Comunicación, arma de muerte o instrumento de vida

La comunicación es derecho de todos. La posverdad es un neologismo que no existe. Sin embargo, podríamos decir que es lo que en algunos medios de comunicación llaman informaciones que no llegan a ser noticias falsas (fake news), pero son reinterpretadas para otras finalidades.

Para la Ética Social, una cosa es verdad o mentira. Sin embargo, los medios de comunicación son muy poderosos. Muchos de los comunicadores son tan conscientes de su importancia social que su opinión pasa a ser la única verdad aceptada. Y ellos obedecen a sus patrones. En el plano político, sin apoyo de los medios de comunicación, ciertas mentiras oficiales no surtirían efecto. En América Latina, la gran prensa ha apoyado todos los golpes y hace que las personas consideren los gobiernos progresistas como dictatoriales o como incompetentes. Muestra la invasión del gobierno norteamericano en Siria como una operación de salvación del pueblo y no como un ataque asesino para apoderarse del petróleo del país.

En los Estados Unidos de la década de los 60, el líder negro Malcolm X afirmaba: “Si no prestas atención y no tienes cuidado, los periódicos y las emisoras de televisión te harán odiar a las personas que están siendo oprimidas y amar a quien está oprimiendo”.

En Brasil, eso está ocurriendo literalmente. La falsa cruzada inquisitorial que dice ser contra la corrupción logra disimular la entrega de todas las riquezas del país al capital internacional y a los intereses norteamericanos. Aunque la parte más sana y crítica de la opinión pública internacional reconoce que hoy el presidente Lula es uno preso político, en Brasil mismo mucha gente que fue ayudada por su gobierno lo ve como un ladrón, aunque está claro que fue condenado sin pruebas y sin culpa.

En todo el mundo, pocos grupos financieros tienen el control de la inmensa mayoría de los medios de comunicación y de las agencias de noticias. Hoy la comunicación es la arma letal de una guerra sofisticada, la llamada guerra de cuarta generación. La ONU consagra el 03 de mayo como el día mundial de la libertad de prensa. La cuestión central es el derecho de todos a una información honesta y por eso la lucha por la democratización de los medios de comunicación.

Para quien es cristiano/a, el Evangelio significa buena noticia, o sea, una comunicación verdadera y transformadora de la realidad. Por eso, hace parte del anuncio de la fe el compromiso con una información de calidad ética. Más que nunca, es verdad lo que Jesús afirmó: “La verdad os liberará” (Jn 8, 32).

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