Claridades:Ejecución de Elias Francis Riggs

 

23 de febrero de 1936

“La ejecución revolucionaria del jefe norteamericano de la policía colonial, el coronel E. Francis Riggs es el hecho que parte en dos la historia de las relaciones imperio-colonia, Estados Unidos y Puerto Rico.

Riggs, por ejemplo, sobre la sangre aún caliente de nuestros cuatro mártires de Río Piedras de 1935, de cuya muerte él mismo era responsable, declaró a la prensa que “habrá guerra, guerra, y guerra contra los nacionalistas”. Lo que trajo mi respuesta como Secretario General del Partido Nacionalista: “Juega con fuego el coronel. Habrá guerra, guerra y guerra contra los yankis”.

Pedro Albizu Campos despidió el duelo de los cuatro asesinados. Y no sólo él, sino los miles de asistentes al entierro, y Puerto Rico en general. Fue allí que Albizu, tras media hora de furiosa oratoria, juramentó a los presentes a que aquel crimen no quedaría impune.

No quedó. El 23 de febrero de 1936, el miembro del Partido Nacionalista de Puerto Rico, Hiram Rosado le entró a tiros al auto donde viajaba Riggs, falló y fue detenido. Hiram no se negó al arresto, diciendo —Yo no tiro a mis hermanos.

Apenas segundos después se acercó un segundo nacionalista, Elías Beauchamp, diciendo que él fue testigo. A esto los policías pensaron que era un chota y le franquearon el acceso a Riggs, y minutos después que Hiram Rosado lo intentó sin lograrlo, Beauchamp ejecutó a tiros a Riggs. Y si Beauchamp hubiese fallado, Riggs de todos modos no llegaba a casa ese día, pues más nacionalistas esperaban a pasos del lugar de la ejecución para en caso de hacer falta un tercer intento.

Riggs mismo se ocupó de probar con su muerte la complejidad de ese fenómeno tan profundo y complejo como es el de la violencia de los pueblos coloniales. Su gobierno había asesinado a Sandino sin que un brazo latinoamericano nivelara una pistola sobre Wáshington. ¿Estaba el espíritu hispanoamericano herido de atonía colonial? Fallado el intento de Hiram Rosado “lo juicioso, lo militar, era que Riggs se marchase inmediatamente al Cuartel General y aguardase allí los resultados inmediatos” (opinión expresada por Albizu, que comparto). Pero creyendo el yanki en la inferioridad latinoamericana, junto a la temeridad, arrogancia y desdén por el pueblo colonizado…”

Los jóvenes nacionalistas, Hiram Rosado y Elías Beauchamp son detenidos y asesinados por la policía colonial dentro del Cuartel de la Calle San Francisco, en el Viejo San Juan, mientras se hallan bajo arresto. La misma prensa del país puede constatar, por la condición de sus cuerpos y los huecos que dejan las balas en las paredes, que éstos han sido acribillados.

___

Tomado de “La ejecución del agente yanki, E. Francis Riggs…” -paráfrasis de textos de de Juan Antonio Corretjer,- y de página de Facebook de Darios Ortiz Seda

Artículo anteriorA 50 años del crimen impune 
Artículo siguienteEditorial: Sin excusas para la incompetencia