Ensayo de amor patrio a días del Festival de Apoyo a CLARIDAD

 

Múltiples artistas preparan sus piezas para el evento inicial de este jueves

Fotos Alina Luciano/CLARIDAD

Entran y salen del salón. Si no es para coger aire o fumarse un cigarrillo, pululan por el edificio en busca de algo como un atril, una pieza o un vasito de agua. Del techo, dos guitarras cuelgan; una eléctrica y otra acústica. De las paredes, decenas de elepés quedan fijados por tachuelas. Adentro está el maestro Carlos “Tato” Santiago con su grupo de músicos, tanteando los compases que Tito Auger, el primero en ensayar, entona antes de repetir cierta coda. Hay un aire cargado de emoción, de nervios. En dos días, quienes ensayen hoy aquí se presentarán, el jueves, en el quincuagésimo (50mo) Festival de CLARIDAD.

Discuten ahora el final de un tema de Auger antes de concluir su parte en este ensayo. Frente al micrófono, el cantautor escucha atentamente las sugerencias e instrucciones de Santiago. La voz de El Wanabí viste una gorra de Don Q que, por supuesto, modela sus insignes trenzas por detrás. Consideran añadir un instrumento a la coda, un solo quizás. ¿De guitarra? ¿De trompeta? No se sabe muy bien hasta que, de súbito, el acorde último estalla en una suerte de mosaico auditivo. De trompeta, de guitarra, conga, de piano. De un pálpito que, cual cuerpo, late a la medida de su presión, ahora aflojada por el silencio congénito del final que lo integró todo.

“Son músicos que llevan tocando mucho tiempo, es una reunión de amigos. Los ensayos se dan fácil, en términos de que todo el mundo conoce los temas y nos llevamos súper bien. Esto es una celebración a una lucha y una consistencia en un país que está totalmente en contra de esto”, comentó Auger al salir del salón de ensayo. Antes de arrancar, sentenció que <<van a ser 50 años más>>.

Entonces llegó Choco Orta, ataviada con un suéter sin mangas y envuelta en una bufanda de patrones florales. Saluda, sonríe y reparte una alegría que solo una cocola sabrá repartir. Con el mismo desenfado, Orta le advierte al maestro Santiago que  «esto es como salga. A mí no me molesta». Intentan comenzar una melodía, lo intentan de nuevo y Orta repite «a mí no me molesta como salga». Y a la suerte de la clave y la conga, la cantante cantó, percutió y soneó con total dominio del registro y los pasos. La rumba buena, al fin, es cuestión de ánimo y ganas.

“Es la tercera vez que participo en este festival, ahora con una madurez incalculable y bien contenta del grupo de personas que va a estar compartiendo. Brindar este amor, cantarle a la gente, estoy confiada de que este jueves eso va a estar lleno a capacidad. Preparamos el tema de Alberto Carrión, Amanecer borincano, preparamos un bolero que no voy a decir y algo especial que creé para el festival”, dice la también autora de Si me comprendieran, su autobiografía.

Después le tocó ensayar a Carmen Nydia Velázquez. Hábil en un registro de tono estruendoso, a la vez amplio, Velázquez llegó con una t-shirt negra de diseño que dibuja la monoestrellada. Pero en vez de estrellada, tenía una amapola. Se situó, tras algunas bromas, en una esquina adyacente a la puerta de producción, de modo que no se veía igual que los otros cantantes. No obstante, tal vez fue la voz que más resonó con un tema que podrán escuchar este próximo jueves, a partir de las 8 de la noche.

“CLARIDAD es parte de lo que soy y parte de mi vida. Las veces que no he podido ir al Festival es como un demérito. Estoy contenta porque voy a celebrar los 50 años de CLARIDAD y a compartir tarima con un montón de gente que aprecio. Ahora más que nunca necesitamos CLARIDAD porque hay muchas mentiras y medias verdades. La gente necesita aclarar, y CLARIDAD está para decirnos qué de verdad es lo que está pasando”, aseveró la también actriz.

Al rato de que “Susa” le cantara a la patria en el ensayo, la compositora Andrea Cruz hizo lo propio. Al son de “Patria”, de Rubén Blades, la músico aiboniteña finiquitó los detalles junto al maestro Santiago. Como sucedió con otros artistas, Cruz preguntó si la trompeta- tocada por Rafniel Ríos- podría unirse para complementar el mambo final de la canción. Y habiendo confesado, a este medio, que prefería las partituras a las improvisaciones, la trompeta ajustó la boquilla y los pistones para acabar el turno de Cruz.

“Estamos pompia’os porque vamos a celebrar otro año de festival, pero este año vamos a celebrar mucho más. En este aniversario nos vamos a juntar un corillo de cantores y cantoras que hemos estado apoyando el Festival todos los años. Es lindo, es bonito porque es una buena oportunidad para que la gente apoye a los artistas puertorriqueños y puertorriqueñas junto al Festival”, expresó la cantante Chabela Rodríguez al llegar al estudio.

La compositora quedó, durante una de las canciones que practicó, como suspendida en un trance. Agitaba los brazos al ritmo de la batería, como queriendo marcar con mayor énfasis la entrada del siguiente compás y el próximo conteo. Mientras la voz escala un pentagrama imaginario, las manos le hacen piruetas de directora, de cantora que es. «Celebrar este año con CLARIDAD es un momento de resistencia pura y dura», agregó Rodríguez.

Al final, las cuerdas ensartaron variaciones de algunos himnos del independentismo. La guitarra eléctrica charlaba amenamente con el cuatro sobre verdes luces de montes y mares, en una variación que Fofé Abreu, el último en ensayar, tildó de «psicodélica». El cantante se integró a la melodía con otras variaciones de estilo que, a juicio del cuatrista, «se permitían ser creativos sin faltarle el respeto a la canción». Antes de irse, Abreu coincidió con sus compañeros de tarima al manifestar la  «falta que hace CLARIDAD».

“Estoy estimulado y nervioso porque es una empresa un poquito complicada, por la cuestión del cambio de músicos y eso. Hemos gozado mucho en el ensayo, así que yo prometo que va a ser algo interesante… Yo juraba hace tiempo que esto no iba a durar tanto, y está aquí y está peposo. Yo creo que eso sigue, esto va a seguir y va a cuajar algo chévere. Yo nunca pierdo la esperanza”, concluyó el maestro Santiago al concluir el ensayo.

Ahora solo salen del salón. Ya cogieron aire, bromearon, sacudieron nervios y afinaron detalles. La próxima entrada se hará en el Bithorn, a las 8:00 p.m., frente a un público que presenciará el Concierto del 50mo Aniversario del Festival de  Apoyo a CLARIDAD.

 

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