¿Habrá alguna inocente palomita que se deje engañar?

Quizás el Rey Herodes fue el primer inocente al que le tomaron el pelo hace cuchucientos años cuando le hicieron creer que había nacido un niño que sería el futuro rey de Israel. La “broma” –si el relato en el Evangelio de Mateo puede ser considerado como dato histórico– tuvo serias repercusiones. Herodes, celoso de su poder, mandó a matar a todos los niños menores de dos años en Judea, pero nunca encontró a Jesús, de hecho, yo tampoco…

Sin embargo, la tradición católica en el mundo hispanohablante conmemora este trágico evento cada año, el 28 de diciembre, con mucho humor, bromas y un jangueo bestial como, por ejemplo, el Festival de las Máscaras en Hatillo. Años atrás, en los campos, se acostumbraba a “raptar” a un niño de la casa y para rescatarlo su familia ofrecía una promesa cantada, una fiesta.

Partiendo de esta tradición es que se desarrolla la historia de Paco (el borrachito) y Pateco (el sepulturero) en Santos e Inocentes una presentación teatral –no obra de teatro– que busca hablar de lo que está pasando el país pero de una manera más digerible, más divertida.

La historia de Paco y Pateco, encarnados por los actores René Monclova y Teófilo Torres en ese orden, se desarrolla fundamentalmente en un cementerio –entorno en el que los músicos y el público también participan– en el que Pateco, el trovador sepulturero (un personaje atemporal, no físico, pero que sí interactúa con los vivos) se divierte hablando con los muertos y en donde coincide con Paco, el ultimo de los muertos.

En entrevista para En Rojo, Monclova, explicó que “todo eso en el relajo, la dinámica de la navidad y las promesas, ya que parte del día de los santos inocentes… Es una historia sencilla, [un pretexto] para nosotros trabajar juntos y decir algo en navidad. Para hablar de lo que está pasando, que de eso se encargan las décimas [cantadas por Pateco] que hablan de diferentes cosas como de los bárbaros que tenemos en el capitolio, lo que está pasando en el país, la Junta… de como el puertorriqueño se esta perdiendo a sí mismo, entre otras cosas”.

Según dijeron Torres y Monclova, es un trabajo que responde a nuestro momento histórico y que con la música típica como uno de sus elementos principales le recuerda a las nuevas generaciones su origen. Además, combina la música típica –conjunto musical dirigido por el cuatrista y trovador, Irving Santiago– con los Ultra Criollos, propuesta musical de los músicos Waldemar Reyes y José David Pérez que fusiona la música tradicional puertorriqueña con la electrónica, el jazz y otros géneros musicales mas recientes. Un antagonismo musical que busca ajustarse a la desarmonía entre los personajes de Paco y Pateco.

Es decir –explica Torres– la música que estamos tratando de incluir con los Ultra Criollos es más como una conversación donde ellos nos siguen con un seis o un aguinaldo, comentando con ruidos y sonidos. Se da un diálogo entre los instrumentos que funciona como guía para los personajes y para la pequeña historia que queremos hacer.

Historia que, como en todo arte –si es responsable– y que como deber del/los artista/s, tiene una connotación social y política y es que “no nos escapamos, de eso habla la obra, no el artista. Podríamos, de alguna manera, tratar de evitar los temas políticos pero siempre por algún lado va a verse algo de lo que nos acontece”, dijo Torres.

Hilvanando entre el teatro y el cine

“Estamos en un momento en el que la gente tiene que participar en el espectáculo, que el protagonista sea el público, que la gente te dice vengo a que me hagas reír y la gente [ante la situación económica] pone su poco dinero en algo que tienen garantía de que se van a reír y van a la segura, van a participar, no van a recibir sorpresa”, dijo Monclova, señalando que se ha ido perdiendo el tipo de teatro donde la gente se sentaba a escuchar una propuesta de principio a final que le servía de reflexión, como punto de partida para replantearse diferentes cosas en su vida.

Ese público contemporáneo que busca una diversión garantizada ha sustituido a aquel que en origen iba al teatro en busca de una catarsis, que iba a ser sorprendido y conmovido –coincidieron ambos entrevistados– ya que las ofertas teatrales alrededor del mundo son tan variadas que las personas se desarrollan o acuden al tipo de teatro que les interesa.

Pero en general, la pérdida de este público se debe al efecto que ha tenido el éxodo de puertorriqueños y los años de coloniaje que igualmente “inciden ya que la gente no va al cine a ver películas puertorriqueñas”, expresa Monclova.

“Hay producciones extraordinarias y otras muy malas que regularmente son las que el público respalda porque nos han cambiado el pensamiento el esquema de lo que somos nosotros mismos”, añadió.

Más allá de la comedia liviana y con el objetivo de recuperar la tradición teatral [de visitar el teatro] queda la esperanza de una generación que escribe, que hace sus propios proyectos y habla de lo que le da la gana, habla en sus palabras, sobre su momento y como percibe el mundo. Torres y Monclova, que juntos han trabajado el teatro desde la década del 70, se refirieron a proyectos como Teatro Breve, Matotumba, Y no había luz, Teatro en la azotea, Cuesta Abajo, como los herederos del naturales del teatro.

A la pregunta sobre si, frente a esta crisis que atraviesa el teatro, sería pertinente hacer teatro en la calle o el teatro pobre de Grotowsky, Monclova respondió que en vez de buscar esquemas ya establecidos que se puedan adecuar a nuestra realidad debemos desarrollar nuestro propio proyecto.

“En algún momento hicimos teatro pobre porque tenía su razón de ser. Aquí lo tomamos e hicimos muchos disparates, por ejemplo, yo vi gente comprando latas de galletas y botando las galletas para usar las latas como si fueran tambores y hacer ‘teatro pobre’”, comentó.

En todo caso los esquemas que se puedan adecuar a la realidad actual de Puerto Rico deben salir de adentro, no pueden ser copiados “hay que dejar que la gente busque su propio caminar, su propio espacio y propio lenguaje… no creo que haya ningún esquema ajeno que nos vaya a salvar de este desmadre que tenemos como país, de la desafiliación hacia nosotros mismos”.

Pero para eso tiene que haber un pase de batón generacional no pueden ser los mismos los que estén eternamente haciéndolo, debe ser la gente joven la que diga, ahora nos toca a nosotros con nuestras propuestas.

“Nosotros estamos de paso al otro lado, bueno, imagínate que ya yo estoy hablando con el sepulturero en escena”, expresa Monclova a lo que Torres añade “ya estamos cogiendo esto de dar el salto al vacío bien enserio”

La ultima comedia del año, en la que uno se proclama santo y el otro inocente, subirá a escena el sábado, 29 de diciembre, a las 8:30 p.m. en la sala René Marqués del Centro de Bellas Artes de Santurce. Los boletos están a la venta en tcpr.com o llamando a Ticketcenter 787-792-5000.

Para información adicional puede comunicarse con Carmín Boisolie, coordinadora de medios, al correo electrónico carminboisolie@hotmail.com o a través de la página: La Boisolie coordinadora de medios en Facebook.

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