En Arecibo se construye en zonas inundables

 

CLARIDAD

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Nélida González se mudó de Canóvanas hace 11 años a la Urbanización Reparto Martell de  Arecibo buscando tranquilidad. La encontró a medias. Primero en  María y ahora Fiona, con ambas tormentas su casa se inundó y lo perdió todo.

Nos cuenta doña Nélida que cuando compró la casa  mediante un programa del Departamento de la Vivienda no sabía y nunca le dijeron que la urbanización estaba en una zona inundable. Fue con el paso de María que lo supo de primera mano. Además de las pérdidas de todo el mobiliario y enseres eléctricos que tuvo con el huracán hace cinco años, tuvo que poner toda la instalación de la electricidad de su propio bolsillo, ya que FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) se niega a proveerle ayuda por estar localizados en una zona inundable.  En ese momento FEMA le dijo que tenía que comprar un seguro para inundaciones.

“FEMA no quiere ayudar porque es zona inundable, y cuando pasó George, FEMA dijo que había que tumbarla”, es lo que sabe sobre la urbanización. La compra de un seguro dijo no le es posible, ya que vive del Seguro Social por incapacidad.

La urbanización Reparto Martell se encuentra en la salida número 10 del expreso 22. Antes de llegar a Martell se encuentra la comunidad Parcelas Rodríguez Olmo. Ambos sectores son objeto de inundaciones, ya sea en tormentas, huracanes o fuertes lluvias, debido a la combinación de las aguas del Río Grande de Arecibo, y el río Tanamá. La urbanización además está bordeada por la parte de atrás por un caño.

El reverendo Wilfredo Vélez,  arecibeño de toda la vida, confirmó a CLARIDAD que ambos sectores se han inundado por años y que, cuando María, poco faltó para que el agua cubriera las casas de Martell.  Nos confirma que, en efecto FEMA se niega a dar ayuda por estar en zona inundable. También expresó sorpresa de que doña Nélida pudiese haber comprado una casa en la urbanización porque desde los años  90, que hubo unas inundaciones grandes, la gente no puede vender las casas. Incluso la escuela María Cadilla de Martínez, localizada en la comunidad, fue cerrada “porque con María fue un desastre”, describió.

Doña Nélida contó que en esta ocasión con Fiona, todavía el lunes recibieron un segundo golpe de agua. Por supuesto, el día antes se refugió en casa de una amiga. La preparación principal que hace es coger todos los documentos y papeles importantes y preparar dos bultos. Uno para ella y el otro lo envía a su mamá en Canóvanas. Es impresionante ver cómo el agua que llegó hasta nueve pies dentro de la vivienda movió un enorme calentador a la sala, tumbó la nevera y, por supuesto, dañó camas y ropa.

A dos semanas del huracán, doña Nélida aún se encuentra en las tareas de limpieza de su hogar y tratando de salvar los materiales que tenía para impermeabilizar el techo, trabajo por el cual espera hace un año que el municipio cumpla con la prometida ayuda de mano de obra.

 

 

 

 

 

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