2016: Un año de cambio

Durante el año 2016 ocurrieron tres eventos que definen en gran medida el presente y los próximos años de nuestra vida como pueblo.

Desde la creación del ela, y por 64 años, el debate sobre la condición política del ela aguardaba por una expresión del Tribunal Supremo USA. Los favorecedores del estadolibrismo le concedían al Supremo USA la decisión final sobre la naturaleza del ela. Finalmente, luego de más de seis décadas de sacarle el cuerpo al asunto, el Supremo USA se expresó el 9 de junio de 2016 y enterró el ela en la decisión del caso Pueblo V. Sánchez Valle al afirmar la condición territorial de Puerto Rico y el irrestricto poder congresional sobre la Isla.

La decisión no tan solo puso fin a un debate de más de medio siglo sino que elimina la opción política que una mayoría del pueblo había favorecido a través de los años y que había servido como sostén del coloniaje, impidiendo una solución final al agobiante tema del estatus político.

El Partido Popular (PPD), padre de la criatura del ela, se ha quedado sin un proyecto político que ofrecerle al país. En las pasadas elecciones se limitó a prometer un buen gobierno, lo que se queda sumamente corto de las necesidades y aspiraciones del Puerto Rico que vivimos.

La desaparición del ela, ¿nos lleva a una polarización entre anexión e independencia? Creo que es muy temprano para afirmar tal cosa. En ese centro político que es el PPD todavía el sector colonialista tiene una fuerza significativa, especialmente en su dirección. Al igual que en el pasado los colonialistas se guarecieron bajo el autonomismo para ocultar su coloniaje, hoy muchos lo hacen escudándose detrás de interpretaciones torcidas de la libre asociación y la soberanía.

Si acaso había alguna duda del alcance de la decisión del Supremo USA, en la tarde del mismo día en que se hizo pública la decisión, la Cámara de Representantes aprobó la legislación que se conoce como PROMESA, imponiendo una Junta de Control Fiscal sobre Puerto Rico con todos los poderes para gobernar al país. El colonialismo se manifiesta entonces con toda su crudeza al subordinar el gobierno electo a la Junta y por lo tanto despojar a las elecciones coloniales de la poca validez que le conferían.

Al finalizar el año 2016 todavía la Junta no ha entrado de lleno en funciones pero ya ha dejado sentir su autoridad al anunciar una lista de todas las instituciones y agencias públicas sobre las que tiene jurisdicción y exigir que el gobierno central le someta un plan fiscal. Usando un término beisbolero la Junta todavía está calentando el brazo, sus efectos aún no se han sentido.

El plan fiscal que sometió el gobernador García Padilla fue rechazado por la Junta. El Gobernador se ha negado a someter un nuevo plan bajo los parámetros impuestos por la Junta. Por otro lado, el representante designado por el gobernador electo Ricardo Rosselló a la Junta, Elías Sánchez, ha manifestado la irrazonabilidad de la Junta al exigir que el gobierno central reduzca de $9 a $7 billones el presupuesto del gobierno central. Las pretensiones de la Junta son las de encargar al gobierno de los recortes y medidas de austeridad de forma tal que no se vea su mano en las decisiones impopulares que se impugnan. Ambos gobiernos, el saliente y el entrante, se han negado hasta el momento a hacerle el trabajo sucio a la Junta.

Estos dos eventos, la decisión del Supremo USA y la imposición congresional de la Junta, tuvieron un efecto en el tercer gran evento del año: las elecciones generales. En lo que podría llamarse una reacción del pueblo puertorriqueño a las decisiones de Washington, los resultados electorales reflejan la mayor abstención en la historia reciente del país. La participación electoral promedio en Puerto Rico en las últimas décadas rondaba cerca de un 80%, en las elecciones del 2016 bajó a un 53%. Por cuarta ocasión consecutiva se reduce el número de votantes en comparación con la elección anterior. Esta vez aumentó a 300mil los que no votaron en comparación con los que votaron en el 2012.

Otro gran cambio que define un nuevo pensamiento político en el país es el que un 15% de los votantes optaran por votar por candidatos independientes para la gobernación, abandonando a los partidos. Si a ello le añadimos unos 400mil que votaron candidaturas el rechazo a los partidos es incuestionable.

Esa ruptura con los partidos y la clase gobernante que los dirige puede estimarse en poco más de 300mil electores que se declaran agentes libres. En ellos podría estar el inicio de un realineamiento de las fuerzas políticas del país y el núcleo alrededor del cual organizar una gran alianza anticolonial que debe ser la respuesta a la coyuntura política actual.

Esta expresión a favor de candidaturas independientes no hay duda que tiene una gran importancia por el rompimiento que significa con la clase política y los partidos que han administrado el país, pero no debemos olvidar que siempre se ha de necesitar una organización política, del tipo que sea, para conducir al país a la profunda transformación política y económica que mandata la situación actual.

Si el año 2016 fue escenario de unas decisiones de Washington que han cambiado radicalmente nuestra realidad política como han sido la afirmación de nuestra condición colonial y colocar a la Isla bajo la sindicatura de una Junta, el año 2017 será escenario de luchas y confrontaciones mayores que nos llevarán a cambios más profundos que los habidos en el 2016.

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