Otro mundo arribará

 

Especial para En Rojo

 

¿Cuál es el trabajo de la memoria y del hacer en tiempos catastróficos? ¿Dónde hemos de encontrar la urgencia del memoir, así como de la no ficción en general, si no es en la piel o en el encuentro con lo que reposa justo debajo de ella, que se carga por ahí como una idea cuyo tiempo está por venir? ¿Dónde podemos empezar si no es en este acto de remembranza que se esfuma demasiado pronto?

–Kevin Adonis Browne, A Sense of Arrival (Un sentido/sensación de arribo, mi traducción)

Cae un mundo con cada árbol que corta a ras del suelo la compañía privada de “limpieza” subcontratada por la compañía privada de “energía” contratada por el gobierno “libre” de Puerto Rico sometido al Congreso “democrático” de EE. UU. secuestrado por tecnointereses privados.

Toda la vida y memoria que potencia, alberga, conecta, reproduce un árbol, sangra con la savia del roble troceado por la maquinaria pesada. Y nos matamos a fuerza de achicharre y herbicida.

¿Cómo se cuenta la memoria del roble? ¿La atroz no ficción de su pasión y muerte?

Llevo el roble “en la piel, justo debajo”, lo “cargo por ahí como una idea cuyo tiempo está por venir” y escribo estas palabras como “acto de remembranza”, archivo esfumado, pero vivo, que se prolongará tras mi muerte porque los ejemplares asesinos de mi especie no serán nunca toda mi especie, y porque el mundo caído con cada roble no será nunca el todo-mundo.

Otro mundo arribará.

*

Cae un mundo con cada contrato de compraventa de costas que firman empresas fantasmas creadas por empresas ficticias establecidas en “paraísos fiscales” de evasión contributiva impulsadas por el gobierno “libre” de Puerto Rico sometido al Congreso “democrático” de EE. UU. secuestrado por tecnointereses privados.

Toda la vida y memoria que potencia, alberga, conecta, reproduce una costa, se asfixia con la sangre del carey troceado por la maquinaria pesada.

Y nos matamos a fuerza de mansiones de acero y cristal.

¿Cómo se cuenta la memoria del carey? ¿La atroz no ficción de su pasión y muerte?

Llevo el carey “en la piel, justo debajo”, lo “cargo por ahí como una idea cuyo tiempo está por venir” y escribo estas palabras como “acto de remembranza”, archivo esfumado, pero vivo, que se prolongará tras mi muerte porque los ejemplares asesinos de mi especie no serán nunca toda mi especie, y porque el mundo caído con cada carey no será nunca el todo-mundo.

Otro mundo arribará.

*

Cae un mundo con cada metro cúbico de corteza terrestre removido en Punta Melones y Los Pozos, Cabo Rojo, por las compañías privadas de diseño y construcción contratadas por los inversionistas privados de turbia trayectoria y masiva acumulación de capital alentados por las exenciones multimillonarias que les otorga el gobierno “libre” de Puerto Rico sometido al Congreso “democrático” de EE. UU. secuestrado por tecnointereses privados.

Toda la vida y memoria que potencia, alberga, conecta, reproduce ese paisaje hasta ahora (casi) inalterado, se ahoga con la extinción del guabairo troceado por la maquinaria pesada.

Y nos matamos a fuerza de ciudad de lujo con campos de golf y zapatos Lacoste.

¿Cómo se cuenta la memoria del guabairo? ¿La atroz no ficción de su pasión y muerte?

Llevo el guabairo “en la piel, justo debajo”, lo “cargo por ahí como una idea cuyo tiempo está por venir” y escribo estas palabras como un “acto de remembranza”, archivo esfumado, pero vivo, que se prolongará tras mi muerte porque los ejemplares asesinos de mi especie no serán nunca toda mi especie, y porque el mundo caído con cada guabairo no será nunca el todo-mundo.

Otro mundo arribará.

 

  • Decimos:

No a “Esencia” en Cabo Rojo, zona de la primera y más antigua aparición de la isla sobre la superficie del mar.

No al saqueo de la tierra de Betances y Civico, que carga también innumerables huellas de los pueblos que primero conocieron y amaron nuestros paisajes.

No a un Puerto Rico en venta y subasta perpetua.

No al régimen de muerte para el lujo de un grupúsculo multimillonario.

No al “turismo de naturaleza” que mata la naturaleza.

No al culto mortal a la propiedad privada que de todo nos priva.

No a los criminales al estilo haute couture.

No a un activismo de celebridad y evanescencia con paquetes VIP de concierto y estadía.

No al ecocidio, a la extinción de especies, a la contaminación de tierras y aguas, a la expulsión de nuestros barrios y formas de vida y cultura.

No a una economía que pretende doblegarnos a un servilismo eterno.

No a la borradura de nuestra historia material, ancestral, viva.

*

“En tiempos catastróficos, el trabajo es de la memoria y también del hacer.”

Las vistas públicas en torno a la Declaración de Impacto Ambiental del megaproyecto (¡1,549 cuerdas!) residencial y turístico de lujo “Esencia” serán los días 6 y 7 de marzo de 2025 en la Casa Alcaldía de Cabo Rojo.

(Pre)sentimos el otro mundo que arriba.

Y requiere nuestro arribo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Artículo anteriorTinti y Alexis ante el maestro Hostos
Artículo siguienteLos anadares de la USAID en Cuba y su agenda de «democracia»