Breves de octubre

Aunque algunos de estos filmes estén en el limbo entre estreno-exhibición y modalidad casera los comento para resaltar sus aciertos ya que tienden a quedar a un lado con las megaproducciones o superanimaciones que usualmente acaparan las salas de cine por tiempo indefinido.

Operation: Finale

(director Chris Weitz; guionista Mathew Orton; cinematógrafo Javier Aguirresarobe; elenco Oscar Isaac, Ben Kingsley, Mélanie Laurent, Lior Raz, Nick Kroll, Michael Aronov, Ohad Knoller, Greg Hill, Torben Liebrecht, Michael Benjamin Hernández, Joe Alwyn, Greta Scacchi, Peter Strauss, Haley Lu Richardson, Pêpê Rapazote, Rainer Reiners, Simon Russell Beale, Rocío Muñoz)

Este es decididamente el año de Oscar Isaac aquí como protagonista de este drama político (no dije cine político que es totalmente otra cosa) y en Life Itself  como parte del ensemble pero con una actuación insuperable. Mientras la argentina Lucía Puenzo en Wakolda (2013) escoge para su trama la presencia de Josef Mengele en la Patagonia dentro de una historia ficcionalizada, Chris Weitz recrea en Operation: Finale la aprehensión de Adolph Eichmann en Argentina por un operativo de la Mossad israelí. Por eso la importancia de seguir los detalles del operativo desde su origen hasta el juicio que duró ocho meses y fue transmitido globalmente y que se convierte en la base del tratado filosófico “La banalidad del mal” de Hannah Arendt.

Isaac interpreta al agente Peter Malkin, responsable de obtener la admisión de Eichmann (autor de “la solución final” para el exterminio de los judíos) de su identidad y aceptar ser juzgado en un juicio público. Ben Kingsley interpreta a este personaje con todos los rasgos emocionales y de comportamiento del verdadero oficial nazi. Las escenas más intensas son precisamente los diálogos entre Malkin y Eichmann donde intercambian ideas, cuentos familiares y el grado de culpabilidad de alguien que, según su versión de los hechos, solamente sigue órdenes como un buen soldado. La fotografía y la ambientación le dan un estilo periodístico y a la vez detectivesca a esta historia verídica de la década de 1960.

Life Itself

(director y guionista Dan Fogelman; cinematógrafo Brett Pawlak; elenco Oscar Isaac, Olivia Wilde, Mandy Patinkin, Jean Smart, Olivia Cooke, Annette Bening, Antonio Banderas, Laia Costa, Sergio Peris-Mencheta, Alex Monner, Lorenza Izzo)

Aunque la crítica hollywoodense le ha caído encima a este filme y aunque creo que debió haber finalizado 20 minutos antes, considero que el enlace de historias está bien desarrollado (no tan bien como Rodrigo García en Nine Lives y Mother and Child) y logra darle tiempo en cámara a lxs actores para marcar su espacio. El pie forzado es la muerte en sus manifestaciones accidentadas y de enfermedad y cómo los personajes forjan sus vidas después de estas experiencias. El más desesperante es el de Will y Abby, una pareja donde él tiene la seguridad que esta mujer es la destinada a ser parte de su vida y donde ella llega a entusiasmarse por la pasión interminable de él. La actuación de Isaac en la primera tercera parte queda grabada en los espectadores por el resto de la duración del filme. Antonio Banderas, en una historia que parece totalmente separada de la primera, interpreta al terrateniente italo-español Vincent Saccione, con una serenidad y profundidad a la que no nos tiene acostumbrados.

Pero lo hermoso del filme es el valor de las palabras para cada uno de los personajes que se expresa en los sueños que Will le cuenta a su psiquiatra; la fascinación de Abby por el narrador indeterminado que cuenta o no su realidad; la historia que cuenta de sus padres que redefine a Saccione; la validez de las interpretaciones que se hacen de la canción de Bob Dylan; los recuerdos transformados en juegos entre el abuelo y la nieta.

White Boy Rick

(director Yann Demange; guionistas Andy Weiss, Logan Miller, Noah Miller; cinematógrafo Tat Radcliffe; elenco Mathew McConaughey, Richie Merritt, Bel Powley, Jennifer Jason Leigh, Brian Tyree Henry, Rory Cochrane, RJ Cyler, Jonathan Majors, Eddie Marzan, Taylour Paige, Bruce Dern, Piper Laurie)

Título impredecible y filme igualmente extraño pero no tan lejano de otras historias contadas con estilos similares refiriéndose a las décadas de 1970 y 1980 (American Hustle, American Made). En este caso es la deteriorada ciudad de Detroit con su mundo de traficantes de “crack” y la vigilancia sospechosa del F.B.I. que investiga, arresta y condena según su conveniencia. La primera escena inmediatamente nos inserta en el discurso de la defensa de la segunda enmienda de la Constitución de los Estados Unidos: el derecho a poseer armas: Richard Wershe y su hijo Rick de apenas 14 años y con vasto conocimiento en todo tipo de armas, compran a precio de baratillo todo lo que pueden con el dinero a su alcance. Los Wershes pertenecen a ese renglón de la población blanca—supuestamente en el presente votantes de Trump—que vive en sectores en depresión económica, con poca escolaridad, destrezas limitadas para empleos de mejor remuneración, tendencia a permanecer en barrios y pueblos conocidos en vez de aventurar a otros lugares y ejercer un cambio en sus vidas. En este caso sacado de las historias escondidas de delincuentes, Rick Wershe se convierte en el informante más joven del F.B.I. cuando bajo amenaza lo reclutan para infiltrar las gangas dirigidas por afroamericanos en el tráfico de cocaína crack.

Sobresale la actuación de Mathew McConaughley como Wershe padre quien cree en la unidad familiar—sus padres, agresivos y “cariñosos”, viven en la casa de al lado—intenta generar una economía a través de la venta ilegal de armas y otros esquemas para mantener a su hijo e hija protegidos, algo difícil ya que uno es parte del tráfico de drogas (por eso el nombre que le dan) y la otra es ya adicta y en permanente rebeldía contra su padre.

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