Recortes a investigaciones limitan el progreso científico

 

Dos expertos en el campo conversaron con CLARIDAD

 CLARIDAD

 Desde que Donald J. Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos (EE UU) por segunda vez, los recortes a programas de todo tipo, como prometió durante su campaña electoral, no se han hecho esperar. Iniciativas como la Agencia de EE UU para el Desarrollo Internacional (USAID), la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), el Medicaid y hasta investigaciones académicas relacionadas con una gama de temas se han atrofiado.

A juicio del doctor Jorge Colón Rivera, profesor y químico investigador destacado en la Universidad de Puerto Rico (UPR), estas determinaciones de la nueva administración federal representan un “daño a la ciencia y la innovación” que no se limitará al tiempo en que Trump presida la Casa Blanca. Al quitar tantos fondos, sostuvo el experto, generaciones de investigadores quedarán sin los apoyos necesarios para dedicarse al campo.

“Nosotros, en Puerto Rico, empezamos a sufrir el efecto de los recortes en programación de investigación como RISE, que era un programa subvencionado por el Instituto Nacional de Salud (NIH, en inglés) en el que el recinto de Río Piedras apoyaba la investigación de 18 estudiantes subgraduados y 25 graduados. De un día para otro, se vieron sin el apoyo que recibían”, mencionó Colón Rivera en entrevista con CLARIDAD.

La pérdida presupuestaria, anunciada en abril pasado, impactó el estipendio mensual que estos estudiantes recibían para continuar estos estudios. Como resultado, gran parte de ellos han buscado empleos para subsistir. Aun así, explicó el profesor, el asunto podría agravarse con el “One Big Beautiful Bill” que impulsa Trump. Aprobada por la Cámara de Representantes federal, la pieza legislativa disminuiría fondos para la NIH, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) y también la Agencia de Protección Ambiental (EPA).

“Se están dando recortes que nunca se han visto. Nunca de la manera tan grande en que estamos viendo, excediendo el 40%, el 50%, sencillamente como si tú le hubieses preguntado a un enemigo de los Estados Unidos qué hacerle para devaluar su futuro científico y de innovación, y ellos digan ‘mira, va a haber que cortarle esa cantidad’,” ejemplarizó el experto.

De acuerdo con el Dr. Colón Rivera, muchas de estas investigaciones atienden necesidades mundiales como el desarrollo de fármacos, materiales de construcción, energía renovable y otra plétora de asuntos más. “Son un montón de investigaciones”, agregó, “que realmente no solo impactan a Puerto Rico, el impacto es a nivel mundial”.

A pesar de la situación política, el profesor mantiene la confianza en que los estudiantes podrán seguir recibiendo entrenamiento por parte de los profesores. Actualmente, Colón Rivera dirige un centro de investigación relacionado con energía renovable y otros temas. Hasta el momento, ninguno ha sufrido cambios en su financiamiento. Si todo sigue normal, dijo el químico, el programa debe durar hasta el 2030.

“Hasta ahora, no he recibido la noticia de que vaya a cerrar, pero siento una incertidumbre. Mucha gente comenta que como muchos de estos anuncios se dan los viernes, hay que estar pendiente cada viernes por si recortan fondos”, reveló el académico. Y aunque conoce de estudiantes que han encontrado oportunidades en otros lugares, no todos han corrido esa suerte.

A largo plazo, Colón Rivera argumentó que estas determinaciones pospondrán la mitigación de la crisis de cambio climático, aumentará la quema de combustibles fósiles y hará oídos sordos ante la comunidad científica. Sobre este último punto, el profesor coincidió con la doctora en epidemiología, Cruz Nazario.

Efectos en la salud pública

“En menos de unas cuantas semanas, las recomendaciones de la FDA, del NHA, del CDC y el Departamento de Salud han estado en controversias unas con las otras. Eso ha causado una gran confusión entre nosotros (los profesionales), que estamos constantemente leyendo lo que está pasando. Me imagino que la población general va a pensar que, con este tipo de decisión basada en la política y no la ciencia, nadie sabe lo que está pasando”, aseveró la experta en salud pública.

Como ejemplo, Nazario comentó que la determinación del secretario de Salud de EE UU, Robert F. Kennedy, de eliminar la vacunación de COVID-19 en mujeres embarazadas y niños también abona a la desinformación y refuerza la política pública basada en intereses particulares y no en estudios científicos de peso. En estos momentos, contó, la evidencia no apela a estos funcionarios de turno que, por su opinión, desautorizan estudios y fondos relacionados con las ciencias.

“Si no hay dinero y si el mismo Gobierno de los Estados Unidos, que fue quien financió la gran mayoría de las farmacéuticas para que desarrollaran esa vacuna, va a haber una reducción en la producción de medicina”, opinó. De la misma manera, la epidemióloga calificó la visión actual de Salud federal como “el síndrome del avestruz”, ya que así “no te enteras de lo que está pasando alrededor tuyo”.

Por igual, Nazario añadió que la gestión en Washington influye en la local, de modo que algunos funcionarios buscan ser “más Trump que Trump” y dan paso a la desactivación de centros de diagnóstico de COVID-19 y otras enfermedades.

Los señalamientos de la Dra. Nazario y el Dr. Colón Rivera se reúnen en una denuncia colectiva que lanzó, el pasado 9 de junio, un conjunto de 340 científicos y funcionarios del Instituto Nacional de Salud (NHI). El bloque criticó “el desperdicio de recursos públicos” que “afectan la salud de estadounidenses y personas en todo el mundo”.

 

 

 

 

 

 

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