Encantar la política con la espiritualidad

 

 

Marcelo Barros1

Especial para En Rojo

 

«Encantar la Política con arte, cultura y democracia» es el tema que, en estos días, en Brasil, reúne a miles de personas de diferentes iglesias cristianas y otras expresiones de fe. Es el 12º Encuentro Nacional del Movimiento Fe y Política, que se celebra en Belo Horizonte – MG, del viernes 5 al domingo 7 de abril. Este tema recuerda la vocación de todas las personas que se sienten atraídas por la política desde la motivación de su fe o espiritualidad. Ese tema supone el impulso de transformarnos interiormente y de luchar juntos por la transformación de la sociedad y del mundo. No es sólo un programa o cuestión de metodología. Es camino de espiritualidad.

Actualmente, en el mundo hay quien confunde espiritualidad y espiritualismo. En realidad, el espiritualismo separa lo material y lo espiritual. Divide lo sagrado y lo profano. Se limita al individualismo íntimo y no va más allá de las devociones rituales. Muy al contrario, la espiritualidad es energía interior de amor y comunión que existe en todo ser humano y que se experimenta socialmente. Las religiones y tradiciones espirituales reconocen que esta energía es don divino y diviniza a todo ser humano. Lo que diviniza al ser humano y a la sociedad es el amor social.

El cristianismo cree que esta dimensión amorosa presente en la vida de cada persona y de las comunidades es la presencia misma del Espíritu Santo en nosotros. Por eso, el apóstol Pablo habla de una «vida guiada por el Espíritu». Este es el Espíritu de Vida, que en cada tradición espiritual tiene un nombre, pero siempre se distingue por ser la energía de la vida. Por tanto, todo lo que favorece la vida (personal y colectiva) es espiritual. Lo que no conduce a la vida y no expresa amor por la vida no es espiritual. Por eso, toda espiritualidad es ligada a la vida concreta, es decir, a lo que los pueblos indígenas llaman buen vivir, o bien vivir. El Evangelio explica este camino como «vida en abundancia» o «la intensidad de una vida feliz» (Jn 10,10).

Cuanto más nos humanicemos, más nos abriremos al soplo del viento divino que llena de encanto nuestra vida personal, nuestras relaciones afectivas y nuestro trabajo personal y comunitario para transformar la sociedad y el mundo.

El antropólogo Eduardo Viveiro de Castro afirma: «Los indios pueden enseñarnos a vivir mejor en un mundo peor». Dice que esto se consigue mediante un «retorno progresivo y creativo (por tanto, no sólo nostálgico) a las antiguas cosmologías«2. El chamán Davi Kopenawa afirma que las danzas de los xapiris (espíritus del bosque) en las noches de luna restablecen el equilibrio de la naturaleza (ecosistema) y ayudan a los Yanomami a recuperar su alegría de vivir 3.

Podemos descubrir la misma energía de vida en las espiritualidades afrodescendientes. En ellas, la danza es un instrumento para recomponer la armonía de la vida. El cultivo del Axé como energía vital es esencial en todas las corrientes del Candomblé. Un sacerdote de la religión negra explica: «El Candomblé o Santería refuerza la armonía entre los humanos y los Orixás. Los Axés se intercambian y se garantiza la dinámica de la Vida y la Alegría»4.

En enero de 2006, en el Foro Social Mundial de Caracas, el Presidente Hugo Chávez declaró: «La política sólo se puede hacer con amor. Si no se hace con amor, la política se degrada y se convierte en mera politiquería». La Política con P mayúscula, como la llamó Oscar Romero, tiene como eje central el ejercicio del bien común y el objetivo de humanizar la economía y las estructuras fundamentales de la convivencia humana en la Tierra

Así como todo árbol está sano si su raíz está sana, lo que el Papa Francisco llama «la mejor Política» (Cf. Fratelli Tutti, cap. VII) tiene como fundamento la espiritualidad liberadora.

Hoy en día, se están extendiendo por el mundo muchos fundamentalismos religiosos basados en el fanatismo y que expresan odio y prejuicios. Necesitamos vacunarnos y ayudar a las comunidades a vacunarse contra esa epidemia de crueldad religiosa que siempre ha perseguido a los profetas del Amor Divino en las más diversas religiones y que mató a Jesucristo.

Necesitamos unir fe y política para que las religiones puedan ejercer el papel profético que corresponde a la fe, como proyecto divino de transformación del mundo. De este modo, siempre podrán desarrollar una espiritualidad liberadora como fuerza de resistencia para construir una sociedad de paz, justicia y comunión con la Madre Tierra y la naturaleza.

Para quienes son activistas en este camino de fe, el primer desafío es unir lo que podemos llamar la micropolítica con la macropolítica. Esto significa luchar para que nuestras vidas personales, nuestras relaciones humanas en casa y en nuestro barrio, puedan, de hecho, reflejar lo que creemos y decimos que queremos en la gran política de la ciudad, el estado, el país o el mundo. A menudo seguimos encontrando en nuestros grupos personas que defienden una nueva Política en términos de un mundo futuro, pero en la vida cotidiana son autoritarias y prejuiciadas.

Mahatma Gandhi propuso la regla fundamental de toda espiritualidad liberadora: «Empieza por ti mismo, el cambio que quieres para el mundo».

 

1– Marcelo Barros es monje benedictino, teólogo y asesor de Comunidades Eclesiales de Base, Pastorales Sociales y movimentos populares como el MST.

2– VIVEIRO DE CASTRO, Eduardo, no Prefácio ao livro: KOPENAWA, Davi e ALBERT, Bruce, A Queda do Céu, Palavras de um Xamã Yanomami, São Paulo, Ed. Companhia das Letras, 2015, p. 35.

3– idem, p. 328- 329.

4– CAMARGO, Odagil Nogueira, Experiência religiosa no Candomblé, São Paulo, Ed. Méritos, 2013, p. 15.

 

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