Hay que seguir cuidándose del COVID

 

CLARIDAD

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Un promedio  de 845 casos diarios de contagios de COVID-19 lo que nos dice es que la epidemia no se ha terminado y se está lejos de una llamada inmunidad de grupo o comunitario.

A casi tres años del surgimiento de la pandemia, la epidemia no ha terminado, subrayó en entrevista la doctora en epidemiología, Cruz María Nazario. De acuerdo con  los números del Departamento de Salud (DS), de  un promedio diario de 155.37 casos por prueba molecular y 690 por prueba de antígenos, la suma de 845 casos diarios nos indica que la epidemia no se ha terminado.

“Lo que vemos en la página del DS es que lo que ha bajado es la confirmación de casos por prueba molecular. Ya en muchos lugares no se le exige a la gente esa prueba y, de hecho, la gran mayoría de las personas que empiezan a tener los síntomas, lo primero que hacen es ir a la farmacia a comprar una prueba casera, que son las pruebas de antígenos. Se la hacen y sienten que no tienen que llamar a Salud  para informarlo”.

Basada en esos números y con la premisa de que cree que el DS lo que tiene es un subregistro bien grande, reiteró creer que los casos son muchísimo más que los que aparecen en la página del DS al día de hoy. “Un promedio de  841 casos diarios es mucho. Eso no quiere decir que ya se acabó la pandemia y que  no tenemos que seguir cuidándonos. Solo hay como un 33.31 % de las personas que tiene todas su vacunas al día: eso es bien poco”.

En ese aspecto reconoció que todavía hay gente que se resiste a las vacunas. “Creo que hay dos tipos de personas. Están las que desde el primer día fueron  en contra de la vacunación porque no creen en ese mecanismo. A esos no se le va convencer con ningún tipo de documentación y evidencia, porque eso es cuestión de creencias. Pero hay otro grupo de personas que creo que se han cuestionado si vacunarse porque perciben que no están a riesgo. Creen que ya la epidemia se acabó,  hay esa percepción de que ya no hay peligro y se tiene a un gobernador diciendo que ya se acabó la epidemia.  Pues, la gente lo que quiere oír es lo más fácil”. Además expresó estar sorprendida de que la gente ha dejado de usar la mascarilla.

La doctora en epidemiología puntualizó que tener un promedio de 841 casos nuevos por día quiere decir que el contagio está alto. Si se ve la tasa de incidencia de 800 casos diarios por 100 mil habitantes, que es la otra forma de medir los casos confirmados para poder conceder que estamos en una transmisión baja, tiene que ser menos de 10 casos por 100 mil habitantes. Es decir, el país está 18 veces por encima de lo que podría considerarse una tasa de contagio baja. Si se mira el mapa del DS, todos los municipios están marcados de rojo lo que indica que las tasas de contagio comunitario están altísimas.

Agregó que el hecho aparente de que están muriendo menos personas puede además dar la percepción de que el COVID es algo como un catarro. Pero los que menos mueren son los jóvenes, mientras más del 80 % de los fallecidos tienen más de 60 años.  Han sido más los hombres fallecidos que las mujeres, dato que  atribuyó a que hay más mujeres vacunadas que hombres.

La doctora Nazario recalcó que la vacuna protege para que cuando una persona se contagie la infección no sea severa y pueda llegar a recibir tratamiento.  “No estamos hablando del principio de la pandemia, que no había tratamiento, por lo que se moría la gente.  Ahora mismo hay mucho contagio, pero hay la posibilidad de que a la persona lo traten en un hospital y se vaya a su casa. Eso da la impresión de que ya la cosa no está tan mala, pero lo que hay que mirar es que hay un contagio alto, y si no se ha vacunado puede tener una gravedad”.

Según el DS, en la primera semana de noviembre las muertes acumuladas por COVID-19 en la isla sumaban 5,276. Sin embargo, la doctora Nazario,  reconoció que hay datos diferentes respecto al número de muertes provocadas por el huracán María. Según un estudio de la Universidad de Harvard, el citado huracán provocó la muerte de más de cuatro mil personas y un estudio del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico indicó que fueron 2,970. La epidemióloga señaló que es interesante el dato de que se ha muerto más gente por covid  que por un evento catastrófico como el huracán María. En esa dirección reparó en que en el mundo han  muerto 632 millones de personas por ese virus. De esos, 1 millón han sido en Estados Unidos. “Eso indica que esto no es una enfermedad para tomarla a la ligera, no debemos pensar que esto no es una enfermedad que puede matar a la gente”.

Añadió que  un análisis de la revista de investigación Nature Medice reflejó que, de esos 632 millones de muertes por covid, se pudieron haber evitado 1.3 millones si los países ricos hubiesen compartido el beneficio de la vacuna y no las hubieran acaparado. Eso pese a que se supone que la Organización Mundial de la Salud (OMS)  tenía un sistema para que los países ricos enviaran vacunas a los países pobres. Pero muchas veces estos no las enviaron  o las enviaron cuando ya estaban expiradas.

El estudio concluyó que hay un efecto multiplicador por el hecho de que en muchos países ricos, como EE. UU., comenzaron  a decir que ya no había que usar la mascarilla, aun cuando se sabe  que de todas las medidas más eficientes para evitar las infecciones son el uso de la mascarilla, los hábitos de higiene y evitar lugares conglomerados con aire acondicionado. La vacuna  no evita infecciones, la vacuna evita que la infección nos dé fuerte y que se siga transmitiendo al debilitar el virus. “Si se hubiese seguido con esas reglas de higiene, que sabemos que funcionan, se hubiese evitado casi 300 millones de infecciones”.

En tanto, todavía se debate el origen del virus. La doctora Nazario, recordó que la teoría del entonces presidente, Donald Trump, de que el virus fue desarrollado por los chinos, fue descartada. Luego, la OMS hizo una investigación de la teoría de que había salido por un accidente en un laboratorio.  Hace poco salió otro artículo que investigó y encontró  que de laboratorios han salido un montón de otros  virus por negligencia, errores o accidentes. A Nazario, la teoría que  más le convence es que “los individuos en este mundo hemos invadido el espacio de los animales. Cada vez más les dejamos menos espacio a los animales en su hábitat natural, cada vez tumbamos más bosques e invadimos  más espacios, y esos animales que llevan ese virus hace años, al invadirlos, nos exponemos al contagio cuando hace el salto de un animal a una persona”. Señaló  que por eso es que todavía se anda buscando cuál es el animal reservorio del virus. Para ella, se tiene que mirar en “cómo estamos siendo responsables en invadir terreno de los animales y en el no ser cuidadosos en cómo se manejan estas situaciones”.

Otro aspecto que se ha dejado de lado es alcanzar la llamada inmunidad de grupo. Al respecto, considera que fue un error desde un principio porque la gente pensó que una vez le diera covid se iba a estar inmune para otras oportunidades de contagio. Lo que se ha visto es que a medida que no se controla el covid siguen ocurriendo variantes nuevas, como el Delta y Ómicron. Sobre otras nuevas variantes la epidemióloga recalcó: “No podemos hablar de inmunidad de grupo o inmunidad comunitaria cuando las variantes se escapan de los sistemas que debemos proteger. Con la COVID-19 esa inmunidad de grupo está muy lejos de que ocurra porque siguen surgiendo nuevas variantes. Eso quiere decir que mientras haya contagio en el mundo entero, la gente que pasa el virus de una persona a otra aumenta la probabilidad de que ese virus cambie y tenga una mutación nueva”.

 

 

 

 

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