Zehdyris -Sine loco et anno-

 

 

 

Jesús Delgado Burgos

 

“Cuando una idea secuestra el pensamiento no te detengas hasta no verla realizada”, Joshua.

 

En cierta ocasión, un amigo, caminando por uno de esos parajes de lo inusitado, que le permiten concentrarse en lo que piensa, encontró una libreta de apuntes a la orilla del camino. Por el estado en que se encontraba la libreta se imaginó que se le habría caído a alguien un poco antes.

Cuando se disponía a ver su contenido, una mujer de estatura promedio, mirada firme y caminar pausado, proyectando en su semblante cierto aire de preocupación se le acerca y pregunta –Caballero, con su permiso, perdone que le pregunte. ¿Esa libreta que acaba de abrir, por casualidad la encontró por aquí?- Al escuchar su respuesta en la afirmativa, cambió el semblante de la mujer y, dejando escapar una tenue sonrisa, le entregó la libreta extraviada.

Por la dirección en que ella venía, le permitió al amigo acompañarla un rato y dialogar con ella acerca de su escrito. En situaciones como esas, antes o después de las primeras palabras, lo primero que ocurre es la presentación de rigor. Al principio su nombre le pareció extraño pero cierta musicalidad en su fonética permitió que lo memorizara inmediatamente. Su nombre Ronoëlany. En la conversación, al preguntarle a qué se dedicaba le indicó que en sus ratos de ocio, además de escuchar música, trataba de escribir cuentos basados en leyendas que le narraba su abuela. Al escuchar lo dicho, surgió otra pregunta – ¿Y ahora, qué cuento escribe? Porque me imagino que alguno debe haber escrito en su libreta- Ella sonrío nuevamente, se mantuvo en silencio un rato y dijo –Lo que estoy escribiendo, me lo reservo pero, ¿Ha leído la historia de un cartógrafo que dibujaba mapas?- Su respuesta fue – No. ¿Porqué?- A lo que ella añadió – Es un cuento que publiqué recientemente? Acto seguido el poeta hizo la siguiente pregunta –¿Y de que trata, si se puede saber?- La escritora se quedó pensando un rato y dijo –Bueno se lo voy a leer, pero, si lo compra en algunas de las librerías de Río Piedras, puede estar seguro de que se lo voy a agradecer. Introdujo la mano en su cartera, sacó el libro de cuentos, comenzó a leerlo empezando por el título: Historia de un cartógrafo que dibujaba mapas de memoria que dirigían a todas partes sin llegar a ninguna -La comarca del Zedhirys, localizada en el paraje más arcano del Otimiac, es un lugar donde ocurren cosas impredecibles. Su nombre, originario del nitlá, significa “lugar bajo las estrellas”.

Otros estudiosos del origen de nombres extraños e inverosímiles, lo han definido como “el no lugar de la memoria y sus olvidos” Según narran historiadores, geógrafos, cartógrafos y poetas, sus límites territoriales resultaban impredecibles para viajeros ocasionales Algunos imaginaban que el punto más distante de la comarca estaba localizado al poniente de la última montaña que se divisaba a lo lejos.

Otros, la sitúan un poco más acá del ojo del agua del Zedhirys. La comarca ha sido visitada por amigos o extraños y narran las crónicas que bajo la sombra de su árbol más frondoso se congregan en diferentes épocas del años amigos y familiares, juglares, artistas, mandrágoras, bohemios y poetas. Tiene fama de ser lugar de conspiraciones bajo las estrellas, encuentros y desencuentros a la luz de la luna, degustación de manjares, libación del néctar de los dioses bajo la lluvia y otras tantas actividades rutinarias bajo el sol ardiente. Para arribar al lugar hay que recorrer varias leguas de camino, atravesar pendientes, praderas y montañas. Al llegar a la entrada principal de la provincia, el invitado de ocasión está obligado a repicar campanas, responder a la contraseña y resolver el enigma de la Regente Ameshira o el Ballestero Mayor que la resguarda y esquivar varias pendientes que, a manera de fosas, resguardan el patio interior antes de pasar frente al almacén donde se guardaban máquinas, pertrechos, herramientas aparejos y útiles de labranzas protegido por dos de sus tres lebreles que a la menor provocación ladran con tal furia y fuerza que sus alaridos pueden escucharse varias cuadras a la redonda.

Cuentan algunos de los que han visitado la comarca como invitados o por cuenta propia, que en el Zedhirys se levanta en su epicentro la posada principal, custodiada por una muralla infranqueable y una casilla en sus cuatro costados para repeler cualquier intento de conquista. Quien logra tener acceso, está obligado a vadear un talud a la izquierda de la posada, que en tiempos de lluvia, cualquier paso en falso arrastra al desprevenido más cuesta abajo que el Gotan de Ledrag, como en cierta ocasión sucedió con Adgami, que antes regresarla cuesta arriba, pasaron horas y horas de nunca acabar. Quien logre responder certeramente a la contraseña, resolver el enigma, franquear las pendientes y esquivar dos de sus tres perros guardianes, tiene acceso asegurado a la parte más codiciada de la comarca en tiempos de las festividades y torneos de la Cofradía de los Templarios de Todos los Días. En la plazoleta donde se celebran los torneos y festividades está enclavada la pieza más envidiada por los invitados. Se trata de un horno diseñado y construido por el maestro artesano del Gremio de los Albañiles del Otimiac, Angelus Virbonus. Uno de los parroquianos que ha visitado la comarca comenta que terminada la obra, Ameshira convocó a los tres mejores artesanos del Gremio de Enladrillados, Terminaciones, Cubrefaltas y Ramas Anexas para decorar la obra maestra postrera de Angelus, bajo lluvia, sol y sereno. En la precisión de su trabajo, los artesanos del enladrillado, terminaciones y cubre faltas pusieron tanto empeños y maestría en su labor que es considerada en los anales de maestros artesanos, escultores, arquitectos, grabadores en bajo y alto relieves, mosaiqueros, vitraleros y fogoneros, como una de las siete maravillas del Otimiac y ha sido recomendada para ser declarada a perpetuidad patrimonio de los habitantes en la comarca del Zedhirys. Ir a la comarca del Zedhirys no resulta nada de sencillo.

Aún aquellos que han tenido la oportunidad de visitarla en más de una ocasión extravían el camino. Se dice que uno de sus templarios visitantes tardó décadas, antes de memorizar la ruta exacta para poder llegar a la comarca sin que Odlanreb del Odnan, por instrucciones de Ameshira, saliera en su rescate. Pensando en esos extravíos de ruta, la Templaria Mayor de la Comarca del Zedhirys encomendó al cartógrafo, que dibujaba cartas de memoria que dirigían a todas partes sin llegar a ninguna, para que diseñara uno más perfecto que los mapas gugulianos utilizados en nuestros días por navegantes, viajeros y caminantes. Recibida la encomienda, el cartógrafo del no lugar pasó horas, días, semanas y meses estudiando coordenadas, puntos cardinales, vías de acceso, puntos de referencias, códigos, símbolos, claves y leyendas antes de dar inicio a la encomienda de Ameshira.

Para no cometer los mismos errores de cartógrafos antiguos, modernos y contemporáneos, asistió como oyente al Seminario de Lecturas sobre Retos y Paradigmas de la Cartografía en Tiempos de Crisis que ofrecía el profesor Yuliuz Entemur en el curso Geo2016 de la Facultad de Geografía en la Universidad Autónoma del Otimiac. Cuando ya se había empapado de los saberes ideográficos y símbolos utilizados por los cartógrafos más consagrados, visitó la colección de mapas, brújulas y astrolabios del Centro de Investigaciones Cartográficas de la Facultad de Geografía donde se le permitió estudiar con lujo de detalles el mapa más antiguo que existe de la ciudad del Nipur, que según historiadores, geográfos y cartógrafos fue diseñado durante el periodo de la dinastía casita entre los siglos XVI al XII a.C. Estudió con lujo de detalles dibujos y diagramas de los mapas de Anaximandro, del griego Piteas y los de Magallanes; analizó las cartas de navegación y crónicas de conquista, transcribió pasajes de los manuscritos originales de los viajes de Marco Polo, reflexionó sobre la cartografía del Dorado y dibujó mapas imaginarios de la Atlántida y la Odisea. Así fueron pasando los días, semanas y meses que nadie en la comarca sabía dónde se encontraba el cartógrafo ni daban con su paradero. Según rumores y noticias que llegan a la comarca, un día lo vieron caminar en dirección al poniente de la última montaña que se divisaba a lo lejos dejándose orientar por lo que parecía ser un mapa dibujado con símbolos extraños. Otros comentan que una noche, mientras miraba la estrella de los navegantes para actualizar el azimut de sus movimientos quedó atrapado entre las coordenadas y metáforas del lugar más exacto de lo inexacto y nunca más volvió a aparecer.-

Aquí termina la historia de un cartógrafo que dibujaba mapas de memoria que dirigían a todas partes sin llegar a ninguna. Por mi parte no he vuelto a ver al amigo poeta. Mi interés por la ficción cartográfica me llevó a comprar el libro. Al abrirlo, para su sorpresa , encontré un mapa dibujado a mano y en su sus bordes, aparecía escrito con letra menuda -sine loco et año- y, a manera de advertencia para quien siguiera las coordenadas dibujadas en el mapa en el lado posterior del mapa la frase -entre un crepúsculo nocturno y otro vespertino, muchas de sus rutas en dirección a la utopías resultan inciertas.

 

2016

 

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