caminaba a la playa del Escambrón y la de la Parada 8, centros de esparcimiento para ambas comunidades.

Las construcciones efectuadas antes de 1979, junto al desarrollo posterior de otro parque en el lugar donde estuvo “la liga del Canódromo”, auguraban que el lugar se mantendría por siempre como centro de esparcimiento para Puerta de Tierra y Santurce. Sin embargo, luego llegó la desidia. Las áreas deportivas, que tras los Juegos permanecerían para uso público, fueron poco a poco abandonadas tanto por las administraciones municipales como gubernamentales. A pesar de la gran inversión financiera que allí se hizo, y de la calidad de las instalaciones, la falta de mantenimiento las fue haciendo inservibles. No fueron los huracanes, ni mucho menos el más destructor de ellos, María en 2017, los responsables del deterioro creciente de las instalaciones deportivas y recreativas del Escambrón. Fue el resultado de la desidia gubernamental y de la corrupción pública que desvía el uso del dinero hacia lo menos esencial.

Esa desidia no siempre es producto de la negligencia y la incompetencia de los funcionarios del gobierno. A veces es intencional, pero el efecto es el mismo. Las áreas e instalaciones que sirven al pueblo se abandonan y entonces aparecen los empresarios como “salvadores”. El lugar que la desidia convirtió en ejemplo de abandono, llevándolo a que pareciera un estorbo público, es “rescatado” por un inversionista privado, pero a cambio de convertirlo en un multiplicador de ganancias.

CLARIDAD, 1970

En el caso del Sixto Escobar y el Escambrón es un tal Ezra Ishay, uno de los nuevos ricos que llega a Puerto Rico atraído por nuestra condición de paraíso fiscal. Para lavar dinero especulan con bienes raíces, que luego utilizan para aumentar sus ganancias, trastocando de paso el mercado puertorriqueño. Este tal Ishay primero adquirió el dilapidado Hotel Normandie siendo consciente de que lo que de verdad puede generarle ganancias es la playa del Escambrón que ubica detrás del edificio, así como los terrenos del Sixto Escobar que está al lado. El alcalde de San Juan, Miguel Romero, corrió a complacerlo y de espalda a las comunidades de Santurce y Puerta de Tierra firmó el contrato de entrega. Para echarle más sal a la herida, el buscón Ishay se inventó aplausos que no tenía, mintiendo durante la conferencia de prensa del supuesto apoyo de organizaciones ambientalistas a su proyecto. El contrato es por 30 años y, según el alcalde, incluye la “garantía” de que no se cerrará el acceso a la playa. Los puertorriqueños ya sabemos lo que esa “garantía” representa.

Casi simultáneo con el proyecto del Escambrón se anunció la entrega de un importante predio de terreno frente a la bahía de San Juan para la construcción de un hotel de la cadena Hard Rock. En este caso no solo se trata de la entrega graciosa de un valioso bien público, sino de la escala del desarrollo propuesto. Según el anuncio y las descripciones gráficas mostradas, lo que se construirá es un mega hotel que terminaría trastocando el valor histórico de la isleta, arrinconando la vieja ciudad. El paseo que ahora existe en la zona portuaria se convertiría en la práctica en el patio delantero del nuevo hotel.

Igual como le sucedió a los vecinos de Puerta de Tierra y Santurce con la entrega del Escambrón y el Sixto Escobar, los vecinos del Viejo San Juan supieron del nuevo proyecto por la conferencia de prensa donde se anunció. El desarrollo trastocará sus vidas, pero nadie los consultó antes de aprobarlo.

CLARIDAD, 1970

Contrario a lo que el gobierno y el municipio esperan, los anuncios efectuados no representan el final del camino. Esos dos nuevos desarrollos se añaden a la agenda de quienes luchamos contra el despojo que promueven y patrocinan los partidos del bipartidismo isleño. En el Escambrón comenzó en 1970 la campaña “Playas para el Pueblo” impulsada por el Movimiento Pro Independencia (MPI). La realidad que la impulsó no solo existe, sino que se ha agravado. Habrá que aumentar la lucha contra esos nuevos proyectos sin olvidar que el principal objetivo tiene que ser ponerle fin a los gobiernos entreguistas que los hacen posible.

Artículo anteriorFirmes en contra del estacionamiento en el Escambrón
Artículo siguienteNo a la venta y privatización de nuestros parques y playas