Dedican a María Dolores “Tati” Fernós la Asamblea Anual del Colegio de Abogados y Abogadas

 

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Especial para Claridad

Bajo el lema “Los rostros de la violencia”, del 6 al 11 de septiembre de 2021, se celebrará la Convención y Asamblea Anual 181 del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, según ha anunciado la presidenta actual del colectivo, la licenciada Daisy Calcaño. Por todo lo que ha aportado a la práctica del Derecho en Puerto Rico a través de sus más de 50 años de servicio, sobre todo desde las áreas de vivienda pública y derechos para las mujeres, será la licenciada María Dolores “Tati” Fernós a quien le dediquen la Asamblea, que en esta ocasión y ante la pandemia que aún enfrentamos, será en formato híbrido.

En entrevista telefónica con CLARIDAD, la homenajeada expresó sentirse sorprendida por ese reconocimiento que le otorgan. Sin embargo, su trayectoria profesional al servicio de los derechos humanos comprueba que este homenaje lo tiene más que merecido. Desde que comenzó su carrera laboral en Servicios Legales de Puerto Rico en 1971 hasta el presente, cuando colabora voluntariamente en varios colectivos feministas, Fernós ha utilizado el Derecho como una herramienta importante para lograr cambios sociales y atender las luchas que ha impulsado junto a compañeras y compañeros que trabajan a favor de la justicia y la equidad.

Recuerda Fernós que fue a principio de los ’70 y durante su tercer año de estudios en Derecho cuando comenzó la experiencia práctica en Servicios Legales de Puerto Rico, organismo inaugurado hacía poco para aquella época y auspiciado por el Colegio de Abogados. “Llegué a practicar en momentos en que había sobre la mesa una demanda de Servicios Legales en representación de los residentes de Piñones en Loíza porque había un desarrollo de un mega proyecto que implicaba sacar a un montón de familias de sus residencias”, contó la licenciada.

“A mí esos temas de [expropiaciones y derecho a vivienda] siempre me han parecido cruciales en la vida de los pueblos y en las estrategias que se tienen que desarrollar para que la gente no sufra tanto”, dijo quien con la otorgación de la beca Reggie fue que comenzó en Servicios Legales. “Estaba el movimiento del rescate de terrenos en su momento más álgido. Me había convencido de que tenía que envolverme en el área de vivienda y esa terminó siendo mi área de especialización por los 20 años que estuve en Servicios Legales”, recordó.

En este organismo también formó parte de la Unión independiente de empleados de Servicios Legales, en donde abogó porque el convenio colectivo tuviera cláusulas que velaran por los derechos laborales de las mujeres. “Me designaron para estar en el primer comité negociador del primer convenio colectivo. Me encargué de que hubiera cláusulas que no estaban en ningún convenio de la época: para la lactancia, para el derecho al aborto, para adopciones, todas esas situaciones de salud de las mujeres que ameritaban que se trataran de forma diferente a las de cualquier otro trabajador”.

 

Fernós expresó sentirse muy orgullosa de lo logrado desde ese espacio sindical porque no se veía ni entendía que las mujeres trabajadoras necesitaban (necesitan) un apoyo para desarrollarse cuando tenían (tienen) tantas otras responsabilidades impuestas socialmente.

Otro de los puestos de liderato que ha ejercido y desde el que ha ejecutado el Derecho para adelantar los caminos que considera más justos fue como directora de la Unidad de litigio de la Oficina legal de la Inter Derecho en 1993. Allí se les permitía a estudiantes de Derecho adentrarse en la experiencia práctica. Fue en 1998 cuando asumió en la Inter la responsabilidad de ser profesora a tiempo completo de cursos que combinaban el Derecho con el cambio social, la vivienda o la pobreza.

Legislaciones a favor de los derechos de las mujeres

De igual manera, otro momento importante en su trayectoria profesional fue cuando, bajo el gobierno de Sila María Calderón, dirigió la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, que se acababa de poner en vigor porque “habíamos pedido esa legislación y la Gobernadora quiso que se aprobara durante los primeros 100 días de su mandato”. Quedó constituída, entonces, como la Ley 20 del 11 de abril de 2001.

La idea de la conformación de una procuraduría que tuviera poderes de fiscalización surgió dentro de la Comisión de Asuntos de la Mujer, desde donde se venían logrando legislaciones importantes con relación al hostigamiento sexual y la violencia doméstica.

María Dolores Fernós describió las semejanzas y diferencias entre el momento en que se consolidó la Oficina de la Procuradora de las Mujeres y el actual, cuando se decretó un Estado de Emergencia ante la ola de violencia de género que nos arropa. “En aquel entonces, las ayudantes legislativas de la gobernadora Calderón coincidieron con los reclamos de las mujeres. Ahora, aunque hay muy buenas compañeras dentro del Comité de Prevención, Apoyo, Rescate y Educación de la Violencia de Género (PARE), es más difícil porque hay más resistencia [en la Legislatura] con Proyecto Dignidad que lo que nosotras tuvimos en nuestro tiempo. Siempre había machismo, pero no con el odio fuerte que estamos viendo en estos momentos”.

Y continuó aseverando la licenciada: “No ha habido retrocesos en términos de legislaciones. Donde ha habido cambio es en que los grupos machistas fundamentalistas religiosos no estaban organizados en contra de nuestra lucha. Lo que tenemos que enfrentar ahora es un sector muy de derecha, muy conservador, muy retrógrada y con mucho foro y poder económico”.

Reflexiona su trayectoria desde su retiro laboral

En el presente, tras haberse retirado del mundo laboral, reflexiona sobre la oportunidad de vida que ha tenido de poder aunar las luchas personales con el trabajo social gestado y ejecutado.

“Lo maravilloso para mí es que veo la importancia de haber adquirido la experiencia de más de 50 años como abogada y activista feminista y social porque, ahora, participo (y aporta) en distintos grupos voluntariamente. Estoy en las juntas directivas de la Fundación de Mujeres en Puerto Rico, la Fundación Comunitaria, el Proyecto 85, y veo que mi experiencia ayuda en las reflexiones que hacemos en las reuniones”, comentó.

Concluyó que, en este momento, su fuerza y la de las organizaciones que abogan por hacer valer los derechos de las mujeres en Puerto Rico está en una nueva generación educada, que tiene más conciencia de que la violencia por razón de género es inaceptable. “Siempre hemos dicho que es importante incorporar al movimiento jóvenes. Hace algunos 10 años que se ven esas jóvenes, incluso ahora hay muchas más voces masculinas valientes y educadas hablando sobre igualdad, equidad, y perspectiva de género.

 

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