Discursos religiosos en el cine de horror: Heretic y rescates del pasado: Hardcore y The Hunger

 

En Rojo

 

Si continuamos usando de referente a la iglesia Católica de Conclave, es tan solo un paso aludir a los cientos (¿miles?) de filmes donde los sacerdotes hacen exorcismo (supuestamente siguiendo un texto ‘sagrado’ o inventando uno) para enfrentar a ese demonio que todxs llevamos adentro, según nos cuentan estas mitologías. Aquí comento el + reciente filme de Hugh Grant, Heretic, e incluyo, como parte de la sección “Rescates del Pasado”, reseñas de otros dos filmes de supuesto horror (género que nunca he disfrutado), pero que crecen fuera del género impuesto.

Heretic
Directores y guionistas: Scott Beck y Bryan Woods; cinematógrafo: Chung-hoon Chung; elenco: Hugh Grant, Sophie Thatcher, Chloe East, Topher Grace

Vemos a la distancia, y escuchamos su conversación, a dos jóvenes en bicicleta que intentan acercarse a diferentes personas o grupos para preguntarles si están familiarizadxs con la iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días. Tratan de repartir folletos, pero la mayoría los rechazan y tampoco se detienen a escucharlas. Entendemos poco a poco que esta es la iniciación de jóvenes que intentan ser parte de los Mormones: difundir sus creencias y traer adeptos a su iglesia. Su última parada es la dirección de alguien que sí ha demostrado interés, Mr. Reed, quien con gran entusiasmo las recibe en su casa. Sister Barnes y Sister Paxton le advierten que solamente pueden entrar si hay una mujer presente. Reed promete persuadir a su esposa salir de la cocina para que las conozcan. Todo lo que acabo de describir, está condensado en los avances del filme. Y, por supuesto, nosotrxs como espectadorxs, sabemos que esta visita va a terminar en un desastre. Cuán grande sea el desastre es lo que queda por narrar.

Pero lo que hace al filme atractivo y diferente es la antesala a la peligrosidad que se avecina. Lo + importante para Reed es el debate religioso y eso solo se puede dar con personas de convicciones muy cerradas, como Barnes Y Paxton, que defenderán sus creencias—o al menos, las de su iglesia—ante cualquier argumento que pudiera favorecer a otras religiones. Reed ha cuidado muy bien de crear una escenografía que complemente sus argumentos en pro de que ninguna religión es válida por si misma. Tiene cuadros, citas, juegos, una biblioteca inmensa y despliega en una mesa los libros sagrados de las religiones que se han apropiado del discurso de que son el único y verdadero camino a la salvación. Por razones obvias—ellas son jóvenes y han estado inmersas solamente en su propia iglesia—debatir con Reed es perder la batalla desde sus inicios. Pero tanto Barnes y Paxton sí son observadoras, saben debatir (como si fuera un duelo) y la situación despierta en ellas argumentos que van + allá de las creencias contenidas en libros escritos por hombres sobre realidades no comprobables, excepto por la fe.

Hoy en día, cuando las religiones organizadas parecen estar en una guerra santa para declararse única y poder dirigir y derrotar a cualquier grupo que parezca alejarse de lo que esas iglesias/sinagogas/templos/mezquitas establecen como la verdad absoluta, los argumentos que plantea Reed tienen mucho sentido. Las creencias inculcadas en cada grupo religioso se vuelven dogmas que van contra lo que es el ser humano: alguien que piensa, analiza, actúa, sobrevive, cuida de sí mismo y los suyos y aprende a vivir en comunidad para el mejoramiento del colectivo.

 

Rescate del pasado: Hardcore y The Hunger

Hardcore (1979)

Director y guionista: Paul Schrader; cinematógrafo: Michael Chapman; elenco: George C. Scott, Peter Boyle, Season Hubley, Dick Sargent, Leonard Gaines

El director y escritor, Paul Schrader, presenta en Hardcore el sub-mundo de la pornografía, en especial el de las películas de sexo que utilizan a adolescentes. Capta la degeneración y ausencia de valores humanos en esta esfera de la sociedad que se dedica a comercializar con el sexo. El término “hardcore” se refiere a las películas de sexo explícito que abunda en relaciones poco usuales y que se recrea en la violencia sexual y física. Estas películas duran a lo máximo 20 minutos, carecen de cualquier apreciación artística y se exhiben en cualquiera de las miles de tiendas que se encuentran en la calle 42 de Nueva York, y en sus paralelos en San Francisco y Los Angeles, donde se desarrolla esta historia. El filme presenta dos formas de vida opuestos y extremos. Jake (George C. Scott) es el padre responsable, religioso que provee por su familia y cuyo mundo es su negocio y su hija. En el tranquilo pueblo que reside en Michigan, Jake es respetado por la comunidad y forma parte de una familia extendida que se reúne regularmente para festejar religiosamente y afianzar sus valores morales. Casi parece no pertenecer a una nación que se tambalea por sus conflictos internos, choques violentos entre grupos étnicos y males sociales—al parecer incontrolables—como la droga y la prostitución. Cuando su hija adolescente, Kristen, desaparece en una excursión a Disneyland, Jake comienza su búsqueda de esta oveja perdida y descubre el mundo de corrupción moral que su religión tanto condena. Visita entonces cines, tiendas de revistas pornográficas, prostíbulos, lugares de venta de fetiches y otras ‘ayudas’ sexuales, clubes de contacto visual (se paga por mirar a una mujer desnuda a través de un cristal por 3 minutos), y participa en el rodaje de las películas en que su hija ha tomado parte.

Una de las cosas que sorprende a Jake es la clase de persona que pertenece a este mundo. No son los ignorantes, los negros o latinos, los pobres que no tienen otra opción, sino, por el contrario, jóvenes privilegiados en cuanto a educación y posiblemente dinero. Los directores de muchas películas hardcore son estudiantes de UCLA u otra universidad de igual prestigio. El negocio de la pornografía es tan lucrativo que atrae a los sectores que tienen un capital para invertir. Los deseos, necesidades y sentimientos del ser humano son reducidos a signos de $ en este negocio redondo. La compañera de Jake en su búsqueda es su contraste moral. Season Hubley es la chica atractiva que desde muy joven conoce el valor económico de su cuerpo y se lanza a explotarlo. Pero por ser mujer/niña es a su vez explotada por su administrador/chulo y se siente indefensa ante la brutalidad amenazante de este. Solo puede ver alguna esperanza liberadora en Jake, ya que éste es un hombre poderoso económica y físicamente. Pero, a pesar de sus supuestas creencias religiosas, Jake solo se ocupa de velar por los suyos. Una vez recuperada Kristen, Season se pierde en la multitud. Es interesante la forma en que se resume la relación hacia el sexo de estos 2 polos opuestos: para Jake, el sexo es algo pecaminoso y degradante que se debe esconder y si posible evitar; para Season, el sexo tiene tan poco valor moral que por eso ella lo vende al mejor postor.

The Hunger (1983)
Director: Tony Scott; guionistas: James Costigan y Michael Thomas; autor:Whitley Strieber; cinematógrafo: Stephen Goldblatt; elenco: Catherine Deneuve, David Bowie, Susan Sarandon, Cliff De Young, Beth Ehlers, Dan Hedaya, Willem Dafoe)

Posiblemente The Hunger sea la mejor película en exhibición en Puerto Rico en estos momentos. Cuenta con un excelente manejo de cámara; música que complementa la acción; bellas escenas realizadas con gran delicadeza; y excelentes actuaciones. Aunque pudiéramos decir que este es un filme de vampiros, es mucho + que eso. Trata sobre experimentos científicos de por qué el cuerpo envejece y con cuánta premura; del ansia que todo ser humano tiene por conservar su juventud y belleza como garantía de aceptación social y recipiente de afecto; de las relaciones interpersonales entre médico y paciente, entre amantes homosexuales o heterosexuales. Y todos son temas proyectados y ampliados por una cámara en busca del ángulo perfecto para crear una sensación a través de una imagen.

Como sucedió anteriormente con Diva (Jean-Jacques Beineix 1981), este filme se distingue por la ausencia de estereotipos no solo de personajes, sino de situaciones. El deseo y el amor no distinguen entre hombre y mujer. Por eso, las relaciones íntimas se dan en The Hunger sin tomar en cuenta el sexo del ser amado. Lo que importa es el sentimiento, el deseo y la satisfacción de amar y ser amada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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