Filmes flotantes: The Taste of Things, Driving Madeleine, Golden Years-parte 2

 

En Rojo

 

Tuve la suerte (¿privilegio?) de ver estos tres filmes “extranjeros” que comento por plataformas personalizadas para críticxs de cine. La passion de Dodin Bouffant/The Taste of Things la vi anunciada para estrenarse en Fine Arts en febrero, pero no pasó, aunque puede que todavía el público de Fine Arts lo pueda disfrutar ya que ha sido merecedor del Premio por mejor dirección en el Festival de Cannes, el Premio Lumière por mejor cinematografía, el Premio por mejor Zinema Culinario del Festival de San Sebastián y llegó al ‘shortlist’ del Oscar por Mejor película extranjera en representación de Francia. Une belle course/Driving Madeleine es una hermosa construcción de una vida a través de un diálogo y Golden Years es una de esas comedias que nos hace reflexionar mientras rompe esquemas.

The Taste of Things/La passion de Dodin Bouffant
Director y guionista: Anh Hung Tran; autor Marcel Rouff; cinematógrafo: Jonathan Ricquebourg; elenco: Juliette Binoche, Benoît Magimel, Emmanuel Salinger, Patrick d’Assumçao, Galatéa Bellugi, Jan Hammenecker, Frédéric Fisbach, Bonnie Chagneau-Revoire.

Lo primero que notamos de este filme de época—en la campiña francesa de 1885—es la ausencia de palabras. Todxs están en la cocina preparando la cena, todxs tienen tareas específicas para lograr escoger, cortar y mezclar los ingredientes para los platos que han escogido preparar para esta ocasión. Nadie tiene tiempo para conversar: palabras sueltas, monosílabos, miradas, olfato y gustación impera en este espacio. Casi sentimos que somos parte de esta creación gastronómica, primero como gestores y luego, esperamos, una invitación a la cena. Después de que cada detalle de la cocina se ha cumplido, se rompe la unidad de la cocina, ya que las tres mujeres quedan aquí y el anfitrión y dueño del lugar se reúne con sus amigos para disfrutar de una cena exquisita, preparada colectivamente. Somos muy conscientes de la división de clases, pero, en este caso, se rompen los grupos ya que el dueño y anfitrión, Dodin Bouffant (Benoît Magimel) se considera parte esencial de la creación de cada plato en su cocina. Y así lo es, ya que escoge, cocina, degusta cada plato que considera una creación original. Todas las conversaciones giran alrededor de la confección de alimentos y de su resultado milagroso. La precisión y medida parecen ser las claves para este deleite.

Pero este ritual e innovación en cada plato que se prepara es una declaración de amor de dos personas que se han conocido por largo tiempo, que se respetan mutuamente y comparten su amor y precisión por la cocina. Eugénie (Juliette Binoche) ha estado a cargo de la cocina de Bouffant desde muy joven. Ha aprendido de él y desarrollado su propio talento y, en el transcurso del tiempo, se han enamorado con un amor lleno de respeto. Podrán tener noches de ensueño, pero Eugénie rechazará sus propuestas matrimoniales para no alterar el orden exterior de la hacienda. Así ella mantiene su independencia y toma sus propias decisiones.

Une belle course Driving Madeleine
Director: Christian Carion; guionista y autor: Cyril Gely; cinematógrafo: Pierre Cottereau; elenco: Line Renaud, Dany Boon, Gwendoline Hamon, Alice Isaaz, Jérémie Laheurte, Julie Delarme, Hadriel Roure, Thomas Alden.

Presentado en Fine Arts como parte del próximo Festival de Cine europeo, este hermoso, serio y gracioso filme a dos manos—el taxista y la cliente—reúne los talentos de la veterana cantante Line Renaud y el popular actor, Dany Boon, para darnos un hermoso recorrido por París con una historia personal narrada a través de las horas que les toma llegar a su destino final. Con pedazos del pasado para recrear lo vivido, Madeleine, de 90+ años, cuenta, sin rencor y con mucho humor, quién fue su primer amor. Ese soldado americano que llegó a París con las tropas aliadas fue el hombre que le transformó su vida, no solamente porque se enamoró ciegamente (como debe ser porque si lo piensa, no pasa) y quedó preñada de su único hijo. Aunque intentó, nunca pudo reconectar con él y su familia se transformó en la madre, ella y su bebé. Su segunda relación años después, también se basó en el enamoramiento, pero esta vez con una relación de abuso físico que le trajo consecuencias muy serias. En ningún momento se escucha arrepentimiento por lo acaecido, más bien, aprender y fortalecerse para seguir viviendo y trazando su vida. Charles la escucha y su historia hace que él pueda apartarse de sus propios problemas familiares. Será un viaje largo porque Madeleine quiere visitar esos lugares que fueron tan importantes en su vida afectiva. Para nosotrxs es un recorrido de un París familiar de vecindarios residenciales y de una ciudad que encierra la destrucción por la guerra y la reconstrucción difícil de un presente que tiende a olvidar lo sucedido.

Golden Years
Directora: Barbara Kulcsar; guionista: Petra Biondina Volpe; cinematógrafo: Tobias Dengler; elenco: Esther Gemsch, Stefan Kurt, Ueli Jäggi, Elvira Plüss, Gundi Ellert.

Este filme suizo se presenta como una comedia de la 3era edad que tanto dinero está dejando para sus productores en EEUU (80 for Brady, Book Club: The Next Chapter), pero esa percepción resulta engañosa en el mejor sentido de la palabra.  El marco de Golden Years fácilmente sigue este grupo de filmes, pero lo que sucede dentro de los espacios conocidos, es totalmente diferente. En vez de sentirse vacío y sin dirección, el retiro de Peter es más que bienvenido, al igual que para su esposa, Alice, que ya tiene planificado su primer viaje fuera de la rutina de tantos años. Aunque Peter tiene otros planes para esta próxima etapa de su vida—rutina de ejercicios y pasar más tiempo con sus amigos—accede al crucero por el Mediterráneo. Antes del viaje, que Alice prepara con gran entusiasmo, su mejor amiga, Magali, muere sorpresivamente. Su esposo de tantos años—y mejor amigo de Peter—Heinz, se siente desamparado y Peter decide invitarlo al crucero. Se imaginarán cómo esto le cae a Alice. Hasta aquí los aspectos más graciosos para avanzar la trama. Pero una vez Alice entiende que su manera de ver la vida es muy distinta a la Peter, el soñar de alejarse de la rutina familiar para volver a enamorarse en un crucero de ensueño se desvanece. Las decisiones que Alice toma en esta etapa de su vida pueden percibirse como irracional, pero son el principio de una vida donde es ella la que traza el camino y descubre otros mundos de amistad y solidaridad. Para alguien como yo que ve los cruceros de cientos de cientos de personas aglomeradas en un espacio limitado con una rutina de diversión trazada por los expertos en entretenimiento, tocar puerto y decidir quedarse y explorar este nuevo lugar es verdaderamente vivir la vida.

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