De luces y sombras

 

El diccionario de la Real Academia Española en una de sus acepciones define “luz” como el tiempo entre el amanecer y el ocaso. Así mismo, define “sombra” como clandestinidad, desconocimiento público.

Muchos de nosotros hemos pasado por etapas de luz y de sombra.

Ante el fallecimiento de Antonio Luis Rosado Santiago, mejor conocido como Papo Rosado, economista de formación y vocación el pasado 28 de abril nos viene a la mente la imagen de luz y sombra.

La perspectiva es importante en el balance de vida. Papo creció en el residencial Las Casas de Santurce. De ese origen humilde, junto a otros talentosos jóvenes, se educó hasta convertirse en profesor universitario, economista y financiero practicante hasta el final de sus días. Era un trabajador incansable con puntos de vista fuertes y controvertibles. Transitaba entre luces y sombras con una tranquilidad pocas veces comprendidas. Papo fue criticado y alabado por unos y otros.

Tuvo muchos momentos de sombras que a sus amigos más cercanos nos inquietaban. Sus planteamientos filosóficos de la economía política rayaban en un conservadurismo difícil de aceptar. Sin embargo, nunca rehuyó la controversia y la discusión honesta, aunque hubiera discrepancias. Fueron, tal vez, una etapa de sombras.

A principios de la década del 80 Papo formo parte de la comisión asesora a la dirección del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) en asuntos de economía. Se le encomendaron varias tareas que trascendían la misión de la comisión. Tareas con alto grado de complejidad y compromiso patriótico. Las aceptó todas, arriesgando “vida y hacienda”. Eran tiempos de luces.

Nuestra solidaridad con Blanquita, hijos e hija y el resto de la familia, así como a sus amistades de toda una vida.

Papo, te extrañaremos.

 

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