Al cierre de estas líneas apenas faltan unas horas para la cita del electorado puertorriqueño con las urnas. Culmina otro proceso eleccionario, mediante el cual los votantes elegirán a los gobernantes de Puerto Rico para el próximo cuatrienio. Este año, la incursión de la Alianza de País entre el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) se ha convertido en el agente catalizador del proceso político-electoral. Se trata de un proyecto que ha venido cuajando en la medida en que el liderato de ambas organizaciones políticas comprendió que juntos y enfatizando sus coincidencias elevan el potencial del respaldo electoral muy por encima de lo que cada una puede lograr por separado. Ambos PIP y MVC han crecido mucho durante esta campaña electoral y sus candidatos y candidatas han atraído un amplio respaldo en sus comparecencias públicas, y según las encuestas y sondeos publicados. La aceptación de su candidato a gobernador, Juan Dalmau, crece por encima de la de sus competidores y se le considera el candidato político con mayor momentum de cara a la elección del próximo martes, 5 de noviembre. Igualmente, es real la posibilidad de un triunfo de su candidato a alcalde de San Juan, Manuel Natal y de multiplicar sus delegaciones en Cámara, Senado y gobiernos municipales.
Pero donde está el mayor logro de La Alianza es en el creciente apoyo demostrado por nuestro pueblo a su plataforma de gobierno, una que rescata y ofrece soluciones justas a los reclamos más apremiantes para la educación, la salud, la vivienda, la seguridad pública, y la protección del patrimonio público, entre otros, y propone un cambio de gobernanza que devuelva el mérito al servicio público y garantice un gobierno limpio, transparente y libre de corrupción. El electorado parece haber comprendido que el bipartidismo es estéril y no puede ofrecer fruto nuevo, y que el momento del cambio ha llegado.
Con su posicionamiento como una opción real de cambio ante un descompuesto y decadente bipartidismo PNP-PPD, la Alianza de País ha capturado la imaginación de miles de electores en Puerto Rico, especialmente de la juventud, la cual ha visto sus oportunidades recortadas y su futuro limitado ante los profundos problemas que confronta el país, y la incompetencia y corrupción en el desempeño de los gobiernos del bipartidismo que, uno tras otro han hundido a Puerto Rico cada vez más.
A pesar de una feroz campaña de miedo y mentiras en su contra, que fue respaldada por una inversión de multimillones de dólares de Super PACS de contratistas y grandes empresarios, el mensaje de Juan Dalmau y La Alianza ha calado tan hondo que amenaza con quebrar la hegemonía electoral y política del bipartidismo PNP-PPD en Puerto Rico, y provocar un sísmico realineamiento de las fuerzas políticas y sociales del país, con énfasis en los reclamos de los sectores trabajadores y populares que han sido los más golpeados por la crisis.
La posibilidad de que Juan Dalmau y La Alianza ganen los próximos comicios está viva. Nada está escrito hasta que no se cuenten todos los votos. Pero cualesquiera que sean los resultados oficiales, ya La Alianza triunfó y sus frutos se habrán de cosechar durante los próximos meses y años.
Triunfo porque logró consolidar un liderato joven y bien preparado para afrontar los retos. Cuentan con excelentes líderes para largo rato, mientras los demás partidos y sus portavoces lucen desgastados y evasivos ante los temas candentes y controversiales. Los otros partidos no tienen excusas, han estado siempre en el gobierno y comparten la responsabilidad por el descalabro. Por eso, durante esta campaña electoral, han sido los candidatos y candidatas de La Alianza quienes han dominado la narrativa política, estableciendo con claridad y dominio las raíces de los problemas de Puerto Rico y sus propuestas y soluciones. Además, han sabido explicarlas con gran efectividad. Su campaña ha sido seria y profunda, pero accesible y sin artificios, y le habla directamente a las principales preocupaciones, reclamos y necesidades de nuestro pueblo. Sin duda, los candidatos y candidatas de La Alianza sobresalen en preparación y proyección.
Otro logro indiscutible de Juan Dalmau y La Alianza ha sido incorporar la fuerza positiva de la juventud, que es el futuro de Puerto Rico. El mensaje de sus candidatos y candidatas les habló directamente a los jóvenes, logrando reactivarlos y atraerlos al proceso electoral en cifras récord. Es una enorme ganancia para Puerto Rico poder contar con una juventud activa y que se siente dueña de su poder para cambiar lo que entienden que deba ser cambiado. Motivar y confiar en la juventud garantizará nuestro futuro como nación.
La Alianza también ha logrado comunicar su compromiso con la descolonización de Puerto Rico, como paso indispensable para que Puerto Rico alcance su máximo potencial de desarrollo económico sostenible. Su propuesta inclusiva y democrática para una Asamblea Constitucional de Estatus es la solución que garantiza la participación de todos los sectores ideológicos en una mesa de acuerdos que pueda llegar a consensos sobre fórmulas de estatus, por las cuales nuestro pueblo votará. El.proceso también incluye el diálogo y la negociación continuas con el Congreso y el Presidente o Presidenta de Estados Unidos, un paso imprescindible para lograr la descolonización.
Con esos logros y objetivos se presentará La Alianza ante los electores este próximo 5 de noviembre, en ánimo de victoria y con la esperanza como principal destino. Lograr el triunfo de la esperanza será un paso histórico para nuestro pueblo. Desde CLARIDAD, hacemos un llamado a todas y todos los electores hábiles para que salgan a votar por la única opción real para rescatar nuestro país de las manos de quienes lo han hundido. Puerto Rico merece un mejor gobierno y un mejor futuro. Como pueblo, merecemos una Patria Nueva en la que todos y todas encontremos nuestra oportunidad.