A pesar de María, lo que pude ver de cine en septiembre y octubre

El ruido, la fuerza del viento y la lluvia que acompañó al huracán María sobrepasó mi memoria de Hugo (1989) y la de Georges (1998). Estuve sin agua por 2 días (lo sé, muy privilegiada). Ahora tengo comunicación a través del celular y la Internet va y viene. Mientras sigo sin esperanza de ver la luz en quién sabe cuánto tiempo, comento varios filmes que vi antes y después de María,  gracias al esfuerzo de Caribbean Cinemas; nos han dado un simulacro de normalidad abriendo algunas de sus salas sin tener todavía agua y operar con su propio generador.

Extraterrestres

(directora, guionista, productora y editora Carla Cavina; cinematógrafo Pedro Juan López; elenco: Marisé Alvarez, Emanuel Sunshine Logroño, Laura Alemán, Yamil Collazo, Alba Escobar y Prakriti Maduro)

Esta joven puertorriqueña se conoce por la creatividad y calidad de sus cortometrajes galardonados en festivales de cine. Este es su primer largometraje y desarrolla una historia local—en el mejor sentido de la palabra: familiar y particular de una región—que conecta las ataduras y presiones sociales dentro de un marco político que puede vincularse con el mundo de la astrología. Lo maravilloso es que todos estos elementos encuentran un espacio común.

Nos adentramos—hasta donde se le permite a una familia dirigida patriarcalmente—en una empresa avícola que tiene que manejar, casi como un malabarista, los elementos de empleo de trabajadores, el cuido, alimento y producción de las aves, la competencia desleal, las relaciones familiares, los intereses vendidos de los gobiernos de turno, especialmente en su relación con las leyes federales que aplican o no a la colonia. La hija pródiga regresa después de estudiar, tener un empleo de mucho prestigio en la astrofísica y de descubrir estrellas hasta el momento sin nombre. Teresa Díaz considera que este es el mejor momento para un encuentro familiar ya que se siente segura de la carrera elegida y de su vida personal, pero al momento de reentrar en ese núcleo familiar, vuelve la inseguridad que tuvo cuando niña y adolescente. El conflicto principal es con el padre, a quien admira por su compromiso con su empresa y su gente, pero a quien no puede confrontar para hacerle entender que ella tiene el derecho de elegir lo que quiere hacer con su vida tanto profesional como íntima.

Aunque el concepto de “extraterrestre” queda muy en el aire, los conflictos privados y públicos se enlazan muy bien para dar un cuadro conocido y esperanzador a base del diálogo y el respeto. Los aspectos técnicos de sonido y fotografía le dan al filme el nivel profesional que debe distinguir a nuestro cine nacional.

Mother!

(director y guionista Darren Aronofsky; cinematógrafo Mathew Libatique; elenco Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer, Brian Gleeson y Domhnall Gleeson)

Todos los filmes de Darren Aronofsky son extraños por su uso de metáforas que tienen múltiples capas de significado y que él las lanza todas para que cada espectador lo interprete según su propio conocimiento y experiencia. Muchos reseñistas se conforman con un elemento al que pueden anclarse para clasificarla como buenísima o genial (aunque no lo sea). Black Swan (2010), The Wrestler (2008) y Requiem for a Dream (2000) fueron nominadas o ganadoras de Oscares, Golden Globe y BAFTA en las categorías de Mejor Actriz, Mejor Actor y Mejor Actriz principal y de Reparto respectivamente. Mother! tiene este mismo impulso con Jennifer Lawrence siempre en close-up, Javier Bardem con su mirada misteriosa y amenazante y los casi cameos que nos sacuden de Ed Harris y Michelle Pfeiffer.

El encuadre de la historia es el fuego de una casa que incluye la muerte de una mujer en llamas. Una pareja habita una casa grande y hermosa reconstruida precisamente después del fuego. Es una casa que tiene significados tanto para HIM en el pasado como para MOTHER, quien escucha sus paredes para reconocer historias pasadas y reconstruir paredes y habitaciones con esos latidos. Nos recuerda la relación del fantasma con la casa en la reciente película A Ghost Story. Mientras la creatividad de MOTHER está en esta remodelación, HIM intenta escribir nuevamente y adquirir el reconocimiento que una vez tuvo. Pero mientras a ella la inspira el compartir su espacio únicamente con su marido, él necesita tener personas a su alrededor que le cuenten sus propias historias y lo adulen por su poesía. Según la casa se vaya abriendo al mundo exterior, la tensión aumentará entre la pareja. Cada inclusión traerá ruptura hasta regresar al principio.

Los conocedores del mundo fílmico de Aronofsky leen metáforas y alusiones en Mother! relacionadas con Dios, la creación del mundo y Adán y Eva hasta la obsesiva creatividad e inspiración que se lleva todo por el medio. Podemos seguir explorando estos y otras interpretaciones.

Victoria and Abdul

(director Stephen Frears; guionista Lee Hall; autor Shrabani Basu; cinematógrafo Danny Cohen; elenco: Judi Dench, Ali Fazal, Tim Pigott-Smith, Eddie Izzard, Adeel Akhtar, Michael Gambon,  Paul Higgins, Olivia Williams, Fenella Woolgar, Ruth McCabe y Simon Callow)

La reina Victoria de Inglaterra (1819-1901) puede no tener tantas versiones fílmicas de su vida como Elizabeth I (1533-1603) aunque su reino (desde 1837) sea el más extenso de cualquier monarca inglés. Su vida se ciñó a ser la esposa bajo la sombra del príncipe Albert y la madre de nueve hijos que por su parte se extendieron para multiplicar las familias reales de finales del siglo 19 y principios del 20. Varios filmes y miniseries se han enfocado en la joven Victoria (The Young Victoria de 2009 y la serie “Victoria” de 2016) o en la relación amorosa de la pareja real (“Albert and Victoria” de 1970 y “Victoria & Albert” de 2001). Sin embargo, han dejado fuera a la reina viuda desde 1861, quien al parecer, pasó los próximos 40 años vestida de negro, peleando con sus hijos por sus intentos de independizarse y moviéndose entre espacios conocidos fuera del ojo público. El filme Mrs. Brown de 1997, protagonizado por Judi Dench, cubre otro aspecto de esta monarca: su romance con un hombre de su servidumbre, John Brown, que duró hasta la muerte de éste en 1883. Esta vez, en Victoria and Abdul, la acción se mueve al 1887, el jubileo de los 50 años de su coronación. La soledad de la reina es doble, tanto por el príncipe Albert como por su gran amigo Brown. Cada día se siente forzada a vestirse y asumir las reuniones y el protocolo que le corresponde. Las escenas de esa rutina diaria son magníficas y graciosísimas.

Es precisamente para estas festividades—que comienzan con un banquete que preside la reina, que apenas se ve a la cabeza de la mesa—que conoce a Abdul Karim, un oficinista de Agra que es escogido para traer una moneda conmemorativa. Por más que instruyeron a Abdul a no mirar a la reina a los ojos y hacer reverencia al llegar y salir de su presencia, su fascinación con la ceremonia, vestimenta, comida, salones, multitud de sirvientes lo hace olvidarse y acercarse a ella. Desde ese momento Abdul va ganando la confianza de la reina hasta convertirse en su Munshi, su maestro y guía. De él aprenderá urdu, se familiarizará con el Corán y aprenderá de la cultura de la India. Mientras tanto Mohammed, quien también fue parte de la ceremonia del Jubileo, tratará de que Abdul no se acomode demasiado en este ambiente desconocido—pero fascinante para Abdul—que para él representa la separación de su familia y país aparte de estar en lo que considera territorio enemigo. Tanto el hijo heredero de Victoria, Bertie (quien luego se convertiría en el rey Edward VII) como toda su corte, desaprueban de esta nueva amistad entre la reina y un sirviente, ahora peor porque no es blanco.

El filme es una comedia romántica dentro de un encuadre histórico ya que todo se construye con base en los pocos escritos preservados por Abdul ya que cuando muere la reina en 1901—Karim estuvo a su lado desde 1887—el futuro rey y su corte destruyen todo documento, foto, dibujo que pudiera probar su existencia. Ya que la reina no se mueve de su entorno británico, no conoce a fondo su imperio exterior y se incluye muy poco en el filme de los abusos y crímenes perpetrados en su nombre. Mientras Abdul solamente le habla a la reina de la belleza y riqueza cultural de su país y se desborda en su agradecimiento y admiración por el imperio. Algunos críticos ven esta ausencia de detalles políticos como un fallo en la historia y la actitud de Abdul hacia la reina como la de un colonizado. Aunque cierto, nuevamente es la historia de Abdul Karim que, como tantos otros, tenía una admiración inmensa por el imperio británico sin nunca desdeñar su propia historia.

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