Tras la tregua en Gaza: ¿ habrá futuro para la paz? 

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Izando la bandera de Palestina. Foto por: Víctor Birriel

Esta es la gran pregunta que se hacen las millones de personas en el mundo que han contemplado con horror cómo Israel ha perpetrado impunemente un genocidio en Gaza por dos años consecutivos.

Ciertamente, la tregua e intercambio de rehenes y prisioneros decretados recientemente representan un respiro para la martirizada población de Gaza, y una pequeña hendija de luz en la impenetrable oscuridad del bombardeos inmisericorde de la milicia israelí contra dicha población indefensa. En menos de dos años, Gaza ha sufrido la pérdida de 70,000 vidas, principalmente de niños, niñas, mujeres y ancianos. A esto, se le añaden las decenas de miles de heridos, mutilados, encarcelados, torturados y despojados de toda humanidad que ha dejado esta guerra implacable. Cabría preguntarnos entonces, en un conflicto sangriento que ya lleva 75 años ¿serán estos pasos suficientes para  encaminar una paz duradera en Palestina?  La respuesta queda tan en el aire como los acuerdos mismos entre Israel y Hamás, que ocurrieron hace una semana, tras la intervención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un intento por aplacar la creciente presión de los gobiernos árabes más ricos y poderosos porque se acordara un cese al fuego e Israel permitiera la entrada de  imprescindible ayuda humanitaria a la franja de Gaza.

La realidad es que Israel venía hacia tiempo resbalando pendiente abajo en el apoyo de otrora importantes aliados suyos. Ningún gobierno contemporáneo apreciaría ser incluido entre los que apoyan un genocidio. Y ya los gobiernos de Gran Bretaña, Francia, Canadá, y hasta el de Australia, habían hecho patente su disgusto con la virulencia de las acciones guerreristas de Israel en Gaza y su negativa a permitir la ayuda humanitaria. En respuesta, dichos gobiernos dieron un paso en la dirección correcta y reconocieron formalmente a la Nación Palestina, a pesar de que Estados Unidos objetó que lo hicieran. De esa manera, Estados Unidos queda como único miembro del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que aún no reconoce la existencia de una Nación Palestina.

El gobierno de Israel, por su parte, parece no comprender por qué sus alianzas se quebrantan cada vez más. Lo último que hizo rebasó los límites de lo tolerable, hasta para el gobierno de Donald Trump. La gota que colmó la copa fue la incursión militar en el Emirato de Qatar,  a espaldas del gobierno de Estados Unidos y, durante la cual resultó muerto un ciudadano de dicho reino árabe. Esa violación a la soberanía de un estado vecino, afín a Trump, y además, un socio crucial para lograr el regreso a Israel de los rehenes en poder de Hamás, provocó una grave  crisis diplomática y la furia de Donald Trump. La respuesta fue contundente. El gobierno de Estados Unidos le «dobló el espinazo» a Benjamín Netanyahu y acordó con Hamás un cese al fuego, el intercambio de rehenes y prisioneros y abrir los canales para la entrada de ayuda humanitaria a la desesperada población de Gaza.

¿ Por qué el gobierno de Estados Unidos esperó tanto para frenar la carnicería de Israel en Gaza?  Nadie sabe a ciencia cierta, pero ningún gobierno estadounidense, y mucho menos el de Donald Trump, imaginó que esta guerra en Gaza terminaría haciendo rodar por el suelo la reputación del estado de Israel y dividiendo de forma irreversible el sentir de la población de Estados Unidos sobre dicho asunto. Una respuesta  popular insólita ante un estado y un gobierno percibidos como «satélites» de Estados Unidos.

Con su guerra genocida en Gaza, Israel se ha colocado al margen del consenso internacional, como un estado paria, forajido y desafiante de las convenciones. Ha quedado claro que el derecho absoluto a la  «legítima defensa» que reclama no es más que un subterfugio para su obstinada pretensión de exterminar la población palestina, conducta y pretensiones a las que se opone y rechaza  la inmensa mayoría de la población del planeta.

Así lo confirman los resultados de encuestas de opinión en el mundo entero y en las multitudes de millones de seres humanos que colmaron las marchas y protestas contra el genocidio de Israel en Gaza en los cuatro puntos cardinales del globo. Sin duda, esa marea humana indetenible en favor de los derechos de Palestina ha sido un factor esencial en el cambio de opinión sobre Israel entre los gobiernos del mundo.

Por tres cuartos de siglo, el apoyo a Israel en Europa y buena parte del mundo, y sobretodo en Estados Unidos, había sido inquebrantable. Eso ha cambiado de manera drástica en esta ocasión. Ya el mundo pudo ver por sus propios ojos lo que pasa en el escenario de la guerra en Gaza, y lo que vio no le gustó. Vieron morir bebés prematuros en sus incubadoras por las bombas en  hospitales. Vieron la destrucción material y la muerte en las caras de las víctimas. Vieron el hambre y la desnutrición, y las caravanas interminables de familias palestinas desplazadas de un lado a otro  como si fueran ganado. Vieron a un Benjamin Netanyahu vil y desafiante ordenar las más terribles atrocidades. En menos de dos  años,  vieron morir asesinados por las bombas y asaltos de la milicia israelí a 247 periodistas, el número más alto de corresponsales asesinados en guerra alguna.

Hoy, la encuesta más reciente de Pew Research dice que el 59% de la población de Estados Unidos tiene una opinión negativa de Israel. En la última encuesta del diario The New York Times, por primera vez en la historia de dicho periódico el apoyo a Palestina ( 35%) superó al de Israel (34%). Cambios indicativos de una nueva consciencia ganada en la lucha.

Falta que la tregua conduzca a una paz duradera. Si depende de Benjamin Netanyahu y el gabinete de guerra israelí, eso no sucederá, y ya lo han demostrado con sabotaje y más víctimas fatales en estos últimos días. Por eso, desde Estados Unidos hay un desfile de enviados y oficiales en Jerusalén, seguramente para recordarle a Netanyahu las palabras del presidente Donald Trump el día que se anunció el acuerdo de cese al fuego en Gaza. Con Netanyahu a su lado, Donald Trump dijo: «Israel fue el cabildero más poderoso que yo he visto. Tenía control total en el Congreso, y ahora ya no lo tiene.»

Ante ese quiebre tan importante, es preciso que las poblaciones de todos los países aumenten la presión para que siga tambaleándose el apoyo monolítico que Israel una vez tuvo. Solo así, con lucha, presión y resistencia en todos los frentes, y en todo el mundo, Palestina tendrá la oportunidad de un futuro de paz.

 

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