¡Más! ¡Peyé!: Nota para los 40 años de la Orquesta Criolla Nacional de Puerto Rico Mapeyé

Lillianys Medina Escobar / Especial para En Rojo

Les contaré de un gozo, a pesar de ser difícil o imposible. La Orquesta Criolla Nacional de Puerto Rico Mapeyé en su concierto de aniversario me ha tomado desprevenida en el cariño, como suele pasar con la música de aquí, entre la sorpresa y la tranquilidad. Sorpresa ante el virtuosismo, tranquilidad ante la remembranza nacional –los lazos sanguíneos del genio. Jamás había presenciado un concierto que a las dos canciones tuviera una ovación. Luego se hizo evidente después de tanta cosa construida, del canto incansable, de tanta alegría germinada en 40 años. El asedio de aplausos fue más frecuente a medida que se iban acumulando artistas en la tarima. Fue notable la curaduría del espectáculo/ceremonia/celebración en todos los detalles. Atendido cada momento, cada relato, cada persona nombrada –Ángela, Carmín, Isabel, Corretjer, Lucecita, Brunilda, entre otras– en relación a la producción musical de la orquesta. Entonces la conmoción se agarra de propósito, se saltan las lágrimas felices, se aúpa la creación a lo universal. Entre marumbas, paso dobles, danzas, guarachas, aguinaldos y todos los seis posibles, esos 40 años valen como un siglo. 

La sombra de sus sombreros no la pude ignorar, casi cubriendo un rubor. La unidad del grupo inscrita en las sonrisas al tocar. No se trató de personajes o de ornamentos; no se trata de lo estándar, de mercancía. Se trató de una presentación honesta en homenaje a lo eterno, lo que logra conjugar la memoria y lo venidero. Hablamos de música, ques más o menos un espíritu bienaventurado que llevamos dentro, que se descuella al escuchar algo que reconoce. De ella se aprende a volver instinto una emoción colectiva: “buscar el origen/ urgando a la historia/ allá en la memoria/ sigo a Borikén”… Algo así va el Canto Ancestral de Tonymapeyé. Múltiples intervenciones renovaron la noche: los trovadores, Chabela, Danny Rivera, Aníbal Ayala, Héctor Rafael Payán y muchos otros. (Si no fuiste, mala tuya). El Coro Nacional de Puerto Rico cerró el concierto con Verde Luz de Antonio Cabán Vale “El Topo”. Ya habrá quien hable de la aritmética, de los números que tiene en sus manos Edwin Colón Zayas, un santo de cuatro puertorriqueño. De la juventud intacta es mi dedicatoria, a leguas insuficiente; pero quiero darles las gracias a Tony Rivera, Carlos Martínez, Gilberto Ortiz, Joe Torres, Edgardo Aponte, Debora Rodríguez y Christian Pagán por la música. 

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