Los esfuerzos de Cuba para dar un techo a damnificados del huracán Ian

Foto por Luis De Jesús Reyes

Corresponsal de CLARIDAD

 

Pinar del Río, Cuba-Cinco meses han transcurrido desde que el huracán Ian pasó por la región occidental de Cuba a finales de septiembre de 2022 y dejó tras de sí una estela de devastación de la que todavía hoy el país busca recuperarse.

A pesar de los esfuerzos de la población y las autoridades, que trabajan sin descanso para regresar a la completa normalidad, la falta de insumos básicos, sumado a la destrucción causada por el fenómeno, han hecho que las labores no puedan avanzar al ritmo deseado. Ha sido, en gran medida, gracias a la solidaridad internacional y a la inventiva de los propios cubanos que, poco a poco, la región ha comenzado a salir adelante, pero aún falta por hacer.

CLARIDAD visitó recientemente la provincia de Pinar del Río, epicentro del huracán, para ver de primera mano cómo avanzan los trabajos de recuperación y conocer los programas que desarrolla el pueblo junto al gobierno para dar techo nuevamente a quienes perdieron sus casas.

El Huracán Ian, que cruzó la zona occidental de la isla como fenómeno de categoría 3, dejó afectadas más de 102 mil viviendas, de ellas, 13 mil totalmente derrumbadas, dejando miles de personas sin techo. La totalidad del tendido eléctrico colapsó y se perdió el 95% de las casas de curar tabaco, principal rubro exportable de esta región del país.

 Cinco meses después, en la provincia se observan aún vestigios de la destrucción, pero las tareas de recuperación van ganando terreno. El 100% de la energía eléctrica fue restablecida apenas 35 días después del paso de Ian y en los 11 municipios de la provincia se desarrollan hoy proyectos de vivienda para otorgar hogares a los damnificados.

“Llevamos alrededor de dos meses […] estamos construyendo estas casas de viviendas que son para los damnificados del ciclón; son 26 casas para 26 familias”, explica a CLARIDAD Armando Izquierdo Valdés, jefe de una brigada de constructores encargados de levantar un proyecto de viviendas para familias afectadas en el municipio de Pinar del Río.

Foto por Luis De Jesús Reyes

Las estructuras, hechas de madera y techo de zinc, se construyen utilizando materiales adquiridos por el estado cubano y donaciones llegadas desde el exterior. El proyecto se lleva a cabo en forma de urbanización, cerca de una de las vías principales del municipio y alejado de cuerpos de agua para minimizar daños en futuros eventos climatológicos.

Aunque las casas son de madera, el baño de la estructura se construye en concreto para que pueda servir de refugio en futuras tormentas. Si bien lo ideal sería hacer toda la casa en cemento, la falta de este material de construcción y la dificultad de adquirirlo libremente en el mercado internacional, impide hacerlo de esa manera.

Gracias a la solidaridad de varios gobiernos, así como organizaciones sociales y políticas de otros países, Cuba ha ido recibiendo poco a poco insumos necesarios para la reconstrucción de los daños.

“Cuba recibió el apoyo y la ayuda internacional en un ámbito muy amplio, desde materiales de la construcción, insumos del hogar, colchones […] pero fue un efecto muy fuerte, devastador, en el territorio nuestro”, sostiene Sergio Hernández Gil, intendente del municipio pinareño de Viñales, otra de las localidades más dañadas por el huracán.

En Viñales, principal zona de producción del tabaco cubano y con un número considerado de la población dedicado a la agricultura, se afectaron 5,590 viviendas, lo que equivale al 47% del fondo habitacional. Hoy apenas se ha recuperado el 30%.

Hasta esta localidad llegó recientemente una delegación del Proyecto Hatuey, una iniciativa liderada por la activista estadounidense Gloria La Riva y que aglomera a varias organizaciones y movimientos solidarios. A través de su gestión, grupos de varios estados de Estados Unidos y también de Puerto Rico hicieron llegar a la isla un contenedor cargado con 40 mil libras de ayuda humanitaria y materiales de construcción. La donación incluyó 19 mil libras de concreto, 18 mil libras de planchas de zinc, plantas eléctricas y herramientas.

Gestos solidarios como este, que no han parado de llegar a suelo cubano en los pasados meses, han permitido, de una forma u otra, burlar el bloqueo de los Estados Unidos y adelantar la reconstrucción de la provincia.

Para Yanquiel Peña Ramos, jefe de otra de las brigadas que trabajan en un proyecto de vivienda, está claro que “si no existiera el bloqueo, tendríamos más facilidades de adquirir las cosas” y pone como ejemplo que en la labor que dirige “tenemos afectaciones en la obra en la parte de hidrosanitaria, tenemos las piezas, pero no tenemos pega”, debido a la incapacidad de importar ese producto.

“Los pueblos nos pudiéramos ayudar más, pero hoy tenemos una traba específica. Estamos buscando soluciones pero es difícil buscar soluciones de esa manera”, sostiene.

A pesar de las trabas, el gobierno cubano hace lo posible por completar –con lo que tiene– las nuevas viviendas y hacerlas lo más cómodas posible para sus ocupantes. “Son viviendas muy confortables –asegura Peña Ramos– que van a tener un sistema de urbanización [y] que será muy bueno para las condiciones de vida de las personas afectadas por el ciclón”.

Para la entrega de los hogares a damnificados, las autoridades cubanas han desarrollado un programa gestionado por los gobiernos municipales en el que expertos visitan las casas de aquellas personas afectadas por el huracán, se evalúan los daños y se determina el tipo de ayuda en función de la urgencia de cada ciudadano.

“[La ayuda] puede ser por subsidio, o sea, el estado subsidia el 50% del costo de los materiales, o las personas pueden solicitar créditos para pagar a largo plazo el financiamiento”, detalla Omar Lemus, intendente del municipio Pinar del Río.

En Pinar del Río y Artemisa, las dos provincias más golpeadas por el huracán Ian, aún falta por hacer, el tiempo está en contra antes de que comience la nueva temporada de huracanes, pero las autoridades y la población trabajan sin pausa para su pronto restablecimiento y estar mejor preparados para futuros desastres naturales.

 

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