El conejo en el maravilloso mundo de la serpiente en Fiesta en la madriguera

Especial para En Rojo

En la novela corta El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, el autor idealiza la visión de un niño a través de su mirada de adulto. El Piloto (un personaje que representa al mismo de Saint-Exupéry, que murió meses después que se publicara la novela en un accidente aéreo) se estrelló en el desierto del Sahara. En medio de su soledad y enfrentando la muerte, conoce al Principito, un niño que llegó de otro planeta en una bandada de pájaros. Ambos personajes establecen un diálogo en el cual discuten la mejor manera de proteger una rosa, los viajes del Principito a través de la galaxia y la manera en la que el niño volverá a su planeta.

A pesar de los bellísimos dibujos del mismo escritor, no hay nada más maravilloso que ver ciertas representaciones de estos personajes en el cine en la sentimental adaptación, The Little Prince (dir. Stanley Donen, EE. UU. y Reino Unido, 1974). Dos de los momentos más valiosos son el número musical del Zorro, encarnado por Gene Wilder, y el de la Serpiente, actuada por Bob Fosse. La zorra de Wilder viste un traje de lana color caramelo y lleva una salvaje cabellera rubia que se llena de hojas secas cuando se arrastra por el piso. Su coreografía frenética imita los movimientos rápidos de un zorro. Por otro lado, la Serpiente de Fosse viste un traje negro, lleva un bombín, gafas y un cigarrillo en la boca. Su alucinante coreografía imita el deslizar de una serpiente mientras su canción le explica al Principito que su mordida lo regresará a su planeta. Aunque la película no es perfecta, estas dos fantásticas secuencias representan de maneras únicas y brillantes el mundo del niño interior del mismo Piloto. Esas construcciones son precisamente lo que me fascina en la excelente película mexicana, Fiesta en la madriguera (dir. Manolo Caro, Mexico, 2024).

Fiesta en la madriguera es la adaptación fílmica de la novela corta homónima escrita por Juan Pablo Villalobos. En esta, Tochtli (Miguel Valverde) es un niño que vive en un mundo de fantasías dentro de una mansión amurallada. Su padre, Yolcaut (Manuel García-Rulfo), es el poderoso capo de un cartel en Sinaloa. Yolcaut es violento y cruel, pero sumamente cariñoso y paternal con su hijo. Su amor por Tochtli lo ha llevado a construir un ambiente donde su hijo es libre para explorar su imaginación y su intelecto, principalmente guiado por su maestro, Mazatzin (Raúl Briones). Mazatzin y Yolcaut se tornan en polos opuestos que le brindan a Tochtli una visión compleja y contradictoria de la realidad. En su mundo aislado, Tochtli usa sombreros para asumir diversos roles durante la historia, que van desde un samurai y un explorador hasta un detective y un príncipe.

La película tiene mucho de la novela El principito en que el niño vive dentro de una interpretación única de la realidad. Los personajes con los cuales interactúa por momentos (un niño que le regala un juguete, un político corrupto que colabora con el cartel, la sirvienta de la casa, los hombres de Yolcaut) se tornan en arquetipos tanto como los personajes secundarios en la novela de Saint- Exupéry. Inclusive, sus nombres son animales en náhuatl: Tochtli es conejo, Yolcaut es serpiente cascabel y Mazatzin es venado. La maravilla de la madriguera, donde Tochtli vive junto a la serpiente y bajo la educación del venado, es que nos permite disfrutar de la alegoría del mundo del niño anclado en las peligrosas vivencias dentro del cartel.

En la película The Little Prince, el sentimentalismo que fuerza la lágrima le resta a la potencia de la muerte del Principito en los brazos del Piloto (Richard Kiley). Los sollozos musicales del número final (“When you came, my day was done / And then your laugh turned on the sun”) le restan a la fantasía gloriosa tan evidente en las intervenciones de la Zorra y la Serpiente. De hecho, en la escena en la que el Zorro revela su secreto al Principito como despedida, Gene Wilder mira fijamente a la cámara y declara la línea sin emoción alguna. Su cara libre de expresión esconde un extenso espacio emocional interno.

No estoy dañando el final de Fiesta en la madriguera al decir que la fantasía de Tochtli concluirá. Aunque no entraré en detalle, confieso que tuve ciertos problemas con el final porque me parece que la fantasía continúa sin interrupción. Pero mientras más lo pienso, más concuerdo con las palabras de mi amiga, Beatriz E. Ramírez Betances, que asegura que nada se compara con el país de las maravillas dentro de la madriguera de Tochtli y Yolcaut.

Fiesta en la madriguera está disponible en Netflix.

Artículo anteriorMutilaciones callejeras
Artículo siguienteUn libro sobre la talla de santos en San Germán: acotaciones