*Nota de la autora: A continuación, comparto la ponencia que presenté en nombre de Editora Educación Emergente (EEE) en la ASAMBLEA DE PUEBLO en torno al megaproyecto de lujo “Esencia”, propuesto para Punta Melones, Cabo Rojo. La Asamblea fue convocada por múltiples organizaciones comunitarias, científicas, ecológicas y culturales de Cabo Rojo y municipios aledaños, incluyendo a EEE, y celebrada el pasado 28 de septiembre de 2024 en la Biblioteca Municipal Blanca Colberg de Cabo Rojo. Posteriormente, las organizaciones entregaron al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales las 13 ponencias presentadas en el evento, así como una Proclama Comunitaria firmada colectivamente.
Saludos. Mi nombre es Beatriz Llenín Figueroa y, junto a Lissette Rolón Collazo, soy fundadora y editora del sello editorial caborrojeño Editora Educación Emergente (EEE), que este año 2024 cumple quince (15) años de labor editorial, cultural e intelectual desde nuestro municipio en el suroeste de Puerto Rico. EEE produce libros arbitrados en una amplia gama de áreas y formas del conocimiento, las artes, las ciencias, la cultura, la historia y la filosofía, a través de diez series editoriales impresas y una undécima de publicaciones digitales de acceso libre. Ofrecemos al país y a nuestras comunidades lectoras a nivel regional e internacional contenidos que profundizan nuestro entendimiento, análisis e imaginación sobre Puerto Rico, su pasado, presente y futuro, sus desafíos y creaciones, sus escollos y posibilidades. Al presente, nuestro catálogo cuenta con más de cien publicaciones de decenas de autorxs de Puerto Rico y otros países, y nuestros libros se distribuyen en el circuito comercial puertorriqueño y a nivel global a través de una plataforma de distribución internacional.
Toda esa trayectoria y los múltiples niveles de su aportación económica, social, cultural e intelectual se fundamentan en el municipio de Cabo Rojo, que, para Editora Educación Emergente, es mucho más que una sede. En los paisajes de Cabo Rojo, y en particular, en las zonas de Boquerón, Combate y Joyuda, se han gestado y diseñado todos los elementos del proyecto; se han corregido, editado, diseñado y producido nuestras publicaciones; se preparan y envían por correo los paquetes con nuestros libros vendidos en la tienda digital; se reciben las órdenes de libros impresos por colegas en imprentas de Naguabo, Hato Rey y Lajas; se organizan todos los eventos alrededor del país relacionados con nuestros libros; se descansa contemplando los pelícanos en el balneario de Boquerón y flotando en sus aguas, para luego seguir laborando; y un largo et cétera de lo que implica llevar adelante un proyecto de este tipo en un país tan golpeado –y cada vez más precario– como el nuestro. Sin el profundo sentido de lugar-casa que es Cabo Rojo, sus costas, su gente, su ritmo, su luz, EEE sería impensable.
Como ciudadanas puertorriqueñas, residentes en Cabo Rojo y probadas gestoras culturales, estamos profundamente comprometidas con el uso y disfrute sostenibles de nuestras zonas costeras. También nos competen la férrea protección de nuestros ecosistemas en tiempos de grave crisis climática, el derecho de nuestra ciudadanía local a permanecer en sus vecindarios y la garantía de uso y disfrute públicos de nuestras playas. La descomunal magnitud de la amenaza que supone el megaproyecto de lujo y de élite Esencia, y la aparente complicidad del DRNA –agencia supuesta a proteger nuestra naturaleza– con su acelerada aprobación del deslinde que incluye bienes de dominio público sin siquiera celebrar vistas públicas, son de carácter criminal para Cabo Rojo y toda la zona suroeste del país.
De por sí, nuestra área está profundamente empobrecida, el abandono estatal es palpable a todos los niveles, y nuestras comunidades enfrentan cada vez más dificultades para permanecer, para vivir. Las implicaciones a todos los niveles –demográficos, ecológicos, económicos, arqueológicos, sociales, culturales, estéticos– de un proyecto que arrasaría más de 2,000 cuerdas de terrenos de alto valor ecológico y arqueológico para construir un enclave de lujo, son verdaderamente impensables. La sublime belleza de las costas de Boquerón y Combate, con sus bosques y playas –¡eso mismo que tanto interesan vender!– quedaría seguramente destruida en una distopía de contaminación y acceso controlado para lxs caborrojeñxs y el resto de las especies sensibles –¡las que sobrevivan!–, mientras se yerguen como coronas podridas campos de golf, pistas de aterrizaje, los cristales con seguridad high tech de varios hoteles y cientos de residencias de lujo, entre otras construcciones propuestas en este proyecto. El volumen de la demanda de electricidad y agua potable –servicios continuamente interrumpidos en cada temporada alta de visitantes a Cabo Rojo– será imposible de atender. Las vías públicas – incluyendo el acceso principal al pueblo de Cabo Rojo, la carretera 100–, que hoy por hoy se inundan dramáticamente con la menor de las lluvias, se volverán intransitables con la escala desmedida de la nueva afluencia al municipio. Lxs mega ricxs que pueden invertir, especular, comprar y vender en todo el planeta, que son quienes harán lo propio en Esencia (y consideremos con cuidado quiénes componen las firmas desarrolladoras, inversionistas y cabilderas de este proyecto y sus amigxs), así como sus cómplices puertorriqueñxs, se irán sin pensarlo dos veces. Y, como ha sido el caso tantas veces en nuestra historia, nos quedaremos con el monstruo muerto y todos sus daños, que serán irreparables.
Por todo eso y tanto más, en Editora Educación Emergente decimos con urgencia, NO A ESENCIA.