Editorial- Bipartidismo de farándula

Ilustración: Kike Estrada

 

El bipartidismo tóxico y corrupto ha estado en primer plano durante las últimas semanas con sus caricaturas y excesos. Tal vez sean sus últimos estertores. Ojalá.

Entre las caricaturas sobresale el afán obsesivo de una precandidata a la gobernación para sacarle provecho político a la barriga de un embarazo tardío. Lo que debiera ser un asunto privado, como ocurre en el resto del mundo, ha sido la comidilla pública durante semanas promovido hasta la náusea por la propia precandidata. Sin duda tenía la noticia guardada durante algún tiempo para soltarla al momento de oficializar la candidatura. Esa burda utilización de asuntos privados con propósitos partidistas sólo ocurre con alguna frecuencia en Estados Unidos, y por añadidura en Puerto Rico, donde la frontera entre la farándula y la política es cada día más tenue.

Parta que no digan que lo de ella es solo lo banal, la precandidata en cuestión, Jennifer González, simultáneo con el embarazo lanzó una “gran” propuesta a modo de programa de gobierno. Esta consiste en sacar cerca de dos mil quinientos millones de dólares del tesoro público puertorriqueño para entregárselos a los bonistas de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) con el fin de evitar un posible futuro aumento en la factura de electricidad.

No es la primera vez que la actual comisionada residente interviene con las finanzas de la AEE con propósitos puramente politiqueros. Antes lo hizo aumentando la deuda de la corporación pública para tratar de pescar votos. Ahora quiere entregarle dinero del pueblo a los bonistas para pagar la deuda que ella misma ayudó a aumentar para de esa manera volver a pescar votos.

Previo a las elecciones de 2012, cuando Luis Fortuño buscaba la reelección en medio de un rechazo generalizado a su gobierno, González, entonces presidenta de la Cámara de Representantes, impulsó que la AEE tomara un préstamo de $300 millones con el solo propósito de evitar de que la factura de electricidad aumentara en los meses previos a la cita electoral. Luego de que se esfumaran los millones del préstamo la factura aumentaría de todos modos, como efectivamente ocurrió, pero entonces ya ella y sus compinches del PNP estarían disfrutando de la victoria obtenida endeudando la AEE. Como sabemos, la victoria no les llegó porque los votos comprados no fueron suficiente, pero la deuda se quedó y se suma a la que ahora agobia a lo que era la principal corporación pública puertorriqueña.

En esta ocasión, segura de que la gente ya se olvidó de aquella trastada, González vuelve a la carga buscando votos con cargo a las finanzas públicas. Al lanzar su nueva propuesta sabe muy bien que, en esta ocasión, no tiene el poder para que lograr que se apruebe. A diferencia de 2012, y en buena medida debido a las actuaciones de políticos como ella, el poder real en Puerto Rico no está en el Gobierno ni en la Legislatura, sino en una junta impuesta por el Congreso de Estados Unidos. Son ellos los que deciden cómo se gasta cada centavo y obviamente ni siquiera escucharán a la comisionada, pero algunos votitos seguramente conseguirá. Por eso lanza la propuesta, aunque sabe que es natimuerta.

Como decíamos al principio, ese es un nuevo ejemplo de la bachata bipartidista, tal vez uno de los más pintorescos, pero de aquí hasta que logremos extirpar ese tumor habrá muchos más. Pronto Pedro Pierluisi, el otro contrincante del PNP, se las arreglará para contrarrestar el embarazo de farándula con algo parecido. Preparémonos para lo que falta.

En cuanto a la otra ala del bipartidismo, el PPD, ni noticias de farándula se producen. Allí sólo se pelean por las migajas que quedan de un festín que desapareció hace años.

 

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