Oscar en Casa: Oscar: Una sola nación

No recuerdo un país que haya logrado el éxito de Puerto Rico en libertar a sus prisioneros políticos. Y esto lo hemos alcanzado en un país tan profundamente dividido como el nuestro en cuanto a su estatus político y donde las fuerzas independentistas son minoritarias, que es de donde salen nuestros presos políticos.

La liberación de Oscar López deja por primera vez en muchos años las cárceles del imperio y de la colonia vacías de luchadores independentistas. (Ana Belén Montes está presa por otra causa tan noble como la lucha independentista pero su encierro no está vinculado directamente con esta).

El encarcelamiento de independentistas podríamos decir que comenzó con la condena de Pedro Albizu Campos y los compañeros nacionalistas en 1936 luego de ser enjuiciados en la corte de Estados Unidos en Puerto Rico. Acompañaron a Albizu en su destierro a la prisión de Atlanta, Juan Antonio Corretjer, Luis F. Velázquez, Erasmo Velázquez y Clemente Soto Vélez.

Desde entonces, y por espacio de 81 años, hemos tenido independentistas presos, con excepción de un breve período de unos tres años a finales de los años cuarenta. A partir de la insurrección nacionalista en 1950, hace 67 años, hemos tenido siempre prisioneros políticos, aunque la oficialidad del Partido Popular con Luis Muñoz Marín a la cabeza por mucho tiempo los negara y con gran desprecio los llamara políticos presos. Conducta típica de nuestra política colonial, inventar frases para despachar asuntos serios y no tener que enfrentar la realidad y definirse ante ella.

Con la salida de Oscar recuerdo que en mi primer día en la Cámara de Representantes en 1973, durante los mensajes protocolarios de inicio de la sesión legislativa anuncie que había radicado como mi primera pieza legislativa una resolución a favor de los prisioneros nacionalistas Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irving Flores, Andrés Figueroa Cordero y Oscar Collazo.

Para mi sorpresa, luego de terminar mi mensaje, Severo Colberg , Vicepresidente de la Cámara, solicitó un turno para anunciar que se unía como coautor de la medida. Minutos mas tarde se acercó a mi banca para decirme que él se hacía cargo de conseguir los votos para la aprobación. Y así lo hizo. Un par de semanas mas tarde se aprobó la resolución, no sin antes producirse algunos encontronazos en el debate.

Recuerdo también que en el debate Roberto Rexach Benítez rompió con la postura oficial del PPD de que eran políticos presos y atacó fuertemente lo que hasta entonces era el discurso oficial del PPD.

Traigo estas memorias porque la campaña de excarcelación de los nacionalistas atacantes del Congreso dejó unas enseñanzas sobre el trabajo unitario y de amplitud que sirvieron en buena medida para triunfar con Oscar. En la campaña de Oscar también hubo que romper con posturas sectarias para lograr hacer la causa de Oscar la causa de un pueblo. Una vez el pueblo mayoritariamente hace suya la demanda es cuestión de tiempo el triunfo.

Pero regresando al inicio, sería interesante un estudio del comportamiento del pueblo puertorriqueño en su apoyo a los presos políticos y como y por qué se rompen los esquemas de división tradicionales de nuestra política partidista y de tribu, y se logra una unidad puertorriqueña. Unidad que logramos en el plano cultural y deportivo pero que tan difícil se nos ha hecho trasladar esa unidad y alcanzar consensos a nivel político a pesar de una experiencia tan aleccionadora como la lucha de Vieques y el triunfo que obtuvimos sobre un enemigo tan poderoso como la Marina de guerra de Estados Unidos.

Una vez mas en esta lucha por Oscar se manifiesta la enorme fortaleza y la reafirmación de nuestro sentimiento nacional. Eso que llamamos sentimiento nacional no es otra cosa que sentirnos puertorriqueños por encima de todo. Ese sentimiento nacional es lo que nos ha mantenido vivo como pueblo frente a la agresión de mas de un siglo de coloniaje yanqui.

A la misma vez en esta jornada hemos validado nuestro concepto de nación: el que somos una sola nación los boricuas de allá y los de acá. Qué mejor ejemplo de “una sola nación” que el de Oscar y el de los compatriotas pertenecientes a la FALN liberados en 1999, luego de una larga e intensa campaña. Junto a Oscar tenemos también que rendir tributo a Carmen Valentín, las hermanas Alicia y Lucy Rodríguez, Dylcia Pagán, Alejandrina Torres, Luis Rosa, Edwin Cortés, Ricardo Jiménez, Adolfo Matos, Elizam Escobar, Alberto Rodríguez y Carlos Alberto Torres liberado más reciente. Ellos han hecho sentir con enorme fuerza ese otro pedazo de la nación puertorriqueña en el reclamo de nuestra libertad e independencia.

El programa político del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) desde su fundación elaboró el concepto de “una nación” al expresar: “Los puertorriqueños residentes en la Isla y en las ciudades de Estados Unidos formamos parte de una misma nación y constituímos una nacionalidad única y diferente a otras existentes en ese país. Por consiguiente proclamamos nuestro derecho a organizar a los puertorriqueños de aquí y de allá”.

Sigue diciendo el programa del PSP de entonces y tan vigente hoy como lo fue ayer:

“El hecho de encontrarse dentro de las fronteras nacionales de la metrópolis imperialista les provee a los puertorriqueños en Estados Unidos la oportunidad de hacer contribuciones decisivas a nuestra lucha de liberación. Esa parte de los nacionales puertorriqueños que se encuentran en las “entrañas del monstruo” significa que la nuestra es una lucha de liberación que el imperialismo tendrá que pelear dentro de sus propias fronteras nacionales.”

No hay duda que Oscar y los compañeros y compañeras de la FALN han hecho contribuciones decisivas en la libertad de la Patria y ha obligado al imperialismo a combatir nuestra lucha de liberación dentro de sus fronteras nacionales.

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