Tinti y Alexis ante el maestro Hostos

 

Reflexiones desde la experiencia en Casa Pueblo[1]

 

Buenos días a los que me han precedido y a los presentes. Como introducción a mis palabras leeré un extracto de una de las misivas del libro Revolución del amor en tres tiempos; Cartas entre Tinti y Alexis. Cartas que iban y venían desde aquí al Colegio en Mayagüez cuando éramos estudiantes universitarios. Tiene que ver con este sagrado lugar, cuando estudié el verano de 1961 en la IUPI.

Río Piedras, Puerto Rico

6 de septiembre de 1961

Cariño mío:

Todo aquí en Río Piedras, especialmente en la UPR, me trae recuerdos tuyos y empiezo a echarte de menos. Pienso mucho y trato de revivir esos momentos en que fui tan feliz. Uno fue el día que fuimos a la biblioteca de noche y después nos sentamos debajo del palo de mangó a hablar.

Bueno, amor mío, será hasta el domingo.

Te adora, Tinti

 

Biblioteca Eugenio María de Hostos

Adjuntas, Puerto Rico

11 de marzo de 2023

Mi querida Tinti:

Motivado por esta carta pasé por Santa Rita, donde te hospedabas, crucé la avenida Ponce de León y de inmediato me dirigí a la Biblioteca José M. Lázaro. Emocionado, subí rápidamente las escaleras hasta el segundo piso. Allí estaba la mesa con dos sillas donde nos sentábamos a estudiar de siete a nueve de la noche. Volví a disfrutar aquel espacio de aprendizaje y de construcción de nuestro amor.

Te cuento que luego, ansioso, busqué y busqué el árbol de mangó hasta que lo pude ubicar. Está al frente del monumento a Eugenio María de Hostos. Entonces, me senté bajo su sombra, cerré los ojos, viajé en tres tiempos y al abrirlos te volví a encontrar; estabas abrazada a mi corazón, y lloré. 

Alexis

 

Porque creo en lo que duele, porque creo en lo que lucha, porque creo en lo que transforma, porque regreso a los caminos amados, por eso estoy aquí, feliz, en este reencuentro con Eugenio María de Hostos en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Es un honor estar junto a ti, querido Maestro, en este histórico lugar que le ha dado tanta gloria a la matria-patria puertorriqueña. Vengo junto a Tinti, a quien esta academia formó, para luego darle el todo por el todo, de principio a fin, a nuestra Borikén.

Pues, estoy al lado del prócer y ante una ilustre mujer. ¡Viva Hostos y Tinti también!

En peregrinación, como Bayoán, llego desde las “Tierras Adjuntas”,[2] donde construimos un proyecto de un nuevo país. Me acerco a compartir sentimientos que guardamos en nuestro ser y a informarte, Eugenio, sobre mi nuevo sueño: Casa Pueblo Árbol – Tinti Raíz.

Comienzo con lo primero, nuestras raíces hostosianas sobre la participación ciudadana. Aprendimos mucho al escuchar tu voz —en letra— sobre lo que llamas la política al revés de la enseñada por el coloniaje: en vez de buscar el poder político, procurar el poder social. Esa estrategia de lucha decolonial algunos la pasan por lo bajo ante la dimensión del esfuerzo y sacrificio requerido.

Quiero que sepas que allá en la altura te comprendimos y, fielmente, hemos seguido esa ruta en Casa Pueblo por 45 años. Te cuento que fue el poder social la fuerza que desde la base comunitaria logró derrotar al poder político imperial-colonial y salir victoriosos de los intentos de iniciar una mega explotación minera en el corazón de Puerto Rico. Hoy venimos ante ti para darte un fuerte apretón de manos por ser guía en esa lucha de resistencia que nos tomó los primeros 15 años de nuestra existencia como proyecto de autogestión comunitaria.

Sabes muy bien que la minería “cielo abierto” hubiese causado una catástrofe ecológica, la gentrificación masiva y convertido a Puerto Rico en un territorio no apto para vivir colectivamente. Te informo que ese poder social tenía como bandera una firme consigna que nos aisló de los partidos políticos: “No a las minas en la colonia ni en la república”. Y hubo otra que nos unía a todos los sectores: “Sí a la Vida, No a las Minas”.

Este primer triunfo no fue suficiente, fuimos más allá pensando en el porvenir borincano. Transformamos la zona minera en el Bosque del Pueblo, primera reserva forestal por iniciativa comunitaria. Después caminamos un poquito adelante y protegimos las cuencas hidrográficas con el primer corredor biológico del país conectando —en tu voz— cinco templos vegetales.[3] Resultado, el Pueblo de Puerto Rico derrotó las minas, rescató la tierra, salvó las aguas y honró la bandera.

Estoy hablando del poder social puertorriqueño, que si no fuera por él, estaría todavía en Vieques la Marina de Guerra de los E.U. bombardeando la Isla Nena. Fue con el poder social —sin espada ni armadura— que pudimos vencer el proyecto del gasoducto avalado por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos en el 2012.

Por esa razón, te reconozco, Maestro, y a las múltiples iniciativas comunitarias en territorios insumisos que desde la costa a la montaña van salvando bosques, ríos, playas, terrenos agrícolas, cultivando la cultura, la equidad y brindando servicios a los pobres. ¡Alabanza, alabanza para ellas y ellos!

Indudablemente, la autodeterminación y la autodescolonización desde el interior de la sociedad civil tienen un protagonista, como hemos dicho: el poder social. Y no hay nadie mejor que tú, que lo describes con tanta certeza en tu libro Madre Isla, y te cito: Es una política al revés de la enseñada por el coloniaje. En vez de encaminarla al poder político, se encamina al poder social; en vez de buscar el dominio de todos para uno, busca el dominio de cada uno por sí mismo; en vez de afanarse por fabricar partidos en el aire, se desvive por cimentar en la conciencia de la triste patria la noción de sus derechos, el conocimiento de sus deberes y el reconocimiento de sus responsabilidades.[4]

Te digo que desde el día del triunfo sobre la minería y después de leer lo anterior, que te consideramos como nuestro hermano mayor. Añado de un documento sobre el amor recién encontrado, a puño y letra de Tinti, que dice: Quién padece por la injusticia y la libertad ese es mi compañero amado. Y así eres tú, nuestro compañero amado. Esa es la razón superior para yo quererte y seguir queriéndola a ella, en una revolución del amor en todos los tiempos.

En el 1985, pensamos que sería bueno tener un hogar comunitario, una sede para que el autogobierno pudiese poseer un lugar para pensar, planificar y construir utopías. Entonces, juntamos el conocimiento que nos brindó la academia y la sabiduría, producto de la experiencia que aprendimos en la praxis comunitaria para dar los primeros pasos. En otro importante escrito, por Tinti, Plan para la adquisición de la Casa Bianchi, ella establece la estrategia que logró la hazaña de fundar una casa que por dueño tiene a un pueblo y en la que los visitantes pueden sentirse parte de la misión.

Apreciado sabio mayagüezano, como debes saber, el 12 de enero de 1986 inauguramos la Biblioteca Eugenio María de Hostos para conmemorar tu natalicio. Fue el primer proyecto en el interior de Casa Pueblo. Sin dinero ni libros, solo pudimos construir los anaqueles. Por tal razón, planificamos la actividad de apertura pensando en que los visitantes donarían libros. Ese día fue mágico, la biblioteca quedó poblada con literatura puertorriqueña y universal, incluyendo todos los tomos de tus Obras completas. Mi estimado mentor, es que hacemos como Julia,[5] somos nosotros mismos la propia ruta y no lo que los yanquis y los colonialistas del patio quisieran.

Sirva este encuentro para informarte, entre otros asuntos, que hemos logrado la independencia económica de Casa Pueblo. ¡Eugenio, somos libres económicamente para liberar la ruta y el alma! ¿Sabes quién fue la precursora de esa gesta libertadora? Mi amada Tinti. Desarrollamos la Tienda artesanal y del nombre de tu libro nació en el 1989 el glorioso proyecto Café Madre Isla. Gracias a esa economía social pudimos adquirir los terrenos del Bosque Escuela y Radio Casa Pueblo, voz de las aguas, los bosques y nuestra gente.

Esa ruta de formar nuestro propio destino se nutre de uno de tus brillantes pensamientos que expones en “La Liga de Patriotas Puertorriqueños”, que dice: Poner a Puerto Rico en condiciones de educarse a sí mismo y por sí mismo en las funciones de vida sana y digna, tarea es de todos el porvenir, que el porvenir dirá si hemos sido por voluntad capaces de llevar a cima, como por entendimiento somos capaces de haberla concebido.[6] ¡Amado Maestro, intentamos llegar a la cima siguiendo humildemente tu ideario!

En este dulce caminar, Casa Pueblo evolucionó «de la protesta, sin descartarla, a la alternativa sostenible». De esa manera nos movimos hacia la resistencia que transforma y la autodeterminación que decide. Repito: resistencia que transforma y autodeterminación que decide, para construir otra utopía autodescolonizadora y libertaria: Casa Pueblo 100% Solar. La total independencia energética la logramos con muchos esfuerzos en el verano de 2017. Te explico, la micro red suple el 100% de la energía a la sede y sus proyectos: cine solar, escuela de música y coro, galería de arte, escuela de arte, residencia-internado para estudiantes universitarios y la Radio Casa Pueblo, primera emisora solar y comunitaria de Puerto Rico y el Caribe.

¡Maestro, no hay nada más hermoso y dichoso que vivir en libertad!

No puedo dejar de decirte que en la crisis energética, durante y después del huracán María,[7] la sede de Casa Pueblo se convirtió en oasis energético en que la gente pudo recibir terapias respiratorias, diálisis, guardar medicamentos en la nevera, entre virtudes de la solidaridad.

Y siguiendo nuestra propia ruta, en el quinto aniversario del huracán María, en 2022, Casa Pueblo declaró la Insurrección Energética con su propia bandera, como hizo Mariana[8] en Lares. Marcha junto a “Manolo El Leñero”,[9] construyendo a su paso un modelo de justicia y libertad: Adjuntas Pueblo Solar. Cientos de proyectos hemos logrado en comunidades, escuelas, hogares de adultos mayores, parque de bomberos y emergencias médicas, incluyendo todas las viviendas y el colmadito de la esquina en la Comunidad Alto de Cuba, entre otros tantos.

Procurando cumplir con aquella exhortación de que tarea es de todos el porvenir, según tu elocuente verbo, pues hace unas tres semanas, el 21 de diciembre de 2024, inauguramos la Plaza de la Independencia Energética al lado de Casa Pueblo. Maestro, se trata de ir edificando las zapatas de una patria alternativa y libre de combustibles fósiles con igualdad y libertad. ¿Cómo lo hacemos? Lo hacemos con el poder social, lo edificamos de abajo hacia arriba y lo construimos desde adentro de este sistema colonial-patriarcal-neoliberal que le niega el futuro al pueblo puertorriqueño.

La razón no tiene sexo[10] es un asunto vital que lo aprendí de ti, al igual que lo fundamental de la fidelidad tanto al ser amado, como a la familia, a la comunidad y al país, por encima de oportunismos pasajeros o deseos momentáneos. Con esa moral social nos enseñaste a procurar alcanzar el ser mujer u hombre completo. Entonces nos dices cómo lograrlo: Ser niño de corazón, adolescente de fantasía, joven de sentimiento. Más adelante añades: ser armonía viviente de todas nuestras facultades, razón, sentimiento y voluntad movidos por la conciencia; ser capaz de todos los heroísmos y de todos los sacrificios.[11]

Eso mismo, egregio Maestro, es lo que Tinti en la praxis me enseñó desde que nos conocimos. Hacer lo imposible sin prisa y sin pausa —un nuevo ser en la amistad, en el respeto y en el amar amando—.

Para finalizar, como había dicho al principio, he venido también a informarte sobre mi nuevo sueño: Casa Pueblo Árbol – Tinti Raíz. Resulta que a un mes de su partida, en agosto de 2021, encontré en la casa un tesoro con sus cartas que me envió entre 1960 y 1964, mientras ella estudiaba aquí y yo en el Colegio en Mayagüez. Volver a leer las 150 misivas escritas bellamente en cursivo me super emocionó y reviví, entre la tristeza y la felicidad. Escribir las contestaciones en la actualidad a 18 de ellas resultó en un libro que tiene por título: Revolución del amor en tres tiempos; Cartas entre Tinti y Alexis. La publicación es por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, a quien va mi agradecimiento, y la información brindada es que el próximo mes es posible que esté listo.

Y sigo encontrando,  entre gavetas, cajas y papeles, muchos otros tesoros que describen a esa mujer patriota, como en sus diarios,  donde se puede distinguir su rol de líder, trabajo voluntario y compromiso con Puerto Rico. Bien protegidos, localicé álbumes de fotos, revistas y recortes de periódicos que reseñan nuestros trabajos y a ella como destacada atleta del equipo campeón de vólibol superior femenino. Impecable están sus escritos, su presentación en la Organización de las Naciones Unidas, las colecciones de santos de madera tallados a mano, reyes magos, discos de vinilo, tapetes tejidos y quijotes.

Colgadas en las paredes están obras de Antonio Martorell, Augusto Marín, Pablo Marcano, Isabel Bernal, Alicea, Carlos Raquel Rivera, Dennis Mario, Luis Germán Cajiga, Camilo Carrión, Carlos Irizarry y Antonio Maldonado, entre otras. También encontré muchos libros dedicados a ella por sus autores, como uno de Isabel Allende, La casa de los espiritus. Todavía queda pendiente la mayoría de cajas selladas que me desvelo por atender.

Pues te confieso, añoro, quisiera y anhelo convertir nuestro hogar en la Casa Viva Tinti. Una casa museo donde se estudie y se recuerde tu grandiosidad como mujer ilustre, luchadora por una patria de justicia, igualdad, equidad y libertad, en la que se aprenda su metodología humanista y combativa. Servirá de inspiración, aportará a romper con la mentalidad de la colonialidad del ser y a quebrar la agenda que invisibiliza a los agentes de cambio social en el pueblo puertorriqueño.

Me despido, mi ilustre Maestro, en tu natalicio 186. Te invito, junto a la comunidad y a la academia, a construir con amor y pasión la nueva utopía, la casa museo,  Casa Viva Tinti.

Muchas gracias, por su atención.

 

Notas

 

[1] Discurso pronunciado en la Conmemoración del natalicio núm. 186 de Eugenio María de Hostos, frente al Monumento que lleva su nombre, el viernes, 10 de enero de 2025, en el recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. El evento fue convocado por la Comisión Nacional Hostos 180 y otras veinte organizaciones comunitarias, cívicas, educativas y sindicales, y una organización fraternal .
[2] Nombre original de lo que es hoy la municipalidad de Adjuntas, en el sur de Puerto Rico.
[3] El orador hace alusión al modo como Hostos le llamaba a los bosques. Ver en sus Obras completas, 1939: Tomo VI, Mi viaje al sur, pp. 24-25, y el Tomo IX, Temas cubanos, p. 189.
[4] Eugenio María de Hostos, “El propósito social de la Liga de Patriotas”, Madre Isla, Vol. V, Obras completas, 1939, p. 25.
[5] Se refiere a Julia de Burgos, destacada poeta puertorriqueña, y al poema “Yo fui mi propia ruta”, del libro Poema en veinte surcos (1938).
[6] La cita es del discurso “A los puertorriqueños”, pronunciado por Hostos en la fundación de la Liga de Patriotas, el 1ro de septiembre de 1898, en Nueva York. En el texto de las Obras completas, Madre Isla, Tomo V, 1939, p. 7,  hay un error que le asigna la fecha incorrectamente al 10 de septiembre. El cero es realmente una abreviatura de primero (1°), según demuestra un cotejo con el manuscrito original. Ver Documento de la Liga de Patriotas Puertorriqueños, por Orlando José Hernández, Cuadernos Hostosianos Núm 1, Comisión Nacional Hostos 180, pp. 66-68.
[7] El huracán más intenso en las últimas 8 décadas en Puerto Rico. Tocó tierra el 20 de septiembre de 2017. Causó pérdidas devastadoras, más de tres mil de muertes y el colapso del sistema eléctrico y de comunicaciones, los que no funcionaron durante varios meses.
[8] Mariana Bracetti: revolucionaria puertorriqueña. Fue una de las tejedoras de la bandera de la Revolución de Lares del 23 de septiembre de 1868, en la municipalidad de Lares, Puerto Rico.
[9] Manuel Rosado, “El Leñero”: abanderado de los revolucionarios del Grito de Lares, que murió en combate en la Batalla de San Sebastián, el 24 de septiembre de 1868.
[10] Frase célebre de Hostos, que fue uno de los argumentos de su conferencia “La educación científica de la mujer”, pronunciada en Santiago de Chile, el 25 de mayo de 1873. Puede verse en Forjando el porvenir americano, Tomo 1, Vol. XII, Obras completas|, 1939.
[11] Ambas frases se encuentran en el Diario I, Obras completas, 1939, p. 194.
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