Providencia (Pupa ) Trabal

Pupa, Julio Vives Vázquez y Juan Mari Brás. Foto Archivo CLARIDAD

Especial para En Rojo

Tengo un claro recuerdo de Providencia Trabal cuando era una niña porque estudiaba en la Escuela Muñoz Rivera de Mayagüez en el mismo grado y salón que yo lo hacía. Años más tarde, cuando yo regresé a Mayagüez, ya graduado de abogado, me re-encontré con ella y esta vez yo era miembro del comité municipal de Río Piedras y Pupa del de Mayagüez. Así que volvimos a unirnos en ser ambos expulsados simultáneamente por un decreto de la cúpula pipiola. Fue entonces que, en reuniones preparatorias de los dirigentes de ambos comités expulsados del PIP, también con su esposo Néstor Nazario Grillo, porque ambos eran militantes independentistas. Esto sería en el año 1954.

Para esta época, ya todo Mayagüez conocía a Doña Pupa por ese apodo y se le reconocía como mujer de vanguardia, muy trabajadora y con capacidad para ejercer las tareas más diversas que pueda haber; desde la co-administración de la farmacia que empujaban con inmensos sacrificios ambos cónyuges, pasando por la atención de sus dos hijo(a)s, hasta una escuela de preparar alumnos para la obtención de la licencia de conducir vehículos de motor, y por si hiciera falta alguna vocación adicional para el trabajo voluntario, llegó a fungir como médium espiritista. Todo esto fue en el curso de pocos años y el multiempleo se combinaba, con la militancia independentista, primero en el PIP, en el que empezó –como muchos otros– su aprendizaje patriótico y más tarde en el Movimiento Pro Independencia.

En 1958, Pupa era una de las integrantes del Comité Municipal del PIP en Mayagüez, que presidía mi padre Santiago Mari Ramos. Ella había figurado como candidata a la Asamblea Municipal por dicho partido en una de las elecciones anteriores. Vivía, junto a su familia inmediata, en una espaciosa casa en la Calle San Vicente cerca de la plaza del mercado de la ciudad. En el patio de la residencia, que era bastante grande, ellos habían levantado una pequeña estructura de madera y zinc donde Pupa ejercía su ministerio espiritual.

Para fines del año 1958, la Junta de Directores del PIP expulsó del partido a los integrantes de dos de sus comités municipales, el de Río Piedras y el de Mayagüez. A la sazón decidimos convocar a los miembros del partido en ambos pueblos, así como a los que desde cualquier otro lugar del país quisieran unirse a nosotros para discutir qué hacer frente a la división provocada por los últimos sucesos dentro del Partido Independentista. Pupa Trabal y su esposo Néstor ofrecieron su casa para celebrar la reunión conjunta planeada. Decidimos que la misma se realizara en la fecha conmemorativa del nacimiento del más ilustre mayagüezano de todos los tiempos, Eugenio María de Hostos. Fue así como el 11 de enero de 1959 llegamos a la residencia de los esposos Nazario-Trabal un centenar de militantes independentistas, para dar curso a la discusión del problema planteado. La reunión se comenzó en el pequeño centro espiritista de Pupa, pero pronto los anfitriones ofrecieron mudarnos al interior de la casa, donde había en la sala y comedor, un espacio mucho mayor para acomodar a los que habíamos llegado allí. Luego de extensas deliberaciones que se prolongaron hasta las primeras horas de la noche, decidimos por unanimidad que dejaríamos a un lado cualquier lucha faccional dentro del PIP y comenzaríamos a organizar lo que llamamos una “nueva lucha de independencia”  desde  una organización no partidista que dedicara sus esfuerzos por completo a la promoción de la independencia entre los puertorriqueños y la búsqueda de apoyo para nuestra causa a nivel internacional.

Tanto Pupa como Néstor fueron, además de miembros fundadores del MPI, también de la primera de las misiones patrióticas que organizó el Movimiento, que fue la Misión Ramón Emeterio Betances de Mayagüez, la cual se reunía en su primera etapa en la casa de los esposos Nazario-Trabal. Es importante apuntar aquí que el hecho de que Néstor Nazario fuera un masón activo del Gran Oriente Nacional, organización en que se han nucleado desde los años cuarenta del siglo pasado los masones patriotas del país, ayudó extraordinariamente a expandir la matrícula de la Misión Betances, con personas muy relevantes en nuestras luchas como fue el caso de Don Rafael Cancel Rodríguez, padre de Rafael Cancel Miranda y por derecho propio uno de los mayores valores del Nacionalismo puertorriqueño. Pupa fue muy activa en el propósito de atraer los masones mayagüezanos hacia el MPI. Ella siempre ha estado vinculada a la masonería patriótica y por eso, cuando el Gran Oriente pudo superar las limitaciones machistas que vedaban la incorporación plena de la mujer a la masonería, ella es una de las fundadoras de la primera logia femenina puertorriqueña.

Pupa y Néstor, que eran dueños de la Farmacia Modelo en la Calle Post de Mayagüez, fueron imputados de sendos delitos graves tras la explosión de un artefacto de origen misterioso en la parte trasera de la farmacia y que resultó en la muerte de dos patriotas. El matrimonio fue defendido por un grupo de ilustres abogados de la época, incluyendo a José Rafael Gelpí y Yamil Galib.

Ambos fueron absueltos por el jurado en los delitos graves. A Néstor se le juzgó por otro delito menos grave consistente en la alegada posesión de un arma de fuego que tenía en una gaveta de la farmacia. Por ese delito, a Néstor se le condenó a seis meses de cárcel, que tuvo que cumplir en la cárcel de Distrito de Aguadilla.

Desde aquellos años de militancia mayagüezana, Pupa Trabal, su esposo y sus hijos Néstor Ricardo y Leidita han sido objeto de una de las cadenas persecutorias más largas y crueles que han sufrido miles de familias patriotas en este país por parte del gobierno de Estados Unidos, sus agencias y demás adláteres aquí, incluyendo el gobierno del llamado estado libre asociado.

Foto suministrada

Pupa tuvo que hacer frente a todas las obligaciones de familia durante la ausencia de su esposo. Lo hizo con el sentido de abnegación y perseverancia que siempre ha demostrado a lo largo de su vida. La familia se tuvo que mudar a San Juan, estableciéndose en una casa alquilada en la Calle Loiza. Pero la mudanza no menguó su militancia en la lucha patriótica ni su activa solidaridad con compatriotas y amigos que compartíamos juntos, en la hospitalidad de su hogar, alegrías y tristezas. Recuerdo que un grupo de mayagüezanos, también exilados en la capital, nos reuníamos en casa de los esposos Nazario-Trabal, a departir, discutir asuntos serios de la lucha y cuestiones menudas de la cotidianidad, amparados por ellos y en no pocas ocasiones alimentados con los platos más preciados de la cocina mayagüezana de la que Pupa es conocedora y practicante.

En San Juan no cesó la persecución contra Pupa y Néstor. En la farmacia que regenteaban en la Avenida De Diego de Santurce hicieron incursión nuevamente los agentes de la Policía y pretendieron otra vez acusar a los esposos por delitos fabricados, que esta vez no pudieron llevar a procesos judiciales.

Personalmente, no podré olvidar jamás que el hogar de los esposos Nazario-Trabal en Santurce fue el de mi estadía y refugio en distintos momentos de mi vida. Su casa santurcina, junto a la de Manrique Cabrera en Río Piedras, fueron las principales casas de protocolo del MPI y el PSP para los actos que organizábamos en recibimiento a personalidades del exterior que nos ofrecían activa solidaridad con nuestra lucha, como fue el caso del venezolano José Herrera Oropeza y su esposa Doña Ninfa, y del cubano Ricardo Alarcón y su acompañante José Antonio Arbezú en la ocasión única en que el hoy presidente del parlamento de Cuba pudo llegar a Puerto Rico. De igual manera, la casa de campo que ellos fabricaron en el barrio Guavate de Cayey, ha sido por largos años sitio de reunión y de celebraciones.

La muerte de su esposo Néstor – muy sentida por sus compañeros y amigos– no desvinculó a Pupa de sus afanes patrióticos ni del cultivo esmerado de la amistad con los que hemos compartido con su familia durante prácticamente toda la vida.

El reconocimiento que hoy le rinde CLARIDAD a Providencia Trabal es porque –como se expresa en la promoción del mismo que se hace en el periódico– “Pupa es para familiares, compañeros y hasta para sus adversarios, una mujer puertorriqueña, caribeña, latinoamericana, consecuente (en) toda una vida dedicada a la lucha por la libertad de su pueblo.”

Al unirme de todo corazón a este homenaje, dejo constancia de la inmensa gratitud que llevaré siempre en mis sentimientos más hondos por esta amiga y compatriota que tan altos esfuerzos ha dedicado a la patria que compartimos y tan imborrables huellas de amistad y solidaridad ha dejado en mi ser para siempre.

Reproducido de En Rojo, edición especial el 8 de marzo del 2006, dedicada a Providencia Trabal.

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