CLARIDAD
Después de un día lleno de citas médicas con sus dos hijos, Yarilyn Fontánez llegó al terminal de lanchas en Ceiba, a las 3:15 p. m., para regresar a su casa. Apresurada por el cierre de abordaje, a las 3:20 p. m., avanza con “los nenes” a la fila, donde una oficial del puerto le niega la entrada. Sin más remedio, acude a la boletería para convalidar el pase de regreso —ya pagado— y volver a Culebra en el siguiente viaje de las 7:30, asunto que también le fue rechazado y que tuvo que costear. Pasado el cierre, a pocos minutos de zarpar la embarcación, la culebrense nota que una compueblana espera por montarse.
“Yo le dije a la guardia: ‘Mira, ahí hay una persona, y todavía no han terminado de abordar’. Me dijo ‘No, porque ya terminó el abordaje’. Yo dije que soy residente, que ando con dos menores y que venía de cita médica […]. Y ella: ‘No, ya se acabó el abordaje y no te puedo dejar pasar’. Estaban dos personas más [dentro del área abordaje], residentes”, expresó Fontánez en un audio grabado el 10 de junio, a una hora del retraso impuesto.
“Yo decía que buscara al supervisor, que llamara por radio. Entonces, ella llama por radio y le dicen: ‘Monta a todos los residentes que están para Culebra’, y ella dice que solo podía montar a los tres que están esperando para montarse”, añadió Fontánez. La embarcación encargada de transportar en ese viaje era Cayo Blanco, una nave con capacidad para 600 pasajeros.
Además, la culebrense planteó que “si había una persona ahí sentada, cómo no me iban a dejar pasar”. La persona mencionada, cuenta Fontánez, llegó justo antes que ella y, también, reside en Culebra. A eso, otro oficial le respondió a Fontánez que por ser un espacio regulado a nivel federal, no podía reaccionar así a la decisión.
Lo cierto es que desde finales del siglo pasado existe legislación para proteger y reconocer la necesidad de transporte entre la demografía de Vieques, Culebra y la Isla Grande. La Ley 86 de 1997, enmendada en 2016, establece que los residentes de las islas municipios tendrán un turno preferente con “asuntos pendientes, diligencias, gestiones o entrevistas […] en las oficinas, las instrumentalidades y las corporaciones públicas tanto del gobierno estatal de Puerto Rico como el de todos los municipios”. La legislación, también, incluye aquellas entidades privadas que reciban fondos públicos, como el puerto en cuestión.
“Sentimos que fue un asunto de ‘ustedes sí y ustedes no’. Me parece que fue bastante injusto, y espero que de alguna manera se pueda mejorar el servicio. Que madres como esta, con niños que tienen necesidades especiales y de atender citas acá, en la isla, sean mejor tratadas. Si no la iban a montar, tampoco la tenía que maltratar”, atestiguó la promotora de salud comunitaria, Jessica Alicea Vellón, quien trabaja en Culebra desde hace nueve años.
A juicio de Alicea Vellón, el trato que reciben los pasajeros residentes siempre ha sido “complicado”.
CLARIDAD tuvo la oportunidad de visitar, los días 4 y 5 de julio, el terminal ubicado en la antigua base naval Roosevelt Roads. Allí, varios empleados de la empresa —compañía contratada para el transporte entre las tres islas— se negaron a identificarse. Al ser inquiridos sobre el caso de Fontánez, muchos se ampararon en que la puntualidad del pasajero era clave para abordar la embarcación.
Por su parte, el supervisor de turno, Luis Pagán, reveló que cada una de las 10 lanchas disponibles reserva 70 asientos para los residentes de Vieques y Culebra, en todos los viajes. Asimismo, recalcó que la política del puerto es cerrar el proceso de abordaje a diez minutos de zarpar. Al ser cuestionado por el caso de Fontánez, el supervisor Pagán respondió que “hay casos sujetos a la discreción del supervisor de turno”.
Otras de las estipulaciones de la Ley de Turno Preferente a las personas con asuntos pendientes de Vieques y Culebra (86) exige que, en todos los puertos, haya rotulación que informe a la ciudadanía de esta ley, particularmente a los residentes de las islas municipios. Tras un recorrido por el área de espera, este medio corroboró que no hay advertencias rotuladas en el terminal.
“No se ha cumplido con tal requisito”, lee la enmienda más reciente a la Ley 86, hecha en el 2016.
Más allá del boleto
Una fuente confiable de CLARIDAD, que prefirió mantener el anonimato, denunció la propia gestión de HMS en el puerto naval. Entre los turnos impuestos sin consulta del trabajador, las tareas agotadoras y los atrasos innecesarios, el recurso entrevistado destacó que el peor componente del servicio de lanchas es el trato hacia los residentes de Vieques y Culebra.
“No va a ser la primera ni la última que les pase. Aquí tratan a los residentes con los codos, por no decir otra cosa. A nosotros también, pero por lo menos pueden decir que nos pagan. A veces dejan a los residentes con las lanchas vacías”, confesó la persona entre resoplidos.
En esa última línea, la fuente agregó que el puerto comienza operaciones a las 2:30 a. m., y abre a las 4 en punto para recibir pasajeros. El último viaje, contó, sale de las islas municipios a las 11:30 p. m. Una dinámica predeterminada y sujeta a cambios que, en lugar de ser la excepción, comprenden la norma entre fallos mecánicos, climas adversos y decisiones gerenciales.
En febrero de este año, el diario Metro reportó que la empresa HMS se acogió a la quiebra, a cuatro años de que la Autoridad de Alianzas Público-Privadas le otorgara un contrato de $750.8 millones.
En aras de arrojar luz sobre el asunto, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) celebró unas vistas los pasados 12 y 13 junio. En ellas, recopiló testimonios, documentos, fotos y los atrasos que padecen diariamente los viequenses y culebrenses. De acuerdo con la organización, se publicarán los hallazgos en un informe que también integra las condiciones en el transporte marítimo por los pasados 10 años.
Una página web sin ofertas para viequenses
Al visitar el portal web del ferry, CLARIDAD auscultó las diferenciaciones entre un pasajero residente y uno turista. Dentro de la página, solo se ofrecen precios rebajados para residentes de Culebra, pero los culebrenses deben entregar varios documentos para comprobar su identidad y dirección. El requisito, que exhorta al residente a contactar el municipio, contradice la Ley 86, por complicar la prestación del servicio en lugar de darle un “trato preferente”.
Cuatro horas después de llegar al terminal en Roosevelt Roads, Fontánez embarcó con sus retoños a la casa. Al llegar, les recibió la oscuridad de la noche, el sabor a mal rato y la esperanza de que, en algún momento, los servicios mejoren.