El cambio climático y nuestras pocas alternativas

 

Especial para En Rojo

El lunes 9 de agosto, la Organización de las Naciones Unidas publicó el informe del grupo de expertos formado por 234 científicos internacionales sobre la situación de salud del planeta Tierra. El documento afirma que la destrucción de la naturaleza ha llegado a un punto más grave de lo que se esperaba. Muchas especies vivas desaparecen y el desequilibrio climático ya ha empezado a provocar grandes inundaciones y sequías, huracanes y terremotos, en frecuencia e intensidad, como nunca antes. Las consecuencias son trágicas para las poblaciones, especialmente las más pobres y vulnerables.

Por primera vez, los científicos aseguran que tal situación es causada en su mayor parte por la acción humana y el modelo de desarrollo depredador que impera en todos los continentes. Desde hace algunos años, los expertos de la ONU hablan de un Día de la Sobrecarga de la Tierra. Esta fecha marca el momento en que nuestro consumo anual de servicios y recursos naturales supera lo que la Tierra puede regenerar en ese mismo año. Según los estudios, en este año 2021, esta fecha ya llegó en el 29 de julio.

Los gobiernos de países ricos aceptan tomar medidas que puedan aliviar o al menos posponer un poco la crisis, siempre y cuando estas medidas no pongan en riesgo los beneficios de las empresas y el orden capitalista del cual estos gobiernos son guardianes. Sin embargo, la humanidad nunca podrá detener los cambios climáticos que amenazan al planeta si no es capaz de superar la economía capitalista, que es esencialmente depredadora e inicua. La ecología ambiental depende de la ecología social. Como afirma Leonardo Boff, el clamor de la Tierra y lo de los pobres es uno solo grito.

Cada vez más, queda claro: el universo es un conjunto de redes de relaciones entre todos los seres vivos. Los humanos y todos los seres vivos forman lo que la Carta de la Tierra llama «comunidad de la Vida». La sostenibilidad de la Tierra es prioridad que debe regir toda organización social, económica y cultural de la humanidad y nuestra relación con la naturaleza. La salud de la Tierra es nuestra salud y nuestra salvación. Podemos aprender esto de las culturas de los pueblos indígenas y de todas las poblaciones oriundas.

Para las personas y comunidades que viven una búsqueda espiritual, el cuidado amoroso de la Madre Tierra, del agua y de todo ser viviente forma parte del testimonio urgente y fundamental de que existe en nosotros y en el universo una energía amorosa, por la cual, a pesar de todas las agresiones y crímenes cometidos contra el Planeta, aún podemos salvarlo.

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

 

 

 

 

 

 

 

 

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