Cuba ante una nueva crisis: ¿Qué dicen los cubanos?

 

Corresponsal de CLARIDAD

 La Habana, Cuba-Cuba atraviesa hoy uno de los momentos sociales y económicos más complejos de su historia reciente, desde el triunfo de la Revolución en 1959, en medio de una amalgama de contratiempos que han contribuido a dañar su economía a pasos acelerados en los últimos cinco años.

Por un lado, los daños económicos que dejó a nivel global la pandemia de Covid-19, y de la que a Cuba le ha costado levantarse; por el otro, un reforzamiento de las sanciones de Estados Unidos, que sigue apostando a provocar un cambio de modelo político en el país caribeño.

Ambos elementos se suman actualmente a un conjunto de legislaciones aprobadas a partir de enero de 2021, originalmente destinadas a resolver la difícil situación económica del país, pero que han agravado el escenario, generando un incremento en los precios de los alimentos de la canasta básica y una pérdida general del poder adquisitivo de la población.

En palabras de Anabel Antuña Alfonso, una joven estudiante cubana que conversó con CLARIDAD, “la situación del país es una situación difícil y, hasta cierto punto, triste”,

Al explicar a este periódico las circunstancias que, en su opinión, han llevado a su país al punto en el que se encuentra hoy, la estudiante de Filosofía comienza por mencionar la pandemia de la Covid-19 que generó una crisis económica mundial, de la que “Cuba no se separa”.

“Después se hizo la tarea de reordenamiento [económico], que no cumplió con las expectativas que se tenía y que en gran medida es la culpable de todos los desbarajustes que tenemos ahora en el país”, añade.

 Con esta mirada coincide el profesor universitario y Doctor en Ciencias Históricas de la Universidad de La Habana, Fabio Fernández Batista, quien subraya que para la isla “son días muy complejos [en los que] mucha gente, incluso, decide irse de Cuba”.

“Cuba atraviesa hoy uno de los momentos sociales y económicos más complejos de su historia reciente desde el triunfo de la Revolución en 1959, y esa realidad económica tan compleja se materializa en un escenario de precariedad social”, argumenta haciendo referencia a las dificultades cotidianas que enfrentan hoy los cubanos para adquirir productos esenciales y garantizar su movilidad. Una realidad que afecta a todos por igual.

“Como cubano, yo siento que es una crisis, no solo económica, sino de expectativas y de posibilidades, en las cuales la incertidumbre es algo que se coloca sobre la mesa todos los días [e] incluso afecta a aquellos que, como yo, tienen la convicción de que la Revolución y el socialismo son el camino de independencia, soberanía y justicia social para Cuba”, dice, por su parte, Ernesto Teuma, profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad de las Artes de Cuba.

 

Producto de este complejo panorama, el pasado 17 de mayo, grupos de cubanos salieron a las calles en varias ciudades del Oriente del país para protestar por los constantes apagones eléctricos y la escasez de ciertos productos y alimentos, principalmente aquellos que el Estado entrega de forma subsidiada a la población –a través de la Canasta Familiar Normada, conocida popularmente como la “Libreta”.

Para los entrevistados, estos obstáculos, sumados a la falta de empatía en algunas estructuras del Gobierno, pudieran ser precisamente el foco del malestar social en la población. Las manifestaciones, según dicen, son un reclamo “legítimo”.

“Esas manifestaciones son evidencia de un malestar social acumulado en la realidad del país y que genera que la ciudadanía se manifieste en una lógica de cuestionamiento a la realidad que vive”, asevera Fernández Batista.

Desde la perspectiva de Teuma, quien también forma parte del colectivo La Tiza, quienes formaron parte de las protestas “están expresando un malestar legítimo en cuanto a las condiciones materiales de reproducción de su propia vida”, algo que, según él, las autoridades cubanas han reconocido, por lo que han actuado “hacia la conciliación, hacia la negociación, hacia la explicación”.

El gobierno cubano y su presidente Miguel Díaz-Canel han reconocido que el país atraviesa “años difíciles” y que algunas “decisiones administrativas mal tomadas” podrían haber abonado al malestar social que generan la incertidumbre económica y las sanciones de Washington.

Para muestra un botón, en los últimos años, EE.UU. ha perseguido y sancionado con más fuerza a las empresas que hacen negocios con Cuba para importar petróleo, lo que ha dificultado la entrada constante de combustible, imprescindible para la generación de energía, dando paso a constantes y más largos apagones, en especial, en el interior del país.

Al mismo tiempo, el jefe de Estado ha denunciado que Cuba es víctima de lo que llamó una campaña de “intoxicación mediática”, destinada a desvirtuar la realidad de la isla y aprovechar el descontento social para promover un cambio de régimen.

Como cuestión de hecho, el gobierno de EE.UU. y su embajada en La Habana se han hecho eco de las recientes manifestaciones en Cuba y han dicho estar del “lado del pueblo cubano” en sus reclamos, declaraciones que no carecen de cinismo y de una lógica de “inmoralidad”.

“La proyección de las autoridades norteamericanas respecto al tema de Cuba es absolutamente inmoral, básicamente porque un porcentaje elevadísimo de los problemas que Cuba experimenta en el día de hoy tiene que ver con la política hostil que los Estados Unidos nos hacen. Entonces, […] cuando la gente, marcada por esos problemas, protesta, en seguida se solidarizan con aquellos que son víctimas de su propia acción hostil”, denuncia el profesor de Historia.

Las autoridades cubanas revelaron recientemente que cinco bancos internacionales se negaron a procesar transacciones para Cuba en 2023 debido a la inclusión del país en la lista estadounidense de países que supuestamente patrocinan el terrorismo.

Esta movida, junto a otras 243 medidas adicionales aprobadas por el anterior presidente Donald Trump, han sido la piedra angular de una política exterior de agresión –que ha continuado con el incumbente Joe Biden– originada en la Casa Blanca contra La Habana, con la esperanza de hacer implosionar a la Revolución.

“Para mí eso es una hipocresía, una de las tantas que ellos [el gobierno de Estados Unidos] han hecho a lo largo de la historia, porque, si están a favor del pueblo cubano, ¿por qué no levantan el bloqueo?”, cuestiona, por su parte, Antuña Alfonso.

Pero a pesar de todo esto, los cubanos dicen confiar en su capacidad para superar sus problemas actuales, algo que sería menos difícil si no fuera por el bloqueo estadounidense ni su postura de hostilidad permanente con el pueblo cubano.

“Confío en la capacidad del pueblo de Cuba para reinventarse en medio de las dificultades y yo sueño con que seamos capaces, como nación, de encontrar los caminos para que la mayoría de los cubanos vea en Cuba el escenario donde consumar sus múltiples y legítimas aspiraciones”, remata, a modo de conclusión, Fernández Batista.

 

 

 

 

 

 

 

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