Editorial- Alguien que siempre quiso tender puentes

Don Noel junto a Juan Mari Brás, detrás Rafael Anglada. Foto Archivo CLARIDAD

 

 

Cuando Noel Colón Martínez fue candidato a gobernador por el Partido Independentista en las elecciones generales de 1972, quienes siempre conspiraban contra el patriotismo puertorriqueño echaron a correr el rumor de que era “millonario”, “dueño de una cadena de supermercados”, en alegada contradicción con la consigna del PIP de entonces, que era “Arriba los de abajo”. La campaña a sotto voce resultaba irónica porque el gobernador en funciones en ese momento, y candidato a reelección, era Luis A. Ferré, uno de los principales integrantes de la oligarquía criolla.

Colón Martínez, quien luego de trabajar como fiscal y juez dedicó el resto de su vida a practicar la abogacía, solo o con uno de sus hijos como único socio, enfrentó aquel rumor malintencionado con la humildad y sinceridad que siempre le caracterizó: “Pertenezco a una clase profesional a la que se le concede muchos privilegios”, dijo. “Económicamente estoy bien. Teniendo todo lo que tengo, pienso en los miles de puertorriqueños que carecen de lo mínimo. Por eso, estando arriba, me siento comprometido con los de abajo y sus aspiraciones, aunque esto represente la pérdida de mis privilegios y de mi exceso de bienes.” Esa respuesta, breve y contundente, resume muy bien el ideario y la práctica de Noel, quien, tras una “vida plena”, como dijo su hijo Javier, falleció el pasado 7 de octubre.

La candidatura a gobernador de 1972 fue la primera y última de Colón Martínez. No volvería a ser candidato a un puesto electivo, pero su intenso trabajo contra el colonialismo y por la independencia nunca cesó en el medio siglo que tuvo por delante. Como muchos puertorriqueños de entonces, sus primeras simpatías partidistas fueron con el PPD, el partido de su padre, quien fue alcalde de Moca por esa colectividad. Cuando dejó de ocupar cargos públicos y pudo asumir posiciones políticas, de inmediato se ubicó en el sector crítico del partido, el que quería que retornara a las aspiraciones de independencia y justicia social de sus primeros años.

Muy pronto tuvo la certeza de que aquel PPD, contrario a lo que pensaban otros críticos que permanecieron en sus filas, no era redimible, y empezó a buscar otras trincheras. La ocasión se presentó en 1967 cuando Luis Muñoz Marín, en su afán por seguir escondiendo la naturaleza puramente colonial del ELA, se inventó el primer plebiscito buscando que el voto popular le diera aires de legitimidad al engendro que entonces cumplía 15 años. Todo el independentismo y el soberanismo se unió en una campaña de rechazo a ese plebiscito, y Colón Martínez, que entre 1964 y 1966 había sido presidente del Colegio de Abogados, encabezó un grupo de puertorriqueños que salieron del PPD para integrarse de lleno a la lucha de independencia.

Desde entonces sólo miró hacia atrás para aprender de experiencias. A partir de aquel momento, la lucha por la independencia ganó uno de sus exponentes más consecuentes. Poco tiempo después de su experiencia antiplebiscitaria se integró al PIP, y cuando abandonó esa organización en 1973, junto a Carlos Gallisá y otros dirigentes, nunca dejó de ser un militante activo del independentismo. Durante el resto de la década del 70 y la del 80 fue un colaborador cercano del Partido Socialista Puertorriqueño y, de manera particularmente intensa, participó en el esfuerzo de ese partido y de otras organizaciones dirigidas a internacionalizar el caso colonial de Puerto Rico. En ese campo debe destacarse su trabajo en la ONU para lograr que el Comité de Descolonización asumiera jurisdicción sobre Puerto Rico y su participación en las dos conferencias internacionales que se celebraron, en La Habana y en Ciudad de México, en solidaridad con la lucha puertorriqueña.

Del trabajo que Colón Martínez desplegó durante 55 años, entre 1967 y 2022, es menester destacar una idea que siempre presidió sus acciones. Nos referimos a su convicción —que tal vez naciera de la experiencia unitaria en la campaña antiplebiscitaria de 1967— de que no es posible adelantar la lucha de independencia sin buscar amplitud y tender puentes hacia otras organizaciones y tendencias. Esa convicción de que solo una alianza amplia de múltiples fuerzas puede lograr la salvación de Puerto Rico siempre presidió el accionar de Noel. Por eso participó en todos los esfuerzos unitarios del PSP, aunque nunca fue miembro de la organización y, más adelante, acogió con entusiasmo el llamado que hizo Juan Mari Brás en 1993 para fundar el Congreso Nacional Hostosiano, que posteriormente presidió. Durante todos esos años no tuvo reparos, inclusive, en acercarse a sectores del PPD para determinadas campañas que creyó necesarias o en apoyar a determinados candidatos que sobresalían por su honestidad y soberanismo. Esos esfuerzos le generaron críticas, pero nunca los abandonó.

Ese compromiso con la amplitud se manifestó también en este periódico. En 1996, CLARIDAD dejó de ser un medio de prensa identificado con una particular organización política, pasando a estar dirigido por una Junta Directiva de composición amplia. Colón Martínez fue su primer presidente. Desde esa posición desplegó esfuerzos para que el periódico se desarrollara y también para que en cada edición se identificara con todos los que luchan para que nuestro país pueda superar las cadenas del colonialismo.

Que descanse en paz, querido Noel.

 

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