Editorial: Competencia, transparencia y confianza en el proceso electoral

 

La nueva ley electoral- redactada, aprobada y firmada a la trágala hace unos meses por la mayoría legislativa y la Gobernadora del Partido Nuevo Progresista (PNP), sin el consenso de los demás partidos políticos ni del País- ha significado, en este final de ciclo electoral, el dominio férreo del PNP sobre la Comisión Estatal de Elecciones (CEE).

Tras la aprobación de esta nueva ley electoral, el caos se ha apoderado de la CEE. Por primera vez, las primarias de los partidos no se pudieron completar en la fecha señalada, resultando en un proceso altamente irregular. Ahora mismo, a una semana de realizadas las elecciones generales, aún no hay certeza de sus resultados, por la inesperada aparición de 182 maletines conteniendo material electoral que no fue debidamente devuelto a la CEE tras concluir el evento del pasado martes, 3 de noviembre. Queda claro, entonces, que la nueva ley electoral tiene defectos y lagunas insalvables para el buen funcionamiento del sistema electoral en Puerto Rico, y que la misma debe ser derogada, si se pretende preservar el adecuado balance entre las fuerzas políticas representadas en la CEE, y garantizar que los eventos electorales se conduzcan mediante un proceso competente, transparente y limpio que estimule la confianza del pueblo. No olvidemos que, tanto las fallidas primarias como la súbita aparición de los susodichos maletines ocurrieron bajo el actual gobierno del PNP, el mismo gobierno que aprobó en solitario la nueva ley electoral, y cuyo candidato a la gobernación, Pedro Pierluisi,  resultó favorecido en ambos eventos electorales.

Los 182 maletines perdidos y encontrados, cuyo contenido se desconoce al cierre de esta edición de CLARIDAD, podrían incluir un número indeterminado de papeletas no adjudicadas, correspondientes a la jornada de voto adelantado que se realizó en la semana previa a la elección general. En algunas contiendas particularmente cerradas, los resultados podrían cambiar si aparece un número significativo de papeletas no adjudicadas en esos maletines.

Desde que se inició la discusión pública por el nuevo código electoral, se advirtieron los problemas que dicha ley representaría para que la CEE pudiese descargar responsable y certeramente sus funciones en las primarias y la elección general de este año. Darle un vuelco total a la estructura electoral a menos de un año de una elección general es invitar al caos. Ese caos se evidenció durante el montaje fallido de las primarias de los partidos PNP y Popular Democrático (PPD) el pasado mes de agosto, un proceso tan inusitado y vergonzoso que le costó el puesto al entonces presidente de la CEE, Juan Ernesto Dávila. El trauma resultante de las primarias obligó a reorganizar a toda prisa la CEE para que esta pudiera cumplir con los requisitos para la celebración de las elecciones generales. Ahora, nuevamente surgen el caos y la duda con el asunto de los maletines no entregados y las repetidas denuncias del proceso incierto y atropellado en la adjudicación del llamado voto adelantado.

Para las llamadas democracias liberales, la fe del público en el proceso y los resultados electorales es crucial. A pesar del recortado marco de acción y autoridad de los procesos electorales en una colonia como Puerto Rico, nuestro pueblo ha aprendido a confiar en sus elecciones y en la CEE.

Pero ahora, tras la aprobación de la nueva ley electoral y la instauración del dominio PNP sobre la estructura de la CEE y los procesos electorales en Puerto Rico, y luego de las irregularidades en las primarias y, ahora con el asunto de los maletines, urge que los partidos de oposición se unan para exigir de la CEE  una evaluación completa de ambos eventos, y la instauración de remedios extraordinarios  para que estas irregularidades no vuelvan a repetirse. Derogar la nueva ley electoral y reinstaurar en la CEE un sistema de pesos y contrapesos que garantice la transparencia y la competencia de los procesos electorales en Puerto Rico es, a nuestro juicio, la única solución para que se disipen las dudas del País, y haya una mayor competencia, transparencia y confiabilidad en el sistema electoral de Puerto Rico.

 

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